ILOW es una startup de Veracruz, México que ha desarrollado un bioplástico o biopolímero que tiene la capacidad de conducir la electricidad, es decir un bioconductor de electricidad que contribuye a reducir el consumo de cobre y generar menos residuos ambientales.
Foto de portada: Salucita Román Domínguez y José Antonio Villanueva Vázquez, crédito CONACYT
Este proyecto resultó ganador del «Reto Todos con el Mismo Chip» que organizó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), en el cual concursó con otros proyectos de impacto social que hacían uso de la ciencia y la tecnología.
Este desarrollo es un bioconductor de electricidad plástico hecho primeramente de materiales reciclados, como envolturas de alimentos chatarra, y del biomaterial desarrollado por ILOW mediante investigación y pruebas. En la primera etapa, este bioconductor de electricidad solo permitía el encendido de un LED de 5 volts, actualmente la conductividad de este material es de 110 volts.
ILOW fue un proyecto incubado dentro de iLab, un espacio en Xalapa, Veracruz, dedicado al emprendimiento e innovación de empresas sostenibles.
Materia prima sostenible
La necesidad de detener la contaminación generada por la chatarra que generan los aparatos electrónicos fue la semilla que creó la idea en los desarrolladores de esta tecnología, los ingenieros bioquímicos Salucita Román Domínguez y José Antonio Villanueva Vázquez, del Instituto Tecnológico Superior de Acayucan (ITSA).
Es un plástico conductor de electricidad 80 por ciento más económico que el cobre. Este desarrollo, un bioconductor, comenzó a ser gestado en febrero de 2015.
“Empezamos este proyecto a partir de un bootcamp en Xalapa, Veracruz. Es un polímero conductor de electricidad. La problemática de mucha basura que se está generando, principalmente de productos electrónicos y eléctricos, nos inspiró. Cada día somos más dependientes de la tecnología, por lo que es necesario realizar nuevas invenciones”, menciona Román Domínguez.
Todos los aparatos ya no funcionales son desechados al final de su vida útil, sin embargo, elementos de los que están conformados contienen productos contaminantes para medio ambiente como el cromo, arsénico, mercurio y cobre, entre otros, con más de 400 años antes de su degradación total. Una característica muy favorable de ILOW es que su degradación ronda entre los tres y los cinco años.
El proceso de fabricación de este material se encuentra en proceso de conseguir su licencia de patente. “Como es un producto nuevo y los polímeros conductores no son bien conocidos, planeamos introducirlo en el área de la impresión 3D, un área que no presenta tantas barreras”, comenta Villanueva Vázquez.
Por otro lado, estos jóvenes emprendedores e innovadores buscan abordar a las empresas de electrónicos para otorgarles el licenciamiento de sus materias primas.
Haber entrado al reto de la SCT ocurrió al mismo tiempo que este equipo buscaba fondos y apoyos para llevar a otro nivel el desarrollo y producción de ILOW.
Productos similares a este se encuentran solo en Estados Unidos y China, con la diferencia de que ILOW tiene mayores aplicaciones en la electrónica, el cableado eléctrico por ejemplo de una vivienda, un motor, incluso podría ser aplicado en productos de la industria aeronáutica y la aeroespacial.
Este material permite que un producto disminuya 80 por ciento su precio porque, a diferencia del uso del cobre, por ejemplo, este no pasa por los distintos procesos y manejos antes de ser introducido a la electrónica del aparato, es decir, el proceso de producción de ILOW es menor. Además es 50 por ciento más ligero que el cobre y tiene casi la misma conductividad eléctrica.
Los ingenieros bioquímicos se encuentran en negociaciones para introducir su producto en el mercado y continuar con las pruebas, mejora y reconocimiento del producto ILOW.
Por Tania Robles para Agencia Informativa Conacyt.
Fotos CONACYT