GBCe con el apoyo y patrocinio de la empresa H.A.U.S. Healthy Buildings ha elaborado un informe para abordar la interacción entre individuos y edificios e identificar cómo estos afectan al bienestar y salud de las personas en cada una de sus actividades cotidianas. El trabajo se concibe como un punto de partida que permita impulsar mejores prácticas, impactando en el sector y la sociedad y, a largo plazo, influya en la reglamentación en materia de edificación, pliegos de contratación, o como herramienta para la evaluación de proyectos en procesos de selección o certificación.
El informe que lleva como título “Salud, espacios y personas” ha contado con la participación de expertos en medicina, salud en la edificación y pobreza energética como Ceferino Maestú, director del laboratorio de Bioelectromagnetismo del Centro de Tecnología Biomédica de la UPM o Daniel Vilavedra, WELL AP, BREEAM Asesor, DGNB Auditor y director de Ecopenta.
Estructurado en seis capítulos, el informe aborda la relación de las personas con el entorno construido y cómo este afecta a funciones vitales como la respiración, alimentación, descanso o movilidad.
Una vez establecidas las premisas en las que los expertos basan la influencia fisiológica de los edificios, el informe aborda las pautas y medidas que deben tomarse en el proceso de diseño y construcción e, incluso, fin de vida del edificio. “Este trabajo de analizar pormenorizadamente cuáles son las intervenciones más adecuadas sobre un edificio para ver cómo pueden mejorar la salud de sus habitantes es lo más novedoso de este informe. Desde un principio, el grupo de trabajo tenía claro que no quería solo realizar una fotografía de la estrecha relación entre edificios y salud, sino dar herramientas a los agentes del sector para que sus intervenciones redunden en una mejora del bienestar y la salud de la población”, asegura Bruno Sauer, director general de GBCe y miembro del equipo de trabajo.
Otro aspecto novedoso en el enfoque de este informe es que no se limita a realizar recomendaciones en la fase de diseño del edificio o en el momento de su uso, con la posibilidad de realizar rehabilitaciones energéticas que mejoren las prestaciones de salubridad de un edificio. “Además de factores como la elección del emplazamiento o la concepción técnica del proyecto, pasando por su ejecución, hemos querido recoger el conocimiento sobre cómo el uso y mantenimiento de los edificios e, incluso, su demolición y desmantelamiento, influyen en la salud de las personas”, afirma Sauer.