Ana Luisa Guerrero de CONACYT entrevista en este articulo al científico Mexicano Miguel Ángel Alonso González, Doctor en Óptica y profesor en la Universidad de Rochester, Nueva York, Estados Unidos institución en la cual lleva ya mas de 12 años inmerso en el análisis teórico del comportamiento de la luz.
”Hago métodos matemáticos para modelar o entender mejor lo que hace la luz en diferentes situaciones, algunas veces en interacción con partículas”
«Siempre voy a ser mexicano», afirma enfático el científico Miguel Ángel Alonso González, que desde hace 12 años es profesor en la Universidad de Rochester, en Nueva York, Estados Unidos. Doctor en Óptica por esa misma institución, la vida lo condujo por el camino que le deparaba para dedicarse de tiempo completo a la investigación y la docencia; alejándolo del dibujo y la pintura, aficiones que aprendió de su madre.
Desde niño se vislumbraba como investigador. Las matemáticas y la física eran las áreas de la ciencia que lo atraían, pero esta última era la que saciaba su curiosidad de entender el por qué de las cosas. Por ello, no dudó en matricularse en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la licenciatura de ingeniería física, siendo la óptica la disciplina que lo cautivó. Desde ese momento está inmerso en el análisis teórico del comportamiento de la luz.
Actualmente, su línea de investigación se centra en el desarrollo de modelos matemáticos de propagación de las ondas, imparte clases de licenciatura y doctorado y tiene a su cargo el proceso de reclutamiento y admisión de alumnos de posgrado en el Instituto de Óptica de la universidad.
El científico mexicano conversa con la Agencia Informativa Conacyt en el marco del Mexican Optics and Photonics Meeting (MOPM) 2015 —realizado en el Centro de Investigaciones en Óptica (CIO)— del cual dice tener el gusto de participar porque le permite mantener contacto con colegas y conocer a los estudiantes que se preparan en instituciones nacionales.
«Para mí es muy importante venir a México. Soy mexicano, no sé si buscaré la nacionalidad americana en algún momento, pero siempre voy a ser mexicano porque el país me ha dado tanto, por ejemplo me formé aquí con el apoyo del Conacyt», dice orgulloso.
En ese sentido, Alonso González mantiene contacto con sus colegas del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE) y del CIO —centros públicos de investigación del Conacyt— y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que se traduce en artículos o en la discusión de ideas que enriquecen su pensamiento. Además impulsa las negociaciones para promover que estudiantes mexicanos realicen estancias en Rochester.
Investigación teórica
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en su modalidad de mexicanos en el extranjero, señala que entre sus funciones lo que más disfruta es la investigación teórica de la propagación de la luz y de las ondas, que en cierto momento se ponen en práctica en aspectos que tienen que ver con el comportamiento de la luz.
«Soy teórico. Hago métodos matemáticos para modelar o entender mejor lo que hace la luz en diferentes situaciones, algunas veces en interacción con partículas», apunta.
Uno de sus principales intereses de estudio es la polarización de la luz, que es la dirección que apunta cuando está oscilando en el campo electromagnético, enfocándose en cómo se puede medir para utilizarla como una herramienta de medición, por ejemplo, de nanoestructuras. Actualmente ese proyecto —financiado por la IBM y la Fundación Nacional de Ciencias (NSF, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos— lo ejecuta en colaboración con colegas experimentalistas.
También estudia otra característica de la luz llamada coherencia, que es la cantidad de orden o desorden que hay en la luz; enfocándose en cómo medirla y modelarla. Sin embargo, el campo que más ha trabajado es entender la relación entre diferentes modelos teóricos para la luz.
«En la antigüedad se hablaba de la luz como rayos, vemos la luz y decimos que son líneas rectas que viajan y proyectan sombras. Las aportaciones de Thomas Young y Auguste Jean Fresnel de que son ondas, refieren que el modelo ondulatorio es el más acercado a la realidad y para muchos objetivos es el que debemos usar, pero es más complicado. Por eso, el entendimiento de la relación entre ambos modelos es algo en lo que todavía hay mucho por entender, y eso es en lo que me enfoco», explica.
Otra área en la que el académico trabaja es la admisión de estudiantes de posgrado. La Universidad de Rochester tiene el programa de óptica más antiguo en Estados Unidos, desde que se fundó ha otorgado más de la mitad de los grados en el área en ese país, por lo tanto recibe numerosas solicitudes de ingreso, sobre todo para doctorado.
«Los estudiantes que aplican son muy buenos y mi trabajo es seleccionar a los que vamos a admitir; es muy bonito porque cuando ingresan siento que ya los conozco porque ya revisé sus perfiles, sus calificaciones y sus cartas de recomendación. Pero también le notifico a aquellos que no logran entrar al programa y no es agradable decirles; me ha pasado con estudiantes que conozco personalmente y es muy difícil», refiere.
Durante el tiempo que ha desempeñado esta labor ha tenido la oportunidad de elegir a mexicanos que destacan por sus perfiles; pero aclara que durante el proceso es imparcial y deja de lado las nacionalidades porque de lo que se trata es de escoger a los candidatos más adecuados para la institución.
Adicionalmente, el investigador realiza actividades de servicio como la evaluación de proyectos, la edición de la revista de la Sociedad Americana de Óptica (OSA, por sus siglas en inglés), así como en su momento lo fue de la publicación Optics Express.
Experiencias
En su quehacer, el doctor Miguel Alonso jamás se ha decepcionado de la profesión; por el contrario, ha acumulado experiencias invaluables. Entre ellas, conocer personas muy inteligentes que son una inspiración; tal es el caso de su mentor Emil Wolf, quien fue discípulo del Nobel Max Born y con quien escribió el libro Principios de la Óptica.
«He conocido a gente muy importante y muy inteligente, pero ya que los conoces bien son colegas. Una persona que fue muy importante para mí y estuvo muy involucrado en que regresara a Rochester es Emil Wolf, con quien he logrado escribir tres artículos», agrega.
Otra de las satisfacciones que le brinda esta carrera es la posibilidad de viajar y conocer la cultura de diferentes naciones; interactuar con estudiantes e incluso el hecho de ser su propio jefe porque él decide qué investigación realizar, así como tener libertad intelectual.
«Toda la gente tiene un porcentaje de lo que le gusta en su trabajo y de lo que no, lo que cambia es la proporción. En el mío la proporción es bastante buena en lo que me gusta, aunque hay aspectos de burocracia para conseguir financiamiento que no me son placenteros, pero reconozco que son necesarios», añade.
Tomar la vida como viene
Aunque desconoce si el destino le depare un futuro dentro o fuera de su país de origen, este científico mexicano asevera que lo que se avecine lo afrontará como siempre, es decir, tomar la vida como viene.
«Nunca digo no a nada, uno va tomando las cosas como vienen. Tengo una posición permanente en mi universidad, pero uno nunca sabe porque la vida da muchas vueltas», agrega.
Y recuerda el momento en que trabajando para la industria en Querétaro tomó la decisión de estudiar el doctorado en Estados Unidos, y a mitad de su formación se embarcó a Australia para concluirla debido a que su profesor regresó a su país natal. O bien, ya a su regreso a México laborando en el Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, en Cuernavaca, aceptó la oferta laboral de la Universidad de Rochester.
Esta obra cuyo autor es Agencia Informativa Conacyt está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.