Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) son espacios donde la tecnología médica, la toma de decisiones críticas y la atención constante confluyen bajo condiciones de alta exigencia. Pero en este entorno complejo, hay un factor habitualmente infravalorada que también influye de manera decisiva: la iluminación.
La iluminación artificial en hospitales, especialmente en estas unidades de cuidados intensivos (UCIs), ha sido históricamente diseñada desde una perspectiva meramente funcional: visibilidad suficiente para tareas clínicas, control básico del entorno y costes energéticos reducidos. Sin embargo, diversos estudios científicos han comenzado a evidenciar lo que desde la práctica clínica era ya intuitivo: la calidad de la luz también afecta al bienestar de quienes trabajan bajo ella.
Un equipo clínico del Whittington Hospital en Londres ha explorado el impacto que una solución avanzada de alumbrado puede tener sobre el bienestar del personal sanitario. El estudio representa uno de los primeros intentos sistemáticos por evaluar, mediante una metodología cuantitativa y cualitativa, el impacto de un sistema de iluminación dinámico y ajustable sobre el bienestar del personal sanitario en una UCI.
Los resultados, aunque preliminares, son reveladores: mejoras del 38% en el estado de ánimo, 17,7% en la fatiga y 21,2% en la calidad del sueño, simplemente al permitir a los trabajadores adaptar la luz a sus necesidades. A continuación, desgranamos en profundidad el alcance de la investigación y los resultados obtenidos.

La iluminación en Unidades de Cuidados Intensivos
La iluminación hospitalaria, y especialmente en UCI, suele caracterizarse por dos aspectos: monocromía funcional y rigidez operativa. Como se señala en el estudio, las UCIs convencionales presentan intensidades lumínicas entre 10 y 1000 veces inferiores a la luz natural, con transiciones bruscas entre la luz del día y la noche. Peor aún, los ciclos circadianos de los pacientes y trabajadores se ven alterados por picos de iluminación nocturnos (hasta 1000 lux) asociados a intervenciones clínicas.
En el caso concreto de la UCI del Whittington Hospital (Londres), la iluminación está basada en sistemas fluorescentes empotrados y lámparas de cabecera con control manual básico (encendido/apagado o atenuación). Esta configuración no permite una transición gradual ni una adaptación al ritmo biológico de usuarios y pacientes. A esto se suma la exposición constante a luz azul proveniente de monitores, similar a la luz del mediodía, lo cual suprime la secreción de melatonina, favorece el insomnio y perturba la homeostasis fisiológica.

Estas condiciones pueden afectar tanto a pacientes —aumentando el riesgo de delirio, disfunción inmunológica o metabólica— como al personal sanitario, cuyo rendimiento psicomotor y bienestar emocional pueden verse deteriorados. Por ello, las guías británicas recomiendan que cada cama de UCI tenga acceso a luz natural, algo que rara vez se cumple.
Frente a estas limitaciones, han surgido nuevas tecnologías de iluminación capaces de simular aspectos clave de la luz natural: variaciones espectrales, intensidad ajustable y control direccional. En este contexto, este estudio evaluó de forma piloto el impacto de las luminarias Dyson Lightcycle™ sobre el bienestar del personal de UCI, como primer paso hacia estudios más amplios que analicen el papel de la luz como factor ambiental terapéutico.

Diseño del estudio: luz controlada, datos cuantificables
Para abordar este problema, el equipo del Whittington Hospital implementó un estudio piloto de tipo «service evaluation», es decir, un análisis observacional con carácter exploratorio y sin intervención sobre los pacientes.
La UCI objeto del estudio cuenta con 15 camas (11 en una bahía central y 4 en habitaciones individuales), además de una sala de personal para descanso, una estación de enfermería y una oficina médica. En estos espacios se distribuyeron 17 luminarias LED Dyson Lightcycle™, en versión de pie (9 unidades) y de escritorio (8 unidades), colocadas en puestos de trabajo, camas seleccionadas y áreas de descanso. Todas las luminarias permitían ajustar manualmente el color e intensidad de la luz, e incluían un sensor de movimiento opcional para encendido automático.

El estudio se desarrolló en tres fases:
- Pre-despliegue (octubre-noviembre de 2019): se establecieron las métricas de referencia mediante cuestionarios detallados sobre el bienestar del personal y la percepción del entorno, mientras sensores HOBO comenzaron a registrar los niveles de iluminancia.
- Despliegue (noviembre de 2019 a febrero de 2020): las luminarias DL estuvieron operativas durante tres meses. Cada dos semanas, los participantes completaron cuestionarios abreviados para evaluar su experiencia y estado general.
- Post-despliegue (febrero-marzo de 2020): se retiraron las luminarias, pero se continuó el registro de datos ambientales y se repitieron los cuestionarios para analizar posibles efectos residuales.
Este diseño metodológico permitió combinar datos cuantitativos (iluminancia, frecuencia de uso) con evaluaciones subjetivas de bienestar, proporcionando una visión integral del impacto de la iluminación dinámica personalizada en un entorno clínico real.
Resultados obtenidos
Los resultados del estudio muestran un uso intensivo (>70% del tiempo diario) de las luminarias Dyson, principalmente como iluminación de apoyo personalizada, más que como reemplazo de la iluminación de ambiente existente. Las luminarias más utilizadas fueron las ubicadas en la bahía central y en la oficina médica, lo que sugiere un uso frecuente para tareas específicas. No obstante, el personal valoró especialmente las luces instaladas en las camas, por su utilidad para realizar tareas clínicas sin molestar al paciente y adaptar la luz a sus necesidades o las del entorno.
Aunque las mejoras en la satisfacción general con la iluminación no fueron estadísticamente significativas, se observó una tendencia positiva, especialmente en la reducción del deslumbramiento y las molestias asociadas a la luz artificial. Algunos usuarios incluso reportaron una disminución de dolores de cabeza. Curiosamente, la percepción positiva del entorno lumínico se mantuvo incluso tras la retirada de los dispositivos, lo que sugiere un posible efecto residual de bienestar.
En términos de bienestar general, los resultados fueron más claros y estadísticamente significativos:
- Mejora del estado de ánimo en un 38%.
- Reducción de la fatiga en un 17,7%.
- Mejor percepción de la calidad del sueño en un 21,2%.

Estas mejoras alcanzaron su punto máximo durante el periodo de intervención y disminuyeron tras la retirada de los dispositivos. Aunque no se realizó una medición fisiológica del sueño, se empleó el cuestionario mPSQI, una herramienta validada para evaluar la calidad del descanso percibido.
Los comentarios cualitativos reforzaron estas observaciones, con múltiples referencias a sensaciones de calma, relajación y ambiente terapéutico. La posibilidad de ajustar la luz en color e intensidad según el momento del día o el estado de ánimo parece haber generado un efecto positivo asociado al sentimiento de control, que podría formar parte de un bucle beneficioso de bienestar.
Estos hallazgos se alinean con estudios previos que vinculan la intensidad y el espectro de la luz con el estado emocional, tanto a través de vías fisiológicas (por ejemplo, la serotonina) como psicológicas. En poblaciones vulnerables —como personas mayores o en recuperación de enfermedades críticas—, se ha demostrado que la iluminación adecuada puede reducir estados de ánimo negativos, ansiedad o incluso síntomas depresivos, todos ellos factores de riesgo para el delirio en UCI.

Limitaciones del estudio
Si bien hay que tener en cuenta que el estudio cuenta con varias limitaciones metodológicas que deberán abordarse en futuras investigaciones de mayor escala. Entre los principales riesgos se encuentran posibles sesgos de selección, recuerdo y observación, además del efecto Hawthorne, ya que los participantes sabían que estaban siendo evaluados. Aunque se incorporó un periodo de adaptación al uso de las luminarias, no se puede descartar un sesgo asociado a la novedad del dispositivo.
La muestra estuvo compuesta únicamente por médicos y personal de enfermería, pese a los intentos por incluir a otros perfiles del equipo multidisciplinar. Esta representación limitada puede restringir la aplicabilidad de los resultados a todo el entorno profesional de la UCI.
El estudio también estuvo expuesto a posibles influencias estacionales sobre el estado de ánimo y el sueño. No obstante, dada la escasa entrada de luz natural en la UCI y la predominancia de iluminación artificial, se considera poco probable que los cambios observados se debieran a variaciones ambientales externas.
Por último, las oleadas de COVID-19 interfirieron con la gestión de los sensores ambientales (HOBO), lo que provocó interrupciones en la recopilación continua de datos y retrasos en el análisis final.
Conclusión
Los resultados de esta evaluación piloto sugieren que el uso de sistemas de iluminación local, dinámicos y controlables, como las luminarias Dyson Lightcycle™, puede tener un impacto positivo significativo en el bienestar del personal de UCI, mejorando aspectos como el estado de ánimo, la fatiga y la calidad del sueño percibida. Aunque los resultados deben interpretarse con cautela debido a las limitaciones del diseño, la alta aceptación por parte del personal y las mejoras observadas en indicadores subjetivos respaldan la viabilidad de este enfoque.
El estudio demuestra que es técnicamente factible integrar soluciones lumínicas avanzadas en entornos clínicos complejos, y que estas no solo cumplen una función visual o funcional, sino que pueden convertirse en herramientas ambientales para el cuidado del profesional sanitario. Además, abre la puerta a investigaciones futuras que exploren el posible beneficio indirecto de estas intervenciones también en pacientes.

En un contexto donde los recursos farmacológicos para abordar estos problemas son limitados, la optimización del entorno lumínico emerge como una estrategia innovadora, no invasiva y con potencial terapéutico. Estos hallazgos justifican la necesidad de estudios más amplios, aleatorizados y con medidas fisiológicas objetivas, para validar el papel de la iluminación centrada en el usuario como parte integral del diseño de cuidados intensivos modernos.
Puede acceder al paper completo de la investigación a través del siguiente enlace:
https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/17511437251315570
Fuente de imagen de portada: Freepik. Imagen procedente banco de recursos gráficos que no pertenece a la investigación.

