La agricultura urbana se perfila como una solución prometedora para descentralizar los suministros de alimentos, ofreciendo no solo beneficios ambientales como hábitat para la vida silvestre y la mitigación de huellas ambientales, sino también planteando desafíos y oportunidades para el desarrollo sostenible de nuestras ciudades.
Un reciente estudio publicado en Nature Food por un grupo interdisciplinario de expertos, incluida la investigadora Chloe Wardropper de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, arroja luz sobre esta temática crucial, analizando los pros y contras de la agricultura urbana y proponiendo un marco para su expansión.
La necesidad de escalar la agricultura urbana
Con más de dos tercios de la población mundial proyectada para vivir en áreas urbanas para 2050, la dependencia de estas áreas de alimentos importados plantea serias preguntas sobre su sostenibilidad y resiliencia. La agricultura urbana emerge, por tanto, como una estrategia vital para reforzar la autosuficiencia de las regiones urbanas, reduciendo la dependencia de cadenas de suministro externas y aumentando la resiliencia frente a crisis climáticas y de salud pública.
Sin embargo, a pesar de sus potenciales beneficios, existen brechas de conocimiento considerables tanto en los beneficios como en los riesgos asociados a esta práctica, así como en los procesos sociales implicados en la expansión de la agricultura en zonas urbanas.
El estudio aborda estas brechas de conocimiento través de un análisis exhaustivo de estudios internacionales existentes sobre la agricultura urbana; proponiendo un marco de tres fases interconectadas para comprender y moldear el crecimiento de la agricultura urbana en el futuro.
Así, la primera fase se enfoca en expandir el interés, conocimiento y acceso a recursos para la agricultura en zonas urbanas. La institucionalización sigue como segunda fase, transformando las reglas y el apoyo organizacional para la agricultura urbana. Finalmente, el crecimiento económico y de mercado apoyaría y diversificaría la alimentación urbana. Este marco no solo busca escalar la agricultura urbana, sino también abordar preocupaciones clave relacionadas con el medio ambiente, la salud y la equidad.
A pesar del optimismo que rodea a la agricultura urbana, el estudio recalca que esta no es una solución universal. Las conexiones urbanas-rurales seguirán siendo fundamentales para la seguridad alimentaria global y el consumo. La agricultura urbana debe ser vista como una herramienta dentro de un conjunto más amplio de estrategias dirigidas a la sostenibilidad y la resiliencia ante el cambio climático.
“Necesitamos considerar todas las herramientas para garantizar la sostenibilidad y la resiliencia bajo el cambio climático. La agricultura urbana podría ser particularmente importante para ciudades como Miami, cuyas importaciones podrían ser cortadas inesperadamente por eventos climáticos extremos, como huracanes”, explica la coautora del estudio, Chloe Wardropper, profesora asistente en el Departamento de Recursos Naturales y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias Agrícolas, del Consumidor y Ambientales (ACES) de la Universidad de Illinois.
En definitiva, la propuesta de Wardropper y su equipo interdisciplinario no solo ilumina el camino hacia una expansión más eficaz de la agricultura urbana, sino que también enfatiza la necesidad de una visión holística que incluya todas las herramientas disponibles para enfrentar los retos de sostenibilidad y resiliencia bajo el cambio climático. A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, la agricultura urbana ofrece una promesa de innovación, sostenibilidad y seguridad alimentaria en el corazón de nuestras ciudades.
Imágenes: Freepik