El sector de la industria eléctrica y la sostenibilidad celebró el pasado mes de febrero un hito sin precedentes: la conmemoración del reciclaje de la bombilla número dos mil millones en toda Europa. El acto simbólico organizado por Eucolight, la Asociación Europea de Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) del sector de la iluminación, contó con la participación de Ambilamp, la asociación para el reciclado de residuos de la Iluminación en España, y otros 18 organismos europeos de similares características que trabajan para que Europa se convierta en una gran potencia mundial en el reciclaje de bombillas y aparatos eléctricos. Estos dos mil millones de bombillas recicladas equivalen en peso a 140 veces el London Eye, la noria más alta del continente europeo, y podrían dar cinco veces la vuelta al mundo.
LEDVANCE trabaja en esta misma línea, concienciando a la población sobre la importancia de reciclar las bombillas y apostar por materiales sostenibles. En este sentido, la compañía lanzó el año pasado lámparas LED marca OSRAM en envases 100% reciclables, renovó el embalaje de sus luminarias profesionales con un material ecológico y nos propone varias ideas creativas para reciclar lámparas LED.
Reciclaje de bombillas
Todas las bombillas halógenas, de bajo consumo y LED pueden reciclarse y enviarse al punto limpio. Nunca debemos tirarlas al contenedor verde porque, aparte del vidrio, cuentan con otros componentes que deben separarse antes de tratarse. Además de estos puntos limpios, Ambilamp dispone de otros puntos de recogida de bombillas usadas situados, por lo general, en distribuidores eléctricos, tiendas de iluminación, ferreterías o supermercados.
Para reciclar las bombillas se procede a la separación de sus materiales. El plástico se lleva a plantas recicladoras, el vidrio a cementeras, el mercurio y el polvo fluorescente se almacenan y el metal se lleva a fundiciones. Podemos, por tanto, llevar las bombillas a los puntos limpios o aquellos habilitados por Ambilamp para este fin o, como nos propone LEDVANCE, aprovechar las bombillas para sacar nuestro lado más creativo y dar un toque personal y único a nuestro hogar. La mayoría de los diseños propuestos requieren primero que se vacíen y limpien las viejas lámparas, de ahí que debamos ser cuidadosos para evitar la ruptura del cristal, y prudentes usando guantes y gafas de seguridad.
Lámparas de aceite caseras
Con esta idea, LEDVANCE nos propone retroceder en el tiempo a un mundo sin electricidad. Para lograrlo necesitamos aceite, una mecha (cordón de zapatos) y una pequeña arandela de metal. Una vez tenemos la lámpara limpia, debemos pegar la arandela en la base para mantenerla en pie y, a continuación, verter el aceite hasta llenar dos tercios de la lámpara. Sumergimos la mecha en el aceite introduciendo el cordón en el cuello de la lámpara y la sujetamos con el tapón de una botella. Cuando la mecha esté completamente empapada en aceite -lo que puede llevar varias horas- podemos encenderla.
Jarrones colgantes y portavelas
El diseño de estos jarrones con bombillas para flores y plantas es muy sencillo. Vaciamos el interior de la vieja lámpara, atamos una cuerda alrededor del cuello y un lazo en el otro extremo para engancharla. Añadimos agua y las plantas o flores elegidas para, seguidamente, colgarla en el lugar escogido. Si queremos decorar un espacio grande, podemos usar varios jarrones.
Utilizar botellas de vino como portavelas es un clásico en decoración. LEDVANCE nos propone, en cambio, reutilizar lámparas viejas para sujetarlas. Pintándolas al gusto del consumidor y añadiéndoles peso y soporte para asegurarnos que se mantienen en pie, son perfectas para sujetar una vela del ancho correcto e iluminar cualquier estancia.
Porta caramelos y recipiente de sal y pimienta
Igual que aprovechamos las lámparas para crear portavelas, podemos darles otro uso llenándolas de dulces para regalar como alternativa a una caja de bombones. Otra propuesta pasa por crear especieros diseñados con bombillas vacías. El principal y único problema consiste en crear las tapas para rociar con la sal o la pimienta. Lo habitual es utilizar tapas de botellas de plástico viejas, logrando así dar una segunda vida a nuestras bombillas usadas y aportando nuestro granito de arena a la sostenibilidad del planeta.