La iluminación de edificios históricos como las iglesias está marcada, en la mayoría de las ocasiones, por las necesidades de conservación del patrimonio y su vinculación con un espacio contemplativo. Para acercarnos a este tipo de diseño la guía ‘Iluminación de iglesias’ de Miguel Ángel Rodriguez Lorite se convierte en una publicación monográfica en español donde se analiza la luz en lo espacios históricos de culto.
Una aproximación metodológica que analiza la luz natural en los distintos estilos arquitectónicos y su carga simbólica. Sobre el tratamiento de la luz natural en estos espacios, señala el autor que, “en general no se interviene sobre el modo en que la luz natural accede a los templos, salvo que se hayan apreciado efectos negativos para la conservación de la arquitectura o de las obras de arte contenidas. El uso de alabastro para cubrir oquedades o tamizar la luz es una práctica muy extendida. También en el pasado por razones de índole discursivo muchas de las vidrieras de los templos góticos fueron eliminadas. Si algo caracteriza a la arquitectura religiosa contemporánea es la enfatización del rol de la luz natural; es más, podría afirmarse que es lo que determina la morfología del templo.”
Análisis de la iluminación de iglesias
De esta forma Miguel Ángel Rodríguez Lorite, director de Intervento y colaborador de smartLIGHTING a través de su blog, realiza un análisis de la iluminación de este tipo de arquitecturas. Un ejemplar que se focaliza en este tipo de edificios y que según especifica antes de imbuir al lector en los entresijos de la iluminación artificial, se estudia la luz natural en los distintos estilos arquitectónicos y su carga simbólica, dando a entender que debe existir una relación, en ocasiones sutil, entre el ambiente luminoso que prodiga la luz natural y el que la iluminación artificial debería crear.
En cuanto a la carga simbólica Rodriguez Lorite señala que “en términos generales existe una relación entre los distintos estilos arquitectónicos, la evolución de la iglesia como institución en los distintos contextos históricos y el empleo de la luz como materia constructiva. Ahora bien en ocasiones se tiende a establecer una relación biunívoca, a relacionar de modo simplista la carga simbólica de luz con el estilo arquitectónico.”
Dentro de esta aproximación metodológica se ofrecen pautas para lograr una integración de las tecnologías actuales en el espacio histórico construido de forma que la imagen resultante se contamine en la menor medida posible y se garanticen los criterios para la conservación de los Bienes Culturales muebles e inmuebles. Según destaca el autor “la iluminación artificial es imprescindible para el uso de los espacios históricos y una arquitectura sin uso está condenada a la desaparición. Por tanto puede considerarse como una herramienta de conservación. Ahora bien su implementación debe de respetar tres cosas: el criterio de reversibilidad, es decir, que pueda ser retirada sin que haya producido daño alguno al edificio o a los Bienes culturales contenidos, la integración formal en el entorno y la inocuidad como agente foto químico. Para asegurar lo primero basta con tener sentido común y prudencia, y para lo segundo habilidad en el diseño y buen gusto. Con el empleo de LED de alta calidad ( IRC>90, Tc=3000K con regulación de flujo) se asegurará el cumplimiento de las recomendaciones comúnmente aceptadas al respecto.”