La semana pasada, la Comisión Internacional de Iluminación (CIE) ha publicado su posición sobre el controvertido tema de los posibles riesgos de luz azul y su influencia en la salud de las personas. Este nueva declaración de posición se une al dictamen final de la Comisión Europa emitido el pasado verano, donde se declara como “no hay evidencia de ningún efecto adverso en la salud en seres humanos producido por exposición ocasional a la radiación óptica en los límites de exposición marcados por las normas y reglamentos. Estudios experimentales han mostrado que los límites del peligro a la exposición de riesgo de la luz azul no se sobrepasan en condiciones razonables de utilización. Además los niveles de exposición son, a menudo, menores que los experimentados mirando al cielo azul”.
La CIE considera que el “riesgo de luz azul” no es importante para las fuentes de luz blanca utilizadas en el alumbrado general, incluso para aquellas que están enriquecidas en el espectro azul; sin embargo, se aconseja precaución para las posibles circunstancias que puedan ocurrir durante muchos días, si la exposición continua a la radiación óptica se aproxima al límite de exposición del BLH. De hecho, ese nivel de exposición debe evitarse. Tal exposición es poco probable para fuentes de luz blanca, pero puede ser posible con fuentes que emitan principalmente luz azul.” Posición de la CIE respecto a los riesgo de la luz azul.
¿Qué es el “Riesgo de luz Azul”?
Durante los últimos años ha habido mucho controversia acerca de los riesgos para la salud de las personas como consecuencia de la luz emitida por la iluminación LED y que se pueden englobar dentro del término “riesgo de luz azul” o “blue light hazard (BLH). La CIE señala cómo este término debería utilizarse solamente cuando se considera el riesgo fotoquímico para los tejidos retinianos del ojo, generalmente asociados con miradas directas a fuentes brillantes como son el sol o los arcos fotovoltaicos, y no se debe utilizar cuando se hace referencia a la interrupción del ritmo circadiano o al trastorno del sueño. En este ambito la CIE ya ha emitido una declaración de posición sobre los efectos no visuales de la luz en el año 2015.
El término incluye la palabra “azul” en la definición porque el riesgo de daño fotoquímico es dependiente de la longitud de onda, teniendo el máximo en el rango azul del espectro de radiación óptica, entre 435 nm y 440 nm. Los LEDs utilizados en iluminación general emiten luz blanca, la cual incluye normalmente una proporción de luz a longitudes de onda que son relevantes para el problema del BLH. Cuando mayor sea la temperatura de color del LED mayor será su componente de luz azul, algo que es general para todo tipo de fuente de luz, de hecho el límite de proporción de la luz azul peligroso de las lámparas incandescentes y lámparas LED utilizadas para iluminación general, son similares para iguales temperaturas de color. La CIE señala como “estudios experimentales han mostrado que los límites del peligro a la exposición de riesgo de la luz azul no se sobrepasan en condiciones razonables de utilización. Además los niveles de exposición son, a menudo, menores que los experimentados mirando al cielo azul”.
Estudios en condiciones inusuales
La CIE en su declaración hace referencia a cómo ha habido una serie de estudios, con una amplia cobertura en los medios de comunicación, que afirman observar efectos adversos provenientes de las fuentes de luz blanca y que en su mayoría se “realizan en condiciones inusuales” que incluyen:
- exposición prolongada
- LEDs de temperatura de color alta (p.e. un componente azul muy elevado)
- exposiciones significativamente mayores que las expresadas como límites en el ICNIRP
- fijación de las fuentes de luz
- la utilización de modelos de animales nocturnos o de células humanas in vitro.
Y establece la siguiente consideración: “Es fundamental indicar que una fuente de luz blanca que emita luz azul a niveles suficientes para acercarse al límite del peligro de exposición a la luz azul debe ser extremadamente brillante, produciendo también deslumbramiento, y que tales fuentes no suelen estar en ambientes habituales. También, que la iluminación con una muy alta temperatura de color se percibe por la mayoría de las personas como desagradable e incómoda, especialmente en la iluminación doméstica. Se sabe que durante una situación de iluminación normal experimentamos exposiciones transitorias a altos niveles de luz, y podemos tener muchas de esas exposiciones por día. Sin embargo, la acumulación de estas exposiciones durante el día no supondrá exceder los límites aceptables de exposición”
Conclusión y posicionamiento
Finalmente la CIE considera que el “riesgo de luz azul” no es importante para las fuentes de luz blanca utilizadas en el alumbrado general, incluso para aquellas que están enriquecidas en el espectro azul; sin embargo, se aconseja precaución para las posibles circunstancias que puedan ocurrir durante muchos días, si la exposición continua a la radiación óptica se aproxima al límite de exposición del BLH. De hecho, ese nivel de exposición debe evitarse. Tal exposición es poco probable para fuentes de luz blanca, pero puede ser posible con fuentes que emitan principalmente luz azul.
También hace una consideración en cuanto a la exposición a los ojos de los niños. “Incluso si no se excede el límite de BLH, las fuentes que emiten principalmente luz azul pueden ser demasiado brillantes para los jóvenes. Por esta razón, no se recomienda la utilización de lámparas indicadoras o de señalización azules para juguetes y otros dispositivos que puedan ser vistos por niños. Cuando se utilicen fuentes de luz azul en dichos productos, el límite de exposición de la luz azul debe reducirse por un factor de 10. Esto es incluso más importante en fuentes de luz que emiten radiación violeta o violeta extremo.”
Puede consultar la declaración completa en el siguiente enlace.
http://files.cie.co.at/CIE%20PS%20BLH_ES.pdf
Dictamen de la Comisión Europea sobre los potenciales riesgos para la salud humana de los LED
La Comisión Europea y su Comité Científico de Salud, Medio Ambiente y Riesgos Emergentes (SCHEER), público el verano pasado su Opinión Final sobre los potenciales riesgos para la salud humana de los Diodos Emisores de Luz (LED).
Después de un periodo de 3 años, donde se ha llevado a cabo una profunda revisión de las investigaciones publicadas junto con la puesta en marcha de varias consultas públicas, el Comité Científico concluyó que:
- No hay evidencia de efectos adversos directos para la salud de los LED en el uso normal (lámparas y pantallas) por parte de la población general sana.
- Los niños tienen una mayor sensibilidad a la luz azul y, aunque las emisiones pueden no son perjudiciales, los LED azules pueden ser deslumbrantes para los niños pequeños.
- Las personas mayores pueden experimentar incomodidad por la exposición a la luz que es rica en luz azul
- Existe un bajo nivel de evidencias sobre cómo la exposición a la luz al anochecer, incluida la proveniente de la iluminación LED y/o las pantallas que puede impactar en el ritmo circadiano. Sin embargo, aún no está claro si esta alteración del sistema circadiano conduce a efectos adversos para la salud.
No hay evidencia de que el público en general esté en riesgo de efectos adversos directos para la salud de los LED cuando las luces están en uso normal. Sin embargo, no hay suficiente investigación sobre los efectos en la salud de la iluminación LED y muchos temas deberían investigarse más a fondo, particularmente los efectos del parpadeo. Dado que el uso de la tecnología LED aún está evolucionando, el SCHEER desea que se controle continuamente las luces LED y cualquier riesgo para la salud que puedan representar para el público en general.” Opinión final de SCHEER