Las soluciones “como servicio” son atractivas. Potencian múltiples tecnologías, desde acceso a la nube y analíticas de datos a infraestructuras y sensores, y las integran en un entorno donde el todo es mayor que la suma de las partes. Así es como lo ve Current powered by GE para quien la energía como servicio es el modelo de negocio mas actual que esta cambiando la industria.
El modelo de soluciones “como servicio” esta basado en la sencillez: se escala fácilmente, reduce los problemas de la implementación, traslada las tareas de mantenimiento y gestión al vendedor, y permite un conocimiento más profundo de los procesos a través de servicios basados en el consumo que dan acceso a mejoras en la eficiencia y en los resultados.
La energía como servicio es el más reciente de los modelos de negocio “como servicio”, y está redefiniendo la forma que tienen las empresas de pensar en su relación con la energía.
Actualmente, la energía se considera un coste difícil de controlar, como un gasto necesario para que el negocio funcione. En el nuevo modelo de energía como servicio, las empresas modifican su relación con la energía de dos maneras significativas:
- Las compañías se están dando cuenta de la capacidad que tienen para reducir, producir y controlar el uso de la energía a través de la utilización de equipos financiados, que aseguran beneficios inmediatos en el cash-flow.
- Las empresas utilizan los sensores de los sistemas de iluminación inteligentes para alinear su gasto energético con con las métricas del negocio, como por ejemplo hablar de dólares por metro cuadrado en un pequeño comercio.
Estos dos cambios hacen que la energía deje de ser un coste y pase a ser un facilitador del negocio, que aprovecha el inmovilizado de la empresa como un activo que hace crecer el negocio.
A nivel mundial, el creciente consumo de energía está tensionando continuamente no sólo la red de suministro sino el coste empresarial. Se espera que el consumo mundial de energía crezca un 56% entre 2010 y 2040, y los precios de la energía están creciendo alrededor del 3-5% anualmente. La confluencia de estos factores hace que se favorezca el uso de modelos de energía distribuida (incluyendo la solar, o los ciclos combinados) donde la tecnología hace que los costes de implementación se reduzcan. También están incrementándose la adopción de soluciones energéticamente eficientes que reducen el consumo, y el uso de softwares de gestión energética que mejoran la productividad a un menor coste.
Al mismo tiempo, el “Internet de las cosas” (IoT) o, como decimos en el mundo industrial, el “Internet Industrial”, avanza rápidamente. Se espera que 50 billones de máquinas estén online en 2020, bombeando incesantemente datos operacionales y medioambientales en tiempo real. A medida que esto se expanda, es de esperar que las empresas hagan la transición de soluciones sobre el terreno a soluciones en la nube para adaptarse a estos cambios, y aprovecharse de ellos.
La convergencia de estas tendencias (el crecimiento de los modelos “como servicio”, la madurez del Internet Industrial, el influjo de nuevos datos operacionales y medioambientales, y el coste creciente de la energía) está preparando el escenario para que las empresas redefinan su mentalidad sobre el uso de la energía. Estas necesitan gestionar toda esta complejidad con soluciones holísticas y escalables que les permitan adaptarse a la velocidad del cambio, a la vez que les permiten ser más eficientes, ágiles y ecológicas. Y necesitan hacerlo sin romper la hucha. Sólo hay una forma de acceder a estos beneficios: la «energía como servicio».
Un mundo donde la energía mejora los resultados
La «energía como servicio» tiene sentido en muchos niveles. Cuando está bien hecho- y por bien queremos decir trabajar con un socio con capacidad de ofrecer soluciones (hardware y software), expertise en servicios, objetividad, y una estabilidad económica que asegure su presencia en el largo plazo- reduce la complejidad, los costes, se escala fácilmente, y consigue que los innovadores tengan las mejores y más recientes soluciones. Debemos pensar en la «energía como servicio» como una manera de simplificar- ya que traslada la responsabilidad (gestión, implementación de las actualizaciones, y la evaluación y selección de la última tecnología) al proveedor, hace que la empresa funcione mejor, y permite ahorrar dinero con poco o ningún gasto de capital.
Un comercio inteligente podrá aprovechar la infraestructura de ahorro de energía con sensores para «hablar» a los teléfonos inteligentes de los compradores y enviar un saludo personalizado o una oferta especial basada en compras anteriores ¿Y si esa misma infraestructura pudiera ayudar a escanear las estanterias del comercio, medir los tiempos de pago y envío, o localizar mercancía que faltase? ¿Qué tipo de eficiencias podrían generar?
Ahora imagine el mismo escenario en un hospital, donde los sensores podrían realizar un seguimiento de los equipos médicos, las prácticas de higiene del personal médico, y enviar información o recetas personalizadas a un paciente.
O imaginar una ciudad en la que los LED no sólo ahorran energía sino que dirigen a los conductores hacia espacios libres de estacionamiento, ofreciendo a las ciudades una forma de incrementar los ingresos por aparcamiento. Y esa misma infraestructura energética podría ayudar a controlar el tráfico o medir la calidad del aire para ayudar en la planificación de la ciudad, o incluso informar de accidentes automovilísticos a los servicios de emergencia en el mismo instante en el que ocurren.
Estamos en un momento trascendental en la gestión de la energía, en el que todas las piezas se unen para transformar su papel en la empresa, impulsando nuevas eficiencias, modelos de negocio y cadenas de valor. Al mismo tiempo, se espera que el gasto de hardware en el Internet de las cosas exceda de $ 2,5 millones por minuto. Necesitamos una manera de gestionar eso.
Necesitamos una manera de capitalizarlo. ¿Por qué no hacer las dos cosas de forma que realmente impulse a los negocios? Ha llegado la hora de la «energía como servicio».