El Museo de Arte de São Paulo (MASP) acaba de abrir una nueva etapa en su historia con la puesta en marcha del edificio Pietro Maria Bardi, una ampliación de gran calado que redefine la infraestructura del centro cultural más emblemático de Brasil. Se trata de la intervención más importante realizada desde que, en 1968, el museo se instalara en la reconocida sede proyectada por Lina Bo Bardi, la arquitecta italo-brasileña que transformó la arquitectura moderna latinoamericana con una obra marcada por la funcionalidad, la accesibilidad y el compromiso social. Su diseño para el MASP —un volumen suspendido sobre pilares rojos y atravesado por un espacio abierto concebido como plaza pública— continúa siendo uno de los símbolos urbanos más reconocibles de São Paulo.

La ampliación, proyectada por METRO Arquitetos Associados, se ha planteado desde una premisa clara: preservar la escala y el lenguaje del edificio original sin competir con su fuerza formal. El nuevo volumen adopta una geometría contenida —un prisma austero que descansa sobre una base transparente— para integrarse en el entorno sin restar protagonismo a la obra de Lina Bo Bardi. Ambos edificios quedan unidos mediante un paso subterráneo que garantiza la continuidad operativa del museo y facilita tanto la circulación de visitantes como el traslado seguro de obras entre las dos sedes.
El proyecto implicaba un desafío doble. Por un lado, reconvertir un antiguo inmueble residencial en un espacio capaz de cumplir los estándares técnicos de un museo contemporáneo. Por otro, construir una ampliación que pudiera dialogar con el legado arquitectónico y simbólico de Bo Bardi sin renunciar a una identidad propia.

Arquitectura sostenible y diseño responsable
Uno de los rasgos más distintivos del nuevo edificio es su fachada metálica perforada y plisada, concebida como una segunda piel que regula de forma pasiva el comportamiento ambiental del volumen. Esta envolvente filtra la luz natural, atenúa la radiación directa y disminuye la carga térmica sobre el interior, lo que se traduce en una menor demanda energética del sistema de climatización. La elección de materiales duraderos y la apuesta por una geometría sobria responden a una estrategia de sostenibilidad orientada al ciclo de vida del edificio: soluciones que mantengan su vigencia con el paso del tiempo y reduzcan la necesidad de intervenciones futuras.

El proyecto ha obtenido la certificación LEED, que reconoce tanto la eficiencia de su envolvente térmica como la incorporación de sistemas de ventilación de alto rendimiento y su integración cuidadosa en el tejido urbano. Esta aproximación sitúa la sostenibilidad no solo en parámetros técnicos de consumo energético, sino en una visión global de diseño responsable que combina eficiencia, durabilidad y adaptación al entorno.
Iluminación museística
El diseño de la iluminación del nuevo MASP, a cargo del estudio Acenda —dirigido por Fernanda Carvalho y Paula Carnelós—, se ha construido sobre un enfoque técnico y curatorial que combina conservación, percepción visual y flexibilidad operativa. Las nuevas galerías, con una altura libre de 4,95 metros, ofrecen un volumen espacial amplio que permite trabajar la luz con ángulos generosos y evitar interferencias en el recorrido del visitante.

Para resolver las distintas necesidades expositivas se optó por la familia de luminarias Eclipse de ERCO. La elección se basó en la posibilidad de generar distintos efectos —bañado de pared, acentos muy precisos, iluminación de vitrinas o modelado escultórico— mediante ópticas intercambiables, accesorios específicos y tecnología de control del deslumbramiento. Este planteamiento permite ajustar la iluminación a cada obra o espacio sin alterar la infraestructura instalada, algo especialmente relevante en un museo con cambios frecuentes en su narrativa expositiva.
«Desde el principio dimos prioridad a la calidad de la luz y a la flexibilidad. Necesitábamos un sistema que permitiera configurar distintos ambientes y escenas», explican Carvalho y Carnelós.

En la sala roja, dedicada a la historia del MASP, el equipo afrontó un desafío particular: mantener la coherencia visual en un entorno dominado por un color intenso. La solución consistió en iluminar las vitrinas desde arriba con niveles similares a los de las paredes, evitando contrastes excesivos y preservando la lectura de las piezas sin recurrir a mayores potencias. La estrategia se apoya en principios de percepción visual que demuestran que la sensación de luminosidad depende más del equilibrio entre superficies que del aumento de la iluminancia absoluta.
El uso de ópticas avanzadas que reducen el deslumbramiento —combinadas con una rejilla técnica en el techo que permite recolocar los proyectores con libertad— asegura que la luz no interfiera en la observación de las obras ni en el desplazamiento por la sala. Esta flexibilidad espacial es clave para un museo en continua transformación.
«La libertad creativa que proporciona un sistema preciso y adaptable refuerza el carácter del museo como referencia internacional», señalan las diseñadoras.


A ello se suma un criterio de durabilidad: las luminarias incorporadas han sido seleccionadas por su estabilidad a largo plazo y su vida útil extendida, un factor determinante en entornos museísticos donde las intervenciones deben ser mínimas y el mantenimiento, predecible. Esta apuesta por la longevidad contribuye a garantizar que la iluminación pueda acompañar la evolución del museo sin perder coherencia técnica ni comprometer la conservación de las obras.

Créditos del proyecto:
- Proyecto: Museo de Arte de São Paulo (MASP), Brasil
- Arquitectura: Metro Arquitetos Associados
- Diseño de iluminación: Fernanda Carvalho Lighting Design + Acenda
- Directora de proyectos del MASP: Miriam Elwing
- Distribuidor: e:light
- Productos: Proyectores Eclipse OnTrack
- Fotografía: Santiago Chaer

