La iluminación nocturna artificial ha traído indudables beneficios a las sociedades humanas, sin embargo, también altera profundamente el tiempo, la intensidad y el espectro de los regímenes de luz natural. Asimismo, el espectro de esta iluminación artificial también está cambiando, ya que el alumbrado más obsoleto, basado en lámparas de espectro estrecho (por ejemplo, sodio de baja presión), se está reemplazando en su totalidad por tecnología LED.
Está claro que la presencia de esta iluminación artificial en la noche puede tener importantes impactos en la ecología visual de muchos organismos y, como consecuencia, en sus interacciones (polinización, señalización ual, defensa ante depredadores, etc.). Estas interacciones han evolucionado durante millones de años, ya sea para mejorar los colores para la señalización a un receptor específico, o para alterar o enmascarar la apariencia de un depredador.
En cada caso, los colores han evolucionado sobre fondos específicos para ser vistos por el sistema visual previsto bajo iluminación natural, es decir, luz solar, luz de luna o bajo la luz de las estrellas. Los espectros de emisión de las fuentes de luz artificial difieren de los que ocurren naturalmente, y por lo tanto podrían alterar drásticamente la visibilidad de estas estrategias de coloración coevolucionadas.
Para explorar estos efectos, investigadores de la Universidad de Exeter han examinado el impacto de más de 20 tipos de iluminación en la visión de polillas y las aves que se alimentan de ellas.
El estudio encontró que la visión de la polilla fue mejorada por algunos tipos de iluminación e interrumpida por otros, mientras que la visión de las aves que cazan polillas fue mejorada por casi cualquier iluminación.
“La iluminación moderna de amplio espectro permite a los seres humanos ver el color más fácilmente por la noche. Sin embargo, es difícil saber cómo estas fuentes de luz modernas afectan la visión de otros animales”, explica el Dr. Jolyon Troscianko, del Centro de Ecología y Conservación en el Campus Penryn de Exeter in Cornwall.
Impacto ecológico visual de la contaminación lumínica
Específicamente los investigadores utilizaron la “esfinge morada” (Deilephila elpenor), una especie de lepidóptero ditrisio o polilla de gran tamaño ampliamente distribuido en Europa y Asia, como modelo para probar los impactos de diferentes tipos de luz en la ecología visual de estos insectos, que son ecológicamente muy importantes.
En particular, las polillas nocturnas son polinizadores altamente eficaces, no solo transportan polen más allá de sus contrapartes diurnas, sino que cada visita también tiene más probabilidades de resultar en una polinización exitosa, lo que hace que sus servicios sean muy valiosos para las flores silvestres.
Estas polillas tienen una visión del color con poca luz que les permite localizar flores incluso bajo los niveles de luz estelar en la noche. “Los ojos de estas polillas son sensibles al azul, verde y ultravioleta, y utilizan esta visión del color para a encontrar flores, pero a niveles de luz increíblemente bajos, incluso bajo la luz de las estrellas” explica el Dr. Jolyon Troscianko, del Centro de Ecología y Conservación en el Campus Penryn de Exeter in Cornwall.
Los investigadores evaluaron cómo los diferentes espectros de emisión de luz artificial afectarán la capacidad de las polillas para realizar comportamientos impulsados visualmente, incluida la selección de flores para la polinización, así como la comunicación intraespecífica y los comportamientos antidepredadores.
En el estudio se dividieron las fuentes de luz en tres grandes categorías: algunas que impiden el uso de señales cromáticas para estos comportamientos, otras que imitan más de cerca las condiciones de iluminación natural y, finalmente, tipos cuyos efectos varían con la intensidad de la luz y el color de la señal.
Los resultados de la investigación, publicados recientemente en “Nature Communications”, encontraron que la iluminación LED PC Ámbar, a menudo sugerida como menos dañina para los insectos nocturnos, caería en este tercer grupo, con consecuencias imprevisibles para la ecología visual de los insectos dependiendo de la distancia de la fuente de luz y el color de los objetos vistos.
A altas intensidades, estas fuentes de luz de banda extrecha pueden proporcionar una buena discriminación de color para encontrar flores, sin embargo, bajo intensidades más bajas la misma fuente de luz puede inhibir la discriminación de color.
“Las luces artificiales diseñadas para la visión humana carecen de los rangos azul y ultravioleta que son clave para la visión del color de la polilla, y bajo muchas condiciones bloquearán la capacidad de la polilla para ver cualquier color en absoluto. Esto podría hacer que sea más difícil para ellos encontrar y polinizar flores silvestres, y para ellos encontrar lugares adecuados para camuflarlas de los depredadores. Por el contrario, la visión de las aves es mucho más robusta, lo que significa que la luz artificial les ayudará a encontrar presas de polilla camufladas, y les permitirá cazar más tarde en la noche y temprano en la mañana”, explica Troscianko.
Los resultados reportados en este estudio, que sugieren efectos previamente subestimados de la iluminación ámbar en la ecología visual de valiosos polinizadores nocturnos, abogan por evaluaciones más profundas de los impactos de luces específicas en las interacciones ecológicas relevantes y un enfoque más matizado de las soluciones para la mitigación.
Puede consultar los resultados del estudio en el siguiente enlace:
https://www.nature.com/articles/s41467-021-24394-0