La administración Trump vuelve a mostrar su poco compromiso contra el cambio climático y da marcha atrás a las normas de eficiencia energética que exigían el uso de bombillas mucho más eficientes para enero de 2020.
La medida, que pretendía eliminar de forma gradual al bombillas incandescentes y halógenas ineficientes a partir del 1 enero de 2020, es revisada por el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE) eliminando las exigencias de mayores niveles de eficiencia energética para la comercialización de este tipo de bombillas de uso general. Los argumentos que esgrima el gobierno de Trump es que estos cambios beneficiarán a los consumidores al mantener los precios más bajos.
La respuesta por parte de diferentes agentes y asociaciones del sector no se han hecho esperar y aunque la mayoría muestra su descontento por la medida tomada, la Asociación Nacional de Fabricantes Eléctricos de EE.UU (NEMA), mostró su apoyo a esta decisión, ya que entienden que no va afectar la rápida y continua adopción de la tecnología LED.
“Las bombillas LED representan en la actualidad el 70% de las ventas en la categoría de ‘Lámparas Generales’ en Estados Unidos. Debido a sus mejores prestaciones, como por ejemplo, tener una vida útil mucho mayor, se estima que para finales de 2019 el 84% de las lámparas sean LED y CFL, mientras que las bombillas incandescente se reduzcan hasta el 16%. Esta tendencia no se limita a las lámparas de servicio general. La mayoría de ventas de lámparas reflectoras son ahora LED, y casi la mitad de las ventas de lámparas decorativas son también LED. Los datos publicados por el DOE muestran como la iluminación ha sido la categoría de producto que más ha contribuido a la reducción del uso de electricidad en EE.UU en los últimos 18 años. Esta decisión tomada por la administración no afectará la continua y rápida adopción del mercado de la iluminación de bajo consumo en los próximos años”.
Por el contrario, un gran número de instituciones y actores del sector han mostrado su descontento con la medida tomada, que se suma a los múltiples acciones que el gobierno Trump ha realizado para debilitar una amplia de normas encaminadas para combatir el cambio climático.
Así por ejemplo, Andrew deLaski, director ejecutivo ASAP (Appliance Standards Awareness Project), hizo la siguiente declaración:
“No tiene ningún sentido eliminar los estándares de bombillas de bajo consumo que ahorrarán dinero a los hogares en las facturas de electricidad y reducirán las emisiones del cambio climático. Las bombillas LED son un producto probado y popular; es hora de que los estándares nacionales se pongan al día con la tecnología actual. En cambio, la administración Trump se está aliando con los fabricantes que desean seguir viviendo de bombillas obsoletas y que desperdician energía”.
Jennifer Amann, directora del programa de edificios del American Council for a Energy-Efficient Economy (ACEEE), agregó:
“En 2007, el Congreso desarrolló una serie de medidas iniciales para la transición a una iluminación eficiente desde el punto de vista energético para el 2020, y que contó con el apoyo de fabricante, consumidores y la administración. Los avances conseguidos por la tecnología LED, incluido la reducción de precios de las bombillas LED, han superado todas las expectativas establecidas en el 2007. Ahora es el momento de completar esta transición, avanzando con la implementación de estándares mínimos que aseguran ahorros en la factura de energía y permite la reducción de la contaminación, para benefico de los los estadounidenses”.
La transición hacia una iluminación eficiente
La legislación, que data del año 2007 durante la presidencia de George W. Bush, exigía la introducción gradual de nuevos estándares de eficiencia energética en los productos de iluminación. Los mayores estándares de eficiencia comenzaron en el año 2012, cubriendo sólo las bombillas tipo A, o tipo “pera”, que son las más comunes. Según lo ordenado por la ley, el DOE realizó posteriormente un análisis para determinar qué otras categorías de bombillas califican como “iluminación de servicio general” y deberían estar cubiertas por estándares más altos. Sobre la base de los datos de ventas, las características técnicas y otros criterios, se determinó que siete categorías adicionales de bombillas de uso común deberían cubrirse a partir de 2020. Asimismo se establecieron exenciones para otras 15 categorías de bombillas que no se usan con tanta frecuencia.
Según el análisis de ASAP y ACEEE publicado el año pasado, eliminar los estándares 2020 para todas las bombillas costaría a los consumidores estadounidenses hasta 14 mil millones de dólares anuales, lo que equivale a más de 100 $ de ahorro en gasto eléctrico anual por hogar. La reversión aumentaría las emisiones anuales del cambio climático en aproximadamente 38 millones de toneladas métricas por año, o aproximadamente la cantidad emitida por 8 millones de automóviles.