El ámbito educativo superior español necesita urgentemente impulsar la tasa de empleabilidad de sus egresados universitarios. Según el último ránking de empleabilidad realizado por Quacquarelli Symonds (QS), entre las 200 primeras universidades del mundo con mejores tasas, únicamente figuran ocho instituciones educativas españolas. Según un estudio del INE, en España determinadas carreras cuentan con una tasa de paro cercana o superior al 40%. Algunos de los ejemplos los encontramos en Filología Francesa (42,1%), Filología Árabe (41,1%) o Ciencias del Mar (38,3%). Paradójicamente, según un informe de la consultora Adecco, existe un déficit de profesionales en el ámbito de las TIC cercano a los 350.000 trabajadores
Todos estos datos revelan la imperante necesidad de orientar la educación en esta línea. No es comprensible que cuatro de cada 10 licenciados de determinadas carreras universitarias estén desempleados mientras que en otra rama existe un déficit y una demanda creciente de profesionales.
Así, se requiere de políticas educativas adecuadas que fomenten la formación tecnológica de los jóvenes españoles, cuyo proceso de aprendizaje arranque en la etapa de formación básica. España se está quedando atrás a la hora de relacionar la educación con la nueva era digital. De hecho, según estudio de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, únicamente el 5% de los alumnos de Primaria dispone de dispositivos digitales para programar en clase y sólo un 16% de los que cursan Secundaria sabe utilizarlos.
¿Qué medidas posibles se deberían implementar? Siguiendo las líneas previamente introducidas por organismos internacionales como la OCDE, la Comisión Europea, el Banco Mundial o compañías como Telefónica, se podría introducir más materias relacionadas con las TIC en los programas educativos, fomentar el uso de nuevas herramientas y tecnologías, impulsar la digitalización de las aulas y el aprendizaje interactivo y práctico a través de las TIC o formar al profesorado.
Y aunque es cierto que se han tomado tímidas medidas, como la implementación en el curso escolar 2016/2017 de la asignatura Tecnología, Robótica y Programación, de la mano de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, no es suficiente. Si se quiere revertir la situación actual, el Gobierno central y sus órganos representativos deberán proveer a las instituciones educativas de los recursos necesarios para no quedarse atrás en este camino hacia la digitalización.
La nueva era digital ha transformado de lleno las estructuras económicas, empresariales y sociales, caminar de la mano de la innovación ha dejado de ser una opción, es, más bien, una obligación.
Este artículo fue publicado originalmente en http://www.elmundo.es/