Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Exeter revela cómo la luz artificial nocturna afecta la capacidad de camuflaje de los isópodos marinos, específicamente el conocido como «sea slater» o “ligia oceánica”.
Estos pequeños crustáceos, comunes en el Reino Unido y Europa, son capaces de cambiar de color para confundirse con su entorno y así protegerse de los depredadores. La investigación demuestra que mientras la luz puntual no interfiere con su camuflaje, la luz difusa, similar al resplandor del cielo en zonas urbanas, provoca que los cangrejos se vuelvan más claros, lo que los hace más visibles para sus depredadores.
El estudio llevado a cabo en la Universidad de Exeter examinó los efectos de una fuente de luz puntual y de la luz difusa en el comportamiento de los isópodos marinos. Durante el experimento, los crustáceos fueron colocados en una cámara circular con piedras blancas que cubrían la mitad del suelo, mientras que la otra mitad estaba cubierta de guijarros negros.
Bajo la luz puntual, los isópodos buscaron refugio en las piedras oscuras y las sombras, volviéndose más oscuros ellos mismos para camuflarse mejor. Sin embargo, cuando se expusieron a la luz difusa, los cangrejos se volvieron en promedio un 27% más claros, lo que los hacía más visibles para los depredadores.
La líder del estudio, Kathryn Bullough, destaca la importancia de comprender cómo el aumento de la iluminación artificial afecta al mundo natural: «Con el aumento de la luminosidad del cielo nocturno en todo el mundo, es importante comprender cómo esto afectará al mundo natural». Los resultados revelan que la luz difusa tiene impactos diferentes a los de la luz puntual, incluso cuando ambas tienen la misma intensidad luminosa general.
El doctor Jolyon Troscianko, también del Centro de Ecología y Conservación de la Universidad de Exeter, sugiere que una posible explicación de este fenómeno es que los cangrejos de mar pueden percibir la luz difusa como si fuera el amanecer. Los animales nocturnos tienen una visión muy sensible a la luz, por lo que el resplandor del cielo nocturno les parecerá muy brillante.
La contaminación lumínica afecta especialmente a las zonas costeras debido a la concentración de población humana en estas áreas. Si bien estos crustáceos marinos no están en peligro de extinción, son una presa común para aves costeras como ostreros y gaviotas. El estudio subraya la importancia de comprender cómo las actividades humanas afectan a las presas de las aves en el complejo ecosistema de las áreas costeras.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rspb.2023.0725
Imágen de portada: Unsplash