Esta es la conclusión a la que han llegado investigadores tras un experimento de campo en una cadena de comidas casuales y múltiples estudios de laboratorio, en los que han demostrado que la luminancia de la luz ambiental (brillante versus tenue) influye en la medida en que los consumidores piden alimentos sanos y no saludables cuando van a un restaurante. Asimismo, han estimado también que la luz ambiental influye a su vez en las calorías totales compradas y consumidas.
¿Sabía que cenar en restaurantes poco iluminados se ha relacionado con comer lentamente y, en última instancia, en comer menos que en restaurantes más iluminados? Aunque la luz no afecta a la digestión, sí que influye en cómo y qué comemos.
Los nuevos hallazgos de investigación que se han publicado en el Journal of Marketing Research ilustran que los que cenan en restaurantes bien iluminados tienen aproximadamente un 16 a 24% más de probabilidades de pedir alimentos saludables que los que se encuentran en salas con poca iluminación.
La razón por la que ingerimos alimentos más saludables en espacios bien iluminados es porque nos sentimos más alertas.
Según los investigadores este efecto se debe principalmente al nivel de alerta de los comensales. «Nos sentimos más alertas en las habitaciones más luminosas y por lo tanto tienden a tomar decisiones más saludables y avanzadas», explica el autor principal de la investigación, Dipayan Biswas, PhD, de la Universidad del Sur de la Florida.
Para realizar el estudio, en primer lugar, los investigadores entrevistaron a 160 clientes de cuatro cadenas de restaurante diferentes. La mitad de los comensales, que estaban sentados en salones más luminosos, eran más propensos a pedir platos más saludables como pescado a la parrilla o al horno, verduras o carne blanca, antes que elegir otros alimentos menos saludables, como comida frita o postre. Asimismo, comprobaron que los que estuvieron en salones con poca iluminación consumieron un 39% más de calorías que los otros. Estos mismos resultados también se produjeron en otros cuatro estudios en los que participaron 700 estudiantes universitarios en total. Tras estos estudios, los investigadores concluyeron que la razón por la que ingerimos alimentos más saludables en espacios bien iluminados es porque nos sentimos más alertas.
La iluminación se utiliza para crear ambiente y mejorar la experiencia gastronómica, razón por la cual muchos restaurantes optan por luces débiles. Aunque, según comenta Brian Wansink, PhD, Director del Cornell Food and Brand Lab y autor de Slim by Design: Mindless Eating Solutions for Everyday Life (Delgado por diseño: soluciones sin sentido para comer en el día a día) “una iluminación tenue no es mala” ya que «a pesar de pedir alimentos menos saludables, en realidad la gente termina comiendo más lento, menos y disfrutando más de la comida».