Una reciente investigación financiada por el Consejo de Investigación de Finlandia ha encontrado una notable correlación entre los cambios estacionales en los niveles de luz y la salud mental de la población. El análisis, realizado en el marco del programa de investigación «Cambio Climático y Salud», arroja luz sobre cómo las variaciones estacionales afectan la incidencia de trastornos como la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño y el trastorno bipolar.
Estudios anteriores ya se habían encontrado con lo que se ha denominado como ‘depresión invernal’, un trastorno afectivo estacional que algunas personas experimentan durante la temporada ‘oscura’ de invierno. Además de los síntomas típicos de la depresión, la depresión por noche polar (periodos sin luz de más de 24 horas) implica un aumento del apetito y el aumento de peso junto con un exceso de somnolencia, lo que significa dormir durante más tiempo y sentirse cansado durante el día.
Para evaluar de forma clara cómo estos cambios estacionales afectan a la salud mental, los investigadores utilizaron el registro de bajas por enfermedad de Finlandia para analizar el tiempo estacional en un total de 636.543 bajas por enfermedad que se debieron a razones de salud mental durante un período de 12 años.
Además, los investigadores estimaron los fotoperiodos (horas de luz natural) utilizando información sobre las estaciones astronómicas (solsticios de verano e invierno y equinoccios de primavera y otoño), la duración del día y el ritmo del cambio en la duración del día (estos se basaron en los horarios de salida y puesta del sol en Helsinki (60 ° N) . La ubicación geográfica de Finlandia en latitudes altas es ideal para este tipo de estudios sobre la variación estacional de los trastornos mentales debido a la variación estacional extrema en la duración del día.
Resultados obtenidos
Los datos registrados mostraron como hay un claro aumento del número de días de baja por enfermedad debido a la depresión, la ansiedad y los trastornos del sueño en octubre y noviembre, mientras que el número de ausencias es menor de lo esperado entre junio y septiembre. A finales de otoño, el número de días de enfermedad tomados es casi el doble que en el verano y aproximadamente un cuarto más alto que a principios de otoño.
Por otro lado, los episodios maníacos relacionados con el trastorno bipolar ocurren con más frecuencia de lo esperado durante la primavera y el verano, cuando hay más horas de luz natural, y con menos frecuencia de lo esperado durante las épocas más oscuras del año.
Los resultados sugieren, por tanto, una variación estacional en la ausencia por enfermedad debido a trastornos mentales comunes y trastorno bipolar, con altos máximos en trastornos depresivos, de ansiedad y del sueño hacia finales de año y un máximo de episodios maníacos a partir de la primavera. Asimismo, la estacionalidad en la ausencia por enfermedad debido a los trastornos clínicos depresivos no parece verse afectada por la gravedad de la enfermedad.
Con todo ello, estos hallazgos apoyan el papel de los cambios rápidos en la exposición a la luz en el trastorno bipolar, como factor desencadenante y protector, aunque pueden existir otros factores contribuyentes. Además, si el cambio climático conduce a veranos más brillantes e inviernos más oscuros en Finlandia, los trastornos como la depresión, la ansiedad y los trastornos del sueño podrían aumentar durante el invierno. Sin embargo, excepto en el caso de los trastornos del sueño, podrían disminuir durante el verano. En el caso del trastorno bipolar, los inviernos más oscuros podrían aliviar los síntomas de manía, mientras que los veranos más brillantes podrían exacerbarlos.
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Imágenes: Unsplash