La Industria 4.0 está incorporando las tecnologías digitales a través de los conocidos “habilitadores digitales”, cuyo objetivo principal es potenciar al máximo las posibilidades que la nueva industria ofrece gracias al IoT y los sistemas ciberfísicos.
Según el último Barómetro Global de Innovación, medición publicada anualmente por General Electric, el 85% de los ejecutivos encuestados cree que las innovaciones de los sistemas ciberfísicos, protagonistas de esta nueva industria, serán beneficiosas. Algunas de estas mejoras son: una mayor capacidad de comunicación de los sistemas, escalabilidad, autonomía y una mayor seguridad, entre otros. Así, el 64% está dispuesto a innovar y a asumir los riesgos que esto conlleva.
Sin embargo, la cuarta revolución industrial no se fundamenta exclusivamente en la continua innovación y mejora de tecnologías independientes, ni tampoco supone un cambio de paradigma radical. Por el contrario, se trata de una transición basada en la convergencia de tecnologías y en la búsqueda de las posibles sinergias entre todas ellas.
El Big Data, la inteligencia artificial, el machine learning, las últimas tecnologías digitales de comunicación, algoritmos y robótica se unen para dar lugar a los sistemas ciberfísicos, que combinan sistemas físicos con software de última generación y que van a situarse en el epicentro de este cambio industrial. En esta línea, el IoT jugará un papel fundamental a la hora de catalizar el enlace entre todos estos elementos, que van a trabajar hacia objetivos comunes en sus respectivos sectores.
A la hora de comunicar todos los elementos de la forma más inteligente y efectiva, va a ser clave la conectividad elevada a su máximo exponente, que va a dar lugar a la automatización de procesos. Es decir, a nivel industrial esta nueva fase de transformación digital pretende dar acceso desde cualquier lugar a información detallada sobre el proceso, estado y eficiencia de las instalaciones, de cualquier tipo máquina e incluso de cualquier componente de la misma. Todo esto dará lugar a un funcionamiento más preciso, eficaz y eficiente que nunca, y por todo ello, más seguro.
Eaton, líder en gestión de energía a nivel global, fija la seguridad de las personas en el centro de su estrategia y de todas sus acciones. Así, la compañía está focalizando sus esfuerzos en el diseño de máquinas seguras que se enmarquen en el contexto de una instalación que también lo sea. Para ello, Eaton cuenta con una amplia gama de productos que pueden ser conectados a su sistema de cableado inteligente o smartwire, preparado para cumplir con los requisitos de integración de la industria 4.0, a través de la condición previa a todo ello: el IoT.
En entornos industriales el Internet de las cosas hace referencia a la conexión de los componentes que conforman una máquina o sistema, entre otros: arrancadores de motor, convertidores de frecuencia y sensores. Gracias al smartwire de Eaton todos estos componentes se “convierten” en objetos conectados en el armario de control y la sala de máquinas. Eaton se adapta así a la industria 4.0 a través de su cableado inteligente que permite que máquinas y sistemas estén preparados para IoT y logra, de este modo, ofrecer una información detallada y completa del conjunto de procesos, a través del análisis de lo que cada sistema comunica: desde controles hasta sensores. En consecuencia, es posible el correcto mantenimiento y diagnóstico de todos los componentes del sistema.
Entre los productos de Eaton que ofrecen la posibilidad de conectarse al smartwire, se encuentra el protector de motor electrónico PKE, que no necesita alimentación externa, o los contactores de la compañía, que activan y desactivan las máquinas cuando es necesario, de forma inteligente.
Cada uno de los productos de Eaton está preparado para el IoT y, por ende, para las fábricas inteligentes, protagonistas de la industria 4.0, que está permitiendo un análisis del ‘data’ cada vez más exhaustivo y en tiempo real que permite garantizar la seguridad (de personas y equipos), mejorar la productividad, los procesos, la eficiencia energética y las tareas de mantenimiento y disponibilidad entre otras potenciales aplicaciones.