¿Te has planteado cuál es el impacto de la llegada del coche autónomo en la industria de la iluminación? ¿Es el fin del alumbrado vial? ¿Cómo va a cambiar el alumbrado público? ¿Está la industria preparada para afrontar este desafío? ¿Va a generar nuevas oportunidades para el sector?
Ante las cada vez más numerosas informaciones sobre el coche autónomo y su inminente despliegue en los próximos años, es un buen momento para reflexionar en cómo el coche autónomo va a afectar a la industria y a las soluciones de iluminación en nuestras ciudades y carreteras.
La transformación de la ciudad
La profunda transformación que supone la llegada del coche autónomo a nuestras ciudades, va a cambiarlas físicamente de una forma que todavía no podemos imaginar.
La ciudad en la actualidad está pensada para el coche y el transporte por carretera. Aproximadamente un 25% de la superficie total del terreno en las ciudades se dedica a carreteras, las cuales, en la mayoría de los casos, están congestionadas. Si además tenemos en cuenta el espacio destinado para el aparcamiento de estos vehículos, las cifras son insostenibles para un bien tan preciado como es el espacio urbano. Solamente la eliminación del aparcamiento en la calle libera el 20% del espacio entre aceras que puede ser utilizado para otros usos.
Si la cantidad de espacio urbano que ocupan los coches nos parecen sorprendentes, el uso particular que hacemos del automóvil es escandaloso. El 97% del tiempo, nuestros coches están parados, y el 3% restante suele circular con una sola persona en su interior (en Madrid 1,2 personas/coche). Solo teniendo en cuenta esta realidad, es entendible toda la atención que está recibiendo el coche autónomo como posible solución de todas estas ineficiencias.
La liberación de todos estos espacios en las ciudades y la planificación de su uso es uno de los retos a los que las ciudades van a tener que hacer frente con la llegada del coche autónomo. ¿Qué hacemos con todo ese espacio urbano disponible? ¿A qué lo destinamos?. Estas son las cuestiones que actualmente se están planteando los urbanistas de todo el mundo y en la que están trabajando. Creación de zonas recreativas y de esparcimiento en las calles, aprovechamiento de los aparcamientos de los edificios y centros comerciales para otros usos, creación de nuevas zonas verdes, espacios para instalaciones deportivas, carriles bici. La enorme capacidad de reutilización creativa de todos estos espacios, es un desafío para el desarrollo urbanístico del futuro, que tendrá que realizarse de forma sostenible y centrado en el beneficio para los ciudadanos.
Si hasta ahora uno de los objetivos del alumbrado urbano es iluminar las calles para garantizar la seguridad vial, la llegada del coche autónomo va hacer que se redefina el alumbrado urbano para adaptarse a esta nueva realidad. Los coches autónomos no necesitan iluminación y esto va a suponer que la mayoría del alumbrado vial de nuestras carreteras se reduzca de forma significativa o incluso desaparezca. Ya se están explorando nuevos sistemas para que no hagan falta los semáforos y demás señales luminosas.
Por otra parte las necesidades de iluminación de estos nuevos espacios liberados, puede suponer un aumento significativo de la iluminación de nuestras calles. Tendremos una mayor cantidad de superficie, con diferentes usos, que necesitan ser iluminados. Eso puede suponer una oportunidad para el mercado de la iluminación exterior y el desarrollo de nuevas soluciones de iluminación adaptadas a las necesidades de cada espacio. Hay que tener en cuenta que este escenario presenta importantes desafíos, como el posible aumento del consumo energético en iluminación, con sus implicaciones económicas y medioambientales, o problemas asociados con la contaminación lumínica.
¿Los coches autónomos necesitan iluminación en la carretera?
«No Lights?, No Problem!». Así titulaba FORD una nota de prensa publicada en abril del 2016, donde mostraba sus últimos desarrollos en el coche autónomo de la compañía. Los resultados de las pruebas que realizaron, concluían que los vehículos podían circular sin ningún tipo de problema en completa oscuridad.
Esto se ha conseguido gracias al uso de la tecnología LIDAR (Light Detection and Ranging) en conjunto con mapas 3D, permitiendo al coche circular sin faros encendidos.
Al igual que nosotros utilizamos los ojos para ver la carretera y transferir estos datos visuales a nuestros cerebro, un vehículo autónomo tiene que usar una combinación de sensores para transmitir los datos captados del entorno al ordenador que lleva incorporado. Sin entrar en profundidad en los sistemas y tecnologías que equipan, podemos agrupar los sensores en 2 tipos: sistemas de captación visual mediante cámaras, y sistemas de detección mediante radar y LIDAR.
El sistema de captación visual se realiza mediante una serie de cámaras que toman el mismo tipo de información visual que el ojo humano. Con el suficiente número de cámaras los puntos ciegos se eliminan por completo. Mobileye, compañía de referencia en este campo, tiene en el mercado un sistema compuesto de 8 cámaras distribuidas por todo el coche, que permiten captar todos los datos visuales para su posterior procesamiento. El segundo tipo de sensores son los de detección de objetos que incluye el radar y LIDAR. Estos usan ondas de radio o pulsos de luz para escanear la carretera y detectar posibles obstáculos. El funcionamiento en conjunto de ambos tipos de sensores, es lo que hace que los vehículos puedan ser realmente autónomos. Por ejemplo, el coche autónomo de FORD, para circular en completa oscuridad, usa mapas 3D de alta resolución junto con el LIDAR para identificarse en el mapa en tiempo real.
El LIDAR es un componente vital en el desarrollo de los coches autónomos, ya que es el elemento que les permite «ver» en condiciones de absoluta oscuridad. El dispositivo mapa los objetos en 3D mediante haces de láser que rebotan contra su entorno inmediato (disparan aproximadamente 2,8 millones de pulsos de láser por segundo). La mayoría de empresas lo consideran como un elemento esencial, aunque hay raras excepciones, como Tesla, que ha decidido confiar únicamente en las cámaras y radares.
Los problemas con el LIDAR es que de momento son muy voluminosos (podemos identificarlos porque parecen una sirena giratoria montada en el techo de los vehículos) y con unos costes muy caros. Cada uno puede llegar a costar miles de euros y la mayoría de vehículos en fase de pruebas incorporan varios de ellos. Además bajo condiciones de lluvia intensa o nieve no son fiables, por lo que todavía falta desarrollo para que se convierta en un componente estándar en millones de coches.
Es muy posible que con la llegada de los coches verdaderamente autónomos haga que los niveles de iluminación en las carreteras desciendan o incluso no sean necesarios. Como hemos visto los coches no las van a necesitar, ahora la pregunta que nos podríamos hacer es: ¿Cómo ocupantes de un vehículo autónomo la vamos a necesitar?.
Mirando hacia el interior de los coches
El diseño de los coches se ha refinado durante más de 100 años, manteniendo unas constantes que se mantienen a lo largo del tiempo. En la iluminación la máxima estaba clara, iluminar hacia el exterior para poder ver y conducir con seguridad en condiciones de baja luz.
Al entrar en la era «sin conductor» todo cambia. Pasamos de centrarnos el iluminar el exterior en iluminar el interior. El foco se centra en la experiencia del pasajero. La CEO de GM, Mary Barra, cree que el coche podrá convertirse pronto en una segunda oficina. «Ya sea una segunda oficina o entretenimiento, creo que hay muchas oportunidades nuevas cuanto tienes a esas personas en el vehículo», dice Barra.
La iluminación interior de los coches autónomos tendrá que ser completamente funcional, adaptada a los diferentes usos que les vamos a dar a los vehículos (trabajo, entretenimiento, ocio, etc.). Las principales compañías de automóviles ya están integrando este concepto de iluminación en el diseño interior de los vehículos. MINI ha presentado un concepto de vehículo autónomo donde la iluminación interior cambia de color dependiendo de tu estado de ánimo. Rolls Royce por su parte presentó su nuevo modelo Phantom, con un techo interior compuesto de una serie de luces de fibra óptica que reproduce un cielo estrellado.
La iluminación interior va a ser clave en el coche del futuro. Todos los conceptos empleados en el diseño de espacios interiores se trasladarán a los vehículos, incorporando iluminación funcional, de acento y decorativa. Además, los nuevos conceptos de la iluminación centrada en las personas (Human Centric Lighting) podrán ser aplicados en los interiores de los vehículos, como ya están explorando algunas aerolíneas en sus aviones.
¿Y esto cuando va a llegar?
La tecnología de coches totalmente autónomos está actualmente en una fase crítica para su desarrollo. Desde hace algunos años, flotas de vehículos autónomos han estado circulando por vías públicas y, en la mayoría de los casos, coexistiendo sin ningún problema con el resto de conductores humanos y peatones. Estos éxitos nos pueden hacer pensar que su despliegue masivo está a la vuelta de la esquina, pero hay que tener en cuenta que casi todo los vehículos autónomos actualmente permitidos, están todavía bajo la supervisión directa de pilotos humanos y solo circulando en carreteras que han sido intensamente estudiadas y mapeadas en 3 dimensiones.
Los expertos suelen estar de acuerdo que actualmente (2017) estamos entre un 85% y 90% de automatización, siendo el 100% el coche completamente autónomo. El vicepresidente ejecutivo de Ford, Raj Nair, dice que el llegar a un 90% de automatización es relativamente rápido una vez que se entiende la tecnología que se necesita, pero que llegar a niveles del 96% o 97%, es complicado y se necesita mucho desarrollo.
Sin embargo, muchas informaciones y expertos apuntan al año 2020 como el del despliegue máximo del vehículo autónomo, con predicciones que apuntan a más de 10 millones de vehículos en las carreteras para esas fechas. Además cada vez más actores relevantes están implicados en la carrera para conseguir el nivel 5 de autonomía para ese 2020.
Hay que tener en cuenta que la autonomía no es una cuestión binaria, y mucha gente utiliza el concepto de coche autónomo para cosas diferentes. Por ello la SAE (Society of Automotive Engineers) ha definido 6 niveles de autonomía, desde el nivel 0, donde el conductor lo hace todo, al nivel 5, donde no se necesita ninguna intervención humana.
Todo parece indicar que los vehículos autónomos serán una realidad muy pronto. La tecnología avanza a velocidades nunca vistas, y es muy posible que se consiga el nivel de autonomía 5 en los próximos 3 años. Pero una cosa es que tenemos la tecnología disponible, y otra su despliegue masivo en las carreteras. Estos primeros coches completamente autónomos tendrán que hacer frente a numerosos problemas regulatorios, técnicos e incluso éticos que ahora no podemos anticipar. Aunque los más optimistas esperen que se produzcan todos esos cambios en la movilidad en las ciudades en la próxima década, previsiones más conservadoras fechan los cambios para después del 2030.
Uno de los factores que van a afectar en que la transformación hacia el coche autónomo sea gradual y dilatada en el tiempo, o disruptiva y en pocos años, tiene que ver con el modelo de implantación del vehículo autónomo: vehículos privados vs flotas.
A medida que los vehículos autónomos se conviertan en más habituales, un escenario que llevase a que su modelo de difusión fuese similar al actual como vehículos privados, la mayoría de problemas persisten o incluso empeoran. Es algo lógico, ya que pasaríamos de solo utilizar un 3% nuestro coche para utilizarlo mucho más tiempo, y con periodos de uso donde incluso no habría ningún pasajero en el coche.
El segundo escenario sería en el que nos olvidamos del esquema de propiedad y nos planteamos la movilidad como un servicio. Los vehículos pertenecerían a flotas que explotan los vehículos con niveles de racionalidad y eficiencia muy superiores a los que podemos esperar de una persona o familia, y donde todos los problemas anteriores desaparecerían.
Este último escenario, que parece el más probable, es el que hace que la disrupción sea total y que pueda llevarse a cabo en un menor tiempo. Empresas como Uber o Lyft, que se encargan de gestionar flotas de vehículos, basan su negocio en la futura llegada del coche autónomo. Además los propios fabricantes de coches están creando sus propias flotas y desarrollando modelos afines, lo que puede hacer que el futuro del coche autónomo este más cercano.
Oportunidades y desafíos para la industria de la iluminación
Con todo lo ya visto, es fácil imaginar el grado de disrupción que va a suponer la llegada del coche autónomo para el mercado del alumbrado público y vial. Y como toda disrupción va a suponer importantes desafíos y problemas, pero también enormes posibilidades para aquellas empresas y profesionales que lo sepan aprovechar.
La progresiva transformación que se va hacer en las ciudades, reconquistando todos esos espacios que actualmente ocupan los coches, será el fin del concepto de alumbrado público y vial actual, diseñado para iluminar las carreteras por donde pasan los vehículos. Un nuevo alumbrado público urbano surgirá para iluminar los nuevos usos que les demos al espacio liberado, con las oportunidades que esto ofrece al sector de la iluminación.
Un campo, donde la iluminación puede jugar un papel clave, es en las nuevas oportunidades que van a surgir en el mercado de los sistemas de comunicación entre el vehículo y el entorno. La tecnología Vehicle-to-Infraestructure (V2I) y Vehicle-to-Vehicle (V2V) van a ser fundamentales para el desarrollo del coche autónomo. Los vehículos se comunicarán con otros vehículos y con las infraestructuras que les rodean para garantizar la seguridad y la conducción autónoma del vehículo.
Un ejemplo ya actualmente implementado, de como esta tecnología V2I puede integrarse con soluciones inteligentes en la ciudad para mejorar el flujo de tráfico, es la tecnología presentada recientemente por AUDI. El coche se comunica con los semáforos para mostrar en el cuadro de mando una cuenta atrás de cuanto queda para que el semáforo se ponga verde.
Estos sistemas V2I pueden ser parte de la próxima generación de sistemas de control que incorporen las luminarias. La luminarias ya no simplemente darán luz, sino que también son generadores de información y datos, pudiendo ser conectadas a grandes sistemas de información.
Esto es un concepto clave que tenemos que tener claro: «las ciudades del futuro son datos». La idea de smart city tiene cada vez más que ver con la generación eficiente de datos para su gestión, proporcionados por los sensores desplegados en sus infraestructuras. Las empresas que tendrán más posibilidades de éxito en el futuro son aquellas que integren este en concepto en sus soluciones y servicios.
La garantía para que la iluminación juegue un papel fundamental en la era del coche autónomo es ofrecer funcionalidades y servicios más allá de luz. Los fabricantes de iluminación tendrán que hacer relevantes la infraestructura de iluminación, con el aporte de datos valiosos y usables para la propia ciudad y para el futuro desarrollo de nuevos modelos de negocio.
Esta visión no solo afecta a las empresas sino también a los equipos municipales. La gestión municipal orientada a los datos, es una tendencia que cada vez está más clara. Una visión del ayuntamiento como gestor de información en tiempo real, va hacer que los técnicos municipales tengan que transformar su perfil profesional para incorporar habilidades que antes eran más propias de otros entornos. ¿Estas preparado para la transformación?