La observación de la vida silvestre es una actividad ecoturística emergente en todo el mundo. En Australia y Nueva Zelanda, la observación nocturna de pequeños pingüinos atrae a cientos de miles de visitantes cada año. A medida que los pingüinos comienzan a llegar a tierra después del atardecer, la iluminación artificial es esencial para permitir que los visitantes los vean en la oscuridad.
Esta alteración del paisaje nocturna ha hecho que investigadores del Parque Natural Philips Island en Australia, en colaboración con científicos de la Departamento de Ecología Evolutiva de la Estación Biológica de Doñana, hayan realizado un estudio para determinar los posibles efectos de la iluminación artificial en el comportamiento de los pingüinos.
Para realizar el estudio, los investigadores probaron experimentalmente como los pingüinos responden a diferentes longitudes de onda de la luz (colores) así como su intensidad, para examinar los efectos en dos colonias de estas aves marinas situadas en Philips Island, Australia. MIentras que en una colonia la iluminación artificial nocturna se ha utilizado durante más de 40 años, la otra solo está expuesta a la luz natural de la luna.
Los resultados muestran cómo la variación de la intensidad lumínica (de 3 a 15 lux), en la ubicación expuesta durante años a iluminación artificial, no afecta a la conducta de los pingüinos debido a que estos ya están habituadas a estos entornos iluminados. Sin embargo, los experimentos conducidos en el sitio nunca antes expuestos a iluminación artificial, demuestran que los pingüinos siguieron áreas iluminadas (túneles y caminos) para llegar a sus nidos.
Cuando los pingüinos cruzan la playa, es decir durante la transición entre ambientes marinos y terrestres, tienen una movilidad limitada y, por lo tanto, están más expuestos a cualquier amenaza terrestre. Contrariamente a lo que los investigadores preveían, las luces experimentales no evitaron que los pingüinos visitaran la colonia, o retrasaran su llegada, sino en cambio prefirieron seguir aquellos caminos y túneles más iluminados para llegar a sus nidos. El sistema visual de los pingüinos enanos no está bien adaptado a condiciones de luz nocturna. De hecho, no hay evidencia que los pingüinos pesquen de noche. Pero habrían evolucionado para llegar a tierra en la oscuridad para evitar los depredadores diurnos. Por lo tanto, dada la opción de luz u oscuridad, podrían preferir usar la luz para ver caminos y obstáculos mientras hacen esta transición entre el mar y sus sitios de anidación. Además las patas cortas de los pingüinos hacen del movimiento terrestre una actividad de alto coste energético, y por lo tanto la luz artificial podrían mejorar la visión y reducir los costes de movimiento evitando obstáculos y facilitando la detección de caminos hacia la colonia.
De acuerdo con los resultados de la investigación, las luces artificiales podrían usarse para guiar a los pingüinos con fines de gestión. Por ejemplo, dirigirlos a pasos subterráneos construidos para evitar colisiones en las carreteras que estuviesen iluminados, para facilitar la adopción por parte de los pingüinos de estas nuevas estructuras para llegar a sus colonias.
Conclusiones
A pesar de la falta de efectos negativos importantes para la colonia de pingüinos, los investigadores aconsejan adoptar el principio de precaución con respecto a la iluminación artificial en lugares de vida ecológica. La iluminación debe ser minimizada ya que puede afectar a los pingüinos u otra biodiversidad de maneras que en la actual investigación no fueron probadas. Por ejemplo el alumbrado artificial nocturno podría estar afectando a diferentes mecanismos fisiológicos y bioquímicos, como la alteración de la secreción de melatonina, la hormona involucrada en la regulación de ritmos biológicos como el sueño o la temperatura corporal; o afectar a otros grupos de aves marinas que sí sean más sensibles a los efectos de la iluminación artificial.