Son varias las ciudades que están implantando el modelo de alumbrado público LED, en el cual la búsqueda de una mayor eficiencia se presupone. En lugar de ello, miran hacia la implantación de la creciente red inalámbrica de la smartcity, una red de información y acción cuyas utilidades resultan inimaginables.
Mirar Los Ángeles desde el avión al anochecer no tiene nada que ver con lo que se veía hace cinco años. Esta ciudad, con la segunda mayor cantidad de farolas de EE.UU., después de Nueva York, está desarrollando uno de los mayores proyectos de renovación de alumbrado público del mundo para sustituir 215.000 puntos de luz de 400 sistemas diferentes por tecnologia de iluminación LED. Una inversión de 57 millones de dólares ha alcanzado para sustituir en la primera fase hasta la farola 155.000 en los últimos cinco años. La sustitución de las 60.000 restantes supondrá otros 50 millones más.
La primera fase ha sido un éxito rotundo. El consumo del alumbrado público se ha reducido de 190 millones de kilovatios-hora a 110 millones de kilovatios-hora. Los ahorros ascienden ya al 63% por año, es decir 8,8 millones de dólares en su factura de la luz para este año y otros 3 millones en costes de mantenimiento. Por otra parte la ciudad ya ha experimentado una reducción en delitos como robos y vandalismo de un 10% entre 7 p.m.y 07 a.m. desde 2008.
Existe sin embargo una batalla que enfrenta al mundo en rápida urbanización: la lucha entre la luz y la oscuridad. Las ciudades y las empresas quieren más luz en todas partes por razones comerciales y de seguridad, mientras el aumento imparable de la iluminacion de las últimas décadas ha supuesto verdaderos agujeros en los presupuestos de electricidad amén de su impacto sobre la fauna y flora y la visión de las estrellas.
La tecnología en el centro de todo es LED
Como semiconductores de estado sólido, los LED están mas emparentados con el procesador de un teléfono inteligente que con la farola tradicional. Su coste entre tres o cuatro veces el de las farolas de alta presión tradicionales, se compensa por su mayor duración -tres o cuatro veces superior- y su mayor producción de luz de dos o tres veces más por vatio, ofreciendo en cualquier instalación entre un 30% a un 70% de ahorros anuales de electricidad. Debido a que son chips digitales, su único destino es abaratarse a medida que las eficiencias de la Ley de Moore se desarrollen más. Y como componentes electrónicos son también mucho más programables y se conectan de manera más eficiente con chips de radio y sensores para crear redes inalámbricas en toda la ciudad que permitan vigilar la seguridad, los cortes de energía o los cortes de suministro de agua así como coordinar las operaciones de emergencias (se pueden activar trayectos con luces intermitentes para guiar al personal de emergencias hacia las situaciones de peligro y fuera de ellas).
En las ciudades, lo que se valora cada vez más es la flexibilidad del sistema que permite atenuar o aumentar cualquier poste individualmente a la vez que se controla la red de alumbrado como si de un ejército digital se tratase. La promesa real del sistema podría estar en la aceleración de la llegada de la red inteligente. Algunas ciudades con visión de futuro están implantando programas de reequipamiento para convertir las luminarias en centros inteligentes con microprocesadores, cámaras, sensores y radios inalámbricas. Estas farolas pueden alimentar el sistema de información con datos sobre el tráfico, el clima, la calidad del aire, los ruidos repentinos o las multitudes inesperadas.
La gran oportunidad de la reconversión a LED
De acuerdo con IHS Tecnology, de los 140 millones de farolas instaladas en todo el mundo en el año 2013, sólo 19 millones eran LED. Para el 2020 se espera que la tecnologia LED alcance los 100 millones sobre la base instalada actual de 155 millones de farolas. De este total se prevé que 50 millones de dispositivos de alumbrado antiguos con LED durante los próximos tres años, y aproximadamente la mitad de ellos será en Europa.
Las ventas anuales de farolas LED pasarán de los 4.300 millones de dólares a los 10.200 millones en el mismo período de tiempo. Boston, Seattle y Nueva York están llevando a cabo grandes modernizaciones. El proyecto de Nueva York con una inversión de 76 millones de dólares será el más grande del país y supondrá la sustitución de 250.000 puntos de luz para 2017 y una reducción anual de 14 millones en el gasto de energía y mantenimiento.
Los mayores fabricantes de iluminación como Osram, Royal Philips, Acuity Brands o Panasonic que antes contaban con unas ventas de lámparas de repuesto y componentes cada cuatro años, se apresuran a poner en práctica nuevos modelos de negocio al tener los LED una garantía de diez años, aunque muchos durarán de 15 a 20 años. Varios fabricantes se están centrando en la venta de software para controlar y monitorizar redes LED. Es el caso de Philips y su software de gestión de CityTouch para supervisar el consumo de energía, los fallos, o la posibilidad de cambiar la intensidad de cada punto luz. Ahora, la compañía percibe unos ingresos anualmente por prestación de servicio a 260 propietarios de proyectos de iluminación en 31 países. Los fabricantes y compañías eléctricas están introduciendo sistemas de financiación en los que asumen los costos de instalación iniciales y tienen una participación a largo plazo de los ahorros de electricidad de la ciudad. Sin embargo no todo lo novedoso de lo que habla la gente saldrá adelante si no es rentable, como explica Martin Oerder, Responsable de Alumbrado Exterior Global en Philips Lighting en los Países Bajos «Mantenemos cierta cautela para no especializarnos en todas estas cosas novedosas sobre las que la gente está discutiendo. Alguien tiene que pagar por ello».
Philips sin embargo es consciente de la importancia que estas innovaciones tienen sobre la salud de los ciudadanos de la smartcity y en este sentido avanza hacia una iluminación más humana. Y algo de ello podremos descubrir este 28 de enero en un webinar sobre el alumbrado público relacionado con las células del ojo: los conos, los bastones y el «tercer foto receptor» , que impartido por el consultor de iluminación Wout van Bommel, analizará cómo los diferentes niveles de iluminación y color afectan a la visión y mas allá de esta al confort de las personas.