Disfrutar de una media de 300 días de sol al año es un privilegio inexistente para algunos países del norte de Europa, especialmente los nórdicos.
La falta de luz solar limita la vida social de sus habitantes y a la vez, tiene una relación directa con el estado de ánimo. Motivo que justifica la tendencia de estar más animado en primavera y verano, y lo contrario en los meses de otoño e invierno. La claridad contribuye a la activación, la alegría; en cambio la oscuridad conlleva a la tristeza.
En los países nórdicos se recomienda a sus habitantes que se expongan a luz solar con la intención de combatir el trastorno afectivo estacional, es por ello que las empresas más competitivas realizan estudios de iluminación en sus ambientes laborales a efectos de reducir el estrés ambiental y mejorar el rendimiento laboral.
Como nos afecta la luz solar
Rjukan, es un pueblo que queda al sur de Noruega en medio de un valle. Se encuentra rodeado de montañas por lo que durante seis meses el pueblo carece de luz solar.
En 2005, un residente de Rjukan y artista, Martin Andersen, decidió dar luz a su pueblo. El proyecto consiste en 3 espejos helióstatos, los cuales se mueven y giran sobre un determinado eje, orientándose en función de la altura del sol para capturar la luz solar directa y así, la reflejan directa a la plaza central.
Para la mayoría de los habitantes de Rjukan, este invento fue una gran mejora en sus vidas pues les permite quedarse en la plaza y socializarse con sus vecinos bajo la luz que les concede el sol.
Para la mayoría de los habitantes de Rjukan, este invento fue una gran mejora en sus vidas pues les permite quedarse en la plaza y socializarse con sus vecinos bajo la luz que les concede el sol.
Con este proyecto se puede demostrar cómo los efectos de la luz condicionan a los seres humanos, se pueden dividir en tres categorías: visual, emocional y biológica.
Los efectos visuales son conocidos y en parte han encontrado su camino en estándares y guías de luz. Los arquitectos y los artistas están muy familiarizados con los efectos emocionales. Por último, los efectos biológicos hacen referencia a la relación entre el tiempo y los ritmos de vida en la tierra, es decir, las actividades biológicas que suceden en el cuerpo humano durante el día, el ciclo circadiano.
La cronobiología, la disciplina de la fisiología que estudia los ritmos biológicos, ha explorado las relaciones entre el tiempo y los ritmos de vida en la tierra desde el siglo XIX. Los científicos han hablado de tres cronotipos, que se identifican principalmente por los hábitos del sueño:
Alondras. Cronotipo temprano. Personas que se levantan muy temprano, a menudo sin necesidad de despertador, y alcanzan su máximo de productividad hacia mediodía. Su ciclo es muy rápido, puede estar completo en un lapso de 23 horas. Sobre un 10 % de la población pertenece a éste tipo.
Búhos. Cronotipo tardío. Su máximo nivel de alerta les llega hacia las seis de la tarde y son muy productivos de noche. El ciclo puede extenderse hasta unas 26 horas. Un 20% de seres humanos se encuentra en este extremo.
Colibrí. El resto de los seres humanos, el 70%. Se ajustan mejor al ciclo noche-día.
Como se comenta anteriormente, cada ser humano temporiza su ritmo a una velocidad diferente, pero todos responden al ritmo del día y la noche.
La contraposición día-noche, claro-oscuro, puede contemplarse también como una continuidad cuantitativa entre la abundancia de luz y la escasez o la ausencia. Mientras que para otros seres vivos, sobre todo las plantas que dependen de la fotosíntesis, la luz solar es un proveedor de energía directo, los seres humanos experimentamos la luz ante todo como el medio que nos posibilita la percepción visual de nuestro entorno. Comparándonos por ejemplo con los animales, algunos de los cuales cuentan con sentidos del tacto, del olfato o del oído asombrosamente sensibles, el ser humano a través de la vista capta alrededor del 80% de nuestra información sensorial.
Nuestra vista, en el entorno natural, se somete a enormes diferencias de luminosidad, estas indican al cerebro, mediante la estimulación de los neurotransmisores, que está en presencia de luz, por tanto, se favorece la producción de serotonina y dopamina, las cuales activan y estimulan; o de ausencia de estímulos luminosos, por lo que se genera melatonina, la cual induce al sueño.
A la vez, el ciclo día-noche varía en función de la edad, a medida que se envejece el cuerpo deja de distinguir tan claramente la separación entre el día y la noche, se pierde la sincronía con los ritmos externos. De los 18 a los 20 años los requerimientos del sueño decrecen y se prolongan por siete u ocho horas, a partir de los 30 años, la calidad de sueño disminuye progresivamente, se duerme menos tiempo y se reduce la sensación de descanso. A los 70 años, cada vez se necesitan menos horas de sueño durante la noche.
En las sociedades del siglo XX-XXI, los ritmos naturales, es decir, el ciclo día-noche se ha alterado, debido a que muchas personas trabajan en turnos rotativos nocturnos o locales sin ventanas, por tanto se hace más uso del aporte de luz artificial. Comparado con los trabajadores diurnos, duermen entre 1 y 4 horas menos y el sueño es de menor calidad, 75% sufren importantes períodos de somnolencia.
Por tanto, está demostrado que la cantidad y la calidad de luz influye en nuestras vidas, pero lo hace de una forma inconsciente.
La luz artificial complemento de la solar
La necesidad de trabajo provocó que la población de las zonas rurales migrase hacía las ciudades, hecho que generó que la mayoría de las actividades se ejecuten en ambientes interiores, incrementando el uso de la luz artificial. Por tanto, la calidad de la iluminación es fundamental y significativa para la salud.
Actualmente, la tecnología LED permite el control del nivel de luminancia, la temperatura de color y la dirección de la luz, factores que logran simular la luz natural, permitiendo una mayor sincronización al ritmo circadiano de los seres humanos.
El espectro de la luz solar va variando a lo largo del día, presentando mayores componentes azules durante el día y más rojos durante la noche. Las señales de luz que registra el ojo humano se envían al cerebro, desde ahí se ordena la realización de algunas actividades fisiológicas, es decir, se induce al sueño en la noche y a la actividad durante el día.
La iluminación LED permite flexibilidad en la producción de espectros de luz, consiguiendo una imitación a los naturales. Además, garantizan una calidad en la reproducción cromática.
Un caso a destacar, donde la simulación del día y la noche mediante la luz artificial LED fue fundamental, tuvo lugar en la mina San José, en Chile, a unos 700 metros debajo de la superficie, en la cual quedaron atrapados 33 trabajadores. Se trataba de un rescate complicado de varias semanas, por tanto, simular las condiciones de día y noche era muy importante desde el punto de vista psicológico para mantener a los mineros en una rutina diaria.
Luz digital
La luz visible para el ser humano constituye tan solo un pequeño segmento del espectro de las ondas electromagnéticas. Entre la radiación infrarroja (380nm) y la ultravioleta (780nm) se sitúa la gama de ondas que el ojo es capaz de registrar.
La luz solar genera un espectro relativamente uniforme y, en consecuencia, posibilita una excelente reproducción cromática.
ERCO otorga gran importancia a una reproducción cromática excelente, con un Ra >90 para el blanco cálido y Ra >80 para el blanco neutro. En las luminarias LED con colores de luz blancos, ERCO renuncia a acentuar gamas espectrales concretas mediante la adición de LEDs de color. De este modo se logra una reproducción de colores natural y constante a lo largo de la vida útil.
Otra característica del LED a tener muy en cuenta es la facilidad para su control mediante un sistema de gestión de la iluminación. No solo se puede regular la intensidad de luz, si no que estamos en disposición de crear ambientes con color, o luz dinámica variando la temperatura de la luz dependiendo de la hora del día, o la estación del año.
Por tanto, la apariencia de un espacio puede ser modificada por medio de la luz, sin alterar el aspecto físico del mismo. La luz encamina la mirada, maneja la percepción y dirige la atención a los detalles. Mediante la luz se pueden distribuir e interpretar espacios, para acentuar áreas o lograr conexiones entre el exterior e interior. La distribución luminosa y el nivel de iluminación tienen una influencia decisiva en la percepción de la arquitectura.
La luz es esencial. La luz es poética. La luz crea ambiente y facilita la orientación. Desde siempre, las personas utilizan la iluminación como herramienta de diseño, a fin de crear espacios para el bienestar. ERCO entiende la luz como cuarta dimensión de la arquitectura. Esto significa atribuir a la luz una función creativa propia: modela espacios y objetos por medio de distintos niveles de luminosidad, y determina en gran medida la apariencia nocturna de la arquitectura.
Núria Bonavila. Departamento de Proyectos, ERCO Iluminación S.A.