El efecto de la contaminación lumínica sobre los insectos es un problema creciente sobre el que numerosas investigaciones han estado alertando y que desde smartlighting hemos dado eco con la publicación de sus resultados. Sin embargo, los efectos de la luz artificial en la noche en los insectos acuáticos, que pasan sus fase larvaria (insectos anfibios) o todo su ciclo de vida (insectos totalmente acuáticos) en aguas dulces está realmente poco estudiado.
Una nueva investigación del Instituto Leibniz de Ecología del Agua Dulce y Pesca Continental (IGB) muestra como las actuales estrategias para reducir el impacto de la contaminación lumínica no va lo suficiente lejos en la protección de las especies de insectos acuáticos.
Los resultados muestran cómo los insectos acuáticos se ven atraídos por la luz, sin embargo, de una forma diferente con respecto a los insectos voladores. Mientras que muchos de los insectos voladores son particularmente sensibles a la luz azul de onda corta, la mayoría de especias acuáticas parecen sentirse atraídos por la luz de onda larga.
Atracción bajo el agua
El equipo de investigación, liderado por Franz Hölker, ha realizado numerosos estudios donde se ha podido mostrar la influencia de la luz artificial en la noche sobre los insectos voladores y terrestres. Ahora han investigado a fondo el efecto de la contaminación lumínica en los insectos acuáticos- Esto es especialmente relevante, ya que actualmente, las aguas interiores se ven particularmente afectadas por la contaminación lumínica, ya que las orillas de los ríos y lagos a menudo están densamente construidas y brillantemente iluminadas por la noche.
Para estudiar el efecto, los investigadores tuvieron que ir a donde todavía está realmente oscuro por la noche. En el Westhavelland Star Park, cerca de Berlín, instalaron trampas submarinas para insectos en zanjas de agua e instalaron luces de diferentes longitudes de onda. En concreto se compararon cuatro tipos de luces casi monocromáticas (azul, verde, rojo y amarillo), en dos intensidades de luz fotópica diferentes en un sistema de zanjas, donde no estaban expuestos a la luz artificial en la noche anteriormente.
Similar a las etapas de vuelo de los insectos ( acuáticos y terrestres), los investigadores encontraron una fuerte fototaxis positiva en las etapas de la vida acuática:
“En las áreas de agua iluminadas encontramos significativamente más insectos en las trampas que en las no iluminadas. Esto demuestra que el efecto de atracción de la luz artificial se siente incluso bajo el agua. Los insectos afectados se ven perjudicados en su búsqueda de alimentos y parejas, volviéndose presas más fáciles para las especies depredadoras”, explica Franz Hölker.
Insectos terrestres y acuáticos: no en la misma longitud de onda
Muchos insectos voladores son particularmente sensibles a la luz azul de onda corta y, como tales, las campañas para proteger a los insectos contra la contaminación lumínica se han centrado en reducir las longitudes de onda de luz azul en las farolas. Sin embargo, los investigadores encontraron que los insectos acuáticos no exhiben esta preferencia, y como tal, las estrategias actuales de mitigación de la luz azul pueden no ser suficientes.
“La mayoría de las especies de insectos acuáticos parecen sentirse atraídas por la luz de onda larga en lugar de la luz de onda corta”, explicó Franz Hölker.
Las condiciones de luz en el agua no son las mismas que en tierra. El cuerpo de agua actúa como un filtro óptico, alterando el espectro de la luz y su intensidad. Por ejemplo, si hay materia orgánica en el agua y esta se vuelve más turbia. La luz azul de onda corta en particular se atenúa a medida que aumenta la distancia desde la fuente de luz.
En general, los efectos de las longitudes de onda en el centro del rango visible ( verde, amarillo – 500-600 nm) fue significativa para todos los órdenes de insectos acuáticos estudiados, y los efemerópteros no respondieron en absoluto a la luz azul. Esto es probablemente debido a una adaptación a cómo se atenúa la luz en los sistemas de agua dulce, donde no solo el agua en sí, sino también una variedad de contituyentes ópticos actúan como filtro de color, filtrando la luz de longitud de onda corta.
Por lo tanto, los insectos que viven en cuerpos de agua dulce a menudo viven en entornos dominados por longitudes de onda más largas y, por lo tanto, pueden ser especialmente sensibles a la luz verde/amarilla. Esto hace que deberían tenerse en cuenta las diferentes sensibilidades espectrales de los insectos acuáticos y voladores a la hora de planificar la iluminación cerca del agua dulce.
“Para la protección de los insectos voladores, recomendamos reducir la fracción azul de la luz, pero esto no ayuda a los insectos acuáticos según nuestro estudio. Por lo tanto, sin duda tendría sentido que la iluminación en los cuerpos de agua se debería centrar en medidas alternativas de conservación, por ejemplo, para evitar generalmente la iluminación directa de las superficies de agua y reducir la intensidad y duración de la iluminación en áreas cercanas a las masas de agua”, concluye Hölker.
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