Las empresas españolas se han lanzado definitivamente a los mercados internacionales, generando en muchos casos más “caja” fuera que dentro.
En principio por pura necesidad para luego generar un cambio estructural que ha llegado para quedarse.
Si de algo sirven las crisis es para reinventarse. Salir de la zona de confort cuesta pero a la larga el conocimiento y las experiencias encontradas en la larga travesía del desierto, generan una fortalezas que probablemente en otras circunstancias no hubiésemos sido capaces de generar.
Un tema importantísimo para nuestras empresas españolas es el conocimiento mundial que están adquiriendo en los últimos años. Estamos seguros que esa experiencia es fundamental para operar en un mercado internacional de oportunidades globales. Las exportaciones españolas llevan tres décadas creciendo y últimamente más que las alemanas. Un tema nada baladí es que más de la mitad de lo que fabricamos “Made in Spain” y vendemos al exterior tiene contenido tecnológico con una elevada sofisticación: finanzas, informática, ingeniería, telecomunicaciones o consultoría ¿Estamos dejando de ser un economía de bajo valor añadido: sol y playa?
En el último informe de comercio exterior del Ministerio de Economía se puede leer que las exportaciones españolas han crecido casi un 7% en términos interanuales, hasta los 196.608 millones de euros. El mejor dato desde 1971. Aun así tenemos que esforzarnos en mejorar lo que los expertos llaman la “tasa de supervivencia”, es decir, que en los últimos cinco años el 85% de nuestras relaciones comerciales se han extinguido.
Entendemos que hay buenas razones para el optimismo: Una de ellas es el peso que vamos ganando en productos de alto grado de sofisticación, lo que nos ofrece más posibilidades de afianzar nuestra presencia en mercados internacionales. No tenemos que estar preocupados por las imitaciones baratas. Otra de las razones es que hemos ampliado destinos, a países como Rusia, China, Argelia, Brasil, Marruecos, etc. Si bien es cierto que seguimos concentrados en los países comunitarios es importante que diversifiquemos en países emergentes en importaciones.
Este crecimiento estimado del 7%, supone ganar presencia en el comercio internacional. Vamos aguantando el “tirón” a pesar de la espectacular irrupción de China, India y otros países emergentes. Además nuestros socios comunitarios sufren retrocesos importantes: Alemania un 12%, Italia y Reino Unido más del 30%.
Se trata en definitiva de un cambio de mentalidad muy positivo, un proceso de concienciación, como decíamos al principio de nuestro editorial, para nuestra economía española, porque supone una gran apertura de nuestro tejido empresarial a la realidad exterior. Algo que entendemos muy necesario y que resulta muy beneficioso, porque este beneficio es de ida y vuelta.