La transición hacia una economía circular se está convirtiendo en una prioridad para gobiernos y empresas en todo el mundo. Sin embargo, según un informe publicado recientemente por la Sociedad Internacional de Ecología Industrial, liderado por el Dr. Stijn van Ewijk del University College London (UCL), es crucial involucrar de manera más directa a los científicos en este proceso.
El informe destaca la experiencia y el conocimiento acumulado en el campo de la ecología industrial, una disciplina que se ha centrado en la minimización de residuos, la predicción de los impactos de nuevos productos y el diseño de sistemas respetuosos con el medio ambiente durante décadas.
La economía circular propone un modelo de producción y consumo que busca mantener los productos y materiales en uso durante el mayor tiempo posible. Esta visión contrasta con el enfoque «lineal» actual, en el cual extraemos recursos, fabricamos productos, los utilizamos y luego los desechamos. En lugar de desechar todo tipo de residuos, como textiles, electrónicos obsoletos y chatarra, la economía circular busca reintegrarlos en la economía o utilizarlos de manera más eficiente, prolongando así el ciclo de vida de los productos y reduciendo el impacto en el medio ambiente.
Se trata de la primera vez que estos investigadores, provenientes de Europa, Estados Unidos y China, elaboran una guía en la que se establecen principios esenciales para los responsables políticos y la industria si no queremos que la economía circular acabe convirtiéndose en palabrería sin sentido o, peor aún, sea tachada de «GreenWashing” o “blanqueo ecológico.
Una de las ideas clave del informe es la recomendación de adoptar una perspectiva de ciclo de vida que incluya todos los impactos, desde la extracción de la materia prima hasta los residuos al final de su vida útil, para garantizar que una posible respuesta a un problema no acabe creando otro en otro lugar. Por ejemplo, las empresas de comida rápida adoptaron los vasos reutilizables como respuesta a los vasos desechables para llevar. Sin embargo, según Van Ewijk, «la reutilización suele ser mejor, pero depende del tipo de vaso y de la frecuencia de uso». Mucha gente tiene ahora muchos vasos reutilizables en casa y no los reutiliza con regularidad, lo que no hace sino aumentar las emisiones totales».
Otra de las conclusiones del informe es que una intervención temprana en todo el sistema evitará el despilfarro. El grupo pide a los responsables políticos y a la industria que miren hacia el futuro y diseñen sistemas más eficientes y duraderos, en lugar de intentar modificar los actuales para minimizar su impacto.
Un ejemplo podrían ser los coches eléctricos, que algunos consideran una solución a la contaminación por combustibles fósiles, pero que también refuerzan el problema existente de más coches en la carretera, en lugar de reducirlos en favor de un transporte público mejor diseñado. El Dr. van Ewijk sugiere: «Tenemos que replantearnos la movilidad desde una perspectiva sistémica. Los coches eléctricos resuelven el problema de los coches de combustible fósil, pero no el problema de los coches».
El grupo afirma no tener todas las respuestas, pero insiste en la necesidad de un enfoque científico de la economía circular. «Desde un punto de vista puramente práctico, queremos instar a los líderes políticos y a las empresas a que colaboren con los ecologistas industriales para obtener las pruebas adecuadas para desarrollar nuevas políticas. Si las pruebas ya existen, probablemente tengamos acceso a ellas y sepamos cómo interpretarlas. Si no, podemos buscar las respuestas utilizando métodos probados. La ecología industrial no puede predecir el futuro, pero nuestros métodos de evaluación prospectiva ayudan a anticipar los beneficios ambientales de las nuevas tecnologías y prácticas», afirma Van Ewijk.
Stefanie Hellweg, ex presidenta de la Sociedad Internacional de Ecología Industrial y catedrática de Diseño de Sistemas Ecológicos de la ETH de Zúrich, añade: «La optimización de materiales y la minimización de residuos han sido temas centrales en el campo de la ecología industrial desde principios de los años noventa. Disponemos de herramientas para modelizar las existencias y los flujos de materiales; podemos identificar oportunidades para utilizar materiales de desecho de una industria en otra; apoyamos el diseño centrado en el medio ambiente; y podemos ofrecer métodos para evaluar los impactos a lo largo del ciclo de vida de los productos. Espero que este documento inspire futuros debates entre científicos, responsables políticos e industria, y llame la atención sobre los conocimientos que ya existen y pueden aprovecharse».
Puede consultar el informe, titulado como “10 Insights from Industrial Ecology for the Circular Economy”, a través del siguiente enlace:
https://is4ie.org/resources/documents/93
Imagen de portada: Freepik