Paula Lamo Anuarbe, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
En un mundo cada día más digitalizado e interconectado, la preocupación por la ciberseguridad aumenta cada vez más entre los usuarios.
Meses atrás, el colapso mundial de Microsoft dejó a millones de usuarios sin acceso a herramientas críticas en miles de empresas públicas y privadas. Este incidente nos muestra la vulnerabilidad de nuestros sistemas y la necesidad urgente de adoptar soluciones seguras.
Como sociedad, nos dirigimos hacia una realidad en la que todos nuestros dispositivos electrónicos, tanto en casa como en el trabajo, se comunican entre sí sin ningún coste adicional.
Pero nos preocupa cada vez más la protección de nuestros datos personales y la autenticidad de los productos que compramos con un solo clic. ¿Cómo logramos esto?
Están apareciendo en el mercado diferentes opciones tecnológicas para abordar el problema y una de las más prometedoras es IOTA.
¿Qué es IOTA?
Imagine que en su barrio todos los vecinos se ayudan mutuamente haciendo pequeñas tareas. Para llevar un control, tienen una libreta común donde se escriben todas las tareas que se hacen y quién las hace.
No hay jefe ni responsable de la libreta. Cuando alguien termina una tarea, escribe lo que ha hecho y ayuda a redactar las tareas que han hecho otros vecinos.
Trabajando así, no necesitan pagar a nadie porque todos colaboran en la administración de la libreta y es muy difícil hacer trampa sin que los demás lo noten. Esta es la forma en la que trabaja IOTA,una tecnología de registro de transacciones distribuido.
¿Funciona igual que blockchain? No. Las transacciones en blockchain se agrupan en bloques y se añaden una detrás de otra. Imagina una fila de personas esperando para entrar al cine por una única puerta. Solo pueden acceder de una en una, mostrando su tique a la entrada. Así que, si una se retrasa, se retrasa toda la fila.
Esto hace que el proceso sea lento y caro, porque requiere mucha energía. IOTA, sin embargo, actúa como una red. Imagine a estas mismas personas accediendo al cine a través de muchas puertas diferentes al mismo tiempo y que, además, cada persona ayuda a otras dos para entrar más rápidamente.
El sistema es más rápido así. No consume tanto tiempo ni tanta energía. Por eso IOTA es ideal para conectar rápido y sin costes añadidos muchos dispositivos y realizar muchas transacciones a la vez en el Internet de las Cosas (IoT).
Ciberseguridad y trazabilidad de productos
Una de las mayores preocupaciones del IoT es la seguridad. Cada dispositivo conectado supone un posible punto de acceso para los hackers. Usando sistemas como el de IOTA, en los que cada transacción debe ser validada por diferentes nodos, se consigue que sea mucho más difícil para los atacantes comprometer el sistema.
Y esta es una característica muy atractiva para llevar a cabo la trazabilidad de los productos. Imagine que compra una chuleta de vaca y que puede rastrear la información del animal y todo el proceso que ha seguido la chuleta desde el campo hasta su mesa.
O que puede conocer, al comprar una botella de vino, la ubicación de la vid que lo produjo, qué tecnologías y métodos se utilizaron en su elaboración, el tiempo y tipo de barrica en la que estuvo y hasta quién y cuándo lo embotelló y lo llevó hasta la tienda en la que usted lo compró.
Con este sistema, se puede garantizar la frescura, calidad y denominación de origen del producto, prevenir fraudes y mejorar la transparencia. Algo cada vez más demandado por los usuarios hoy en día.
Identidad digital europea
La Comisión Europea está trabajando en la implementación de una identidad digital segura para los ciudadanos europeos y ha elegido a IOTA para el Sandbox Europeo de Blockchain en 2024. ¿En qué se traduce esto?
Piense en que su pasaporte o documento de identificación convertido a un formato digital que es posible manejar directamente desde su teléfono. Usando IOTA verificamos quién es sin necesidad de compartir toda su información personal. ¿Cómo?
Si, por ejemplo, necesita alquilar un coche, con IOTA solo tendría que escanear su teléfono y, de forma muy rápida, el sistema de alquiler confirmaría su identidad sin revelar otros detalles adicionales como su dirección personal o su fecha de nacimiento.
La nueva normativa europea obliga a los países a que la cartera digital esté disponible para todos los ciudadanos europeos en 2026. Y con esta tecnología se puede desarrollar esta identidad digital protegiendo la privacidad y la seguridad de los datos personales.
¿Cuál es el futuro?
El futuro de IOTA no se detiene en el IoT o la identidad digital. Se puede implementar en infinidad de sectores.
En salud, por ejemplo, podría utilizarse para el intercambio seguro de datos médicos entre diferentes hospitales para mejorar la atención del paciente.
Y en logística, se podría asegurar la trazabilidad completa de los envíos desde el fabricante hasta el comprador final, reduciendo las pérdidas y los fraudes.
Paula Lamo Anuarbe, Directora académica del Máster de Internet de las Cosas, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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