Imagínese una ciudad donde cada calle y esquina no sólo facilita, sino que también inspira a sus ciudadanos a caminar. Dónde el simple acto de caminar no es solo un medio para llegar de un punto A a un punto B, sino una experiencia enriquecedora y saludable. En un mundo urbano donde el hormigón y el asfalto dominan el paisaje, un equipo internacional de investigadores ha descubierto cómo el diseño inteligente de nuestras ciudades puede transformar radicalmente nuestros hábitos de caminar, influyendo significativamente en nuestra salud física y mental.
En las últimas décadas, el diseño urbano ha evolucionado significativamente, pasando de centrarse en la eficiencia y la funcionalidad, a considerar el bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos. Es bien sabido que ser físicamente activo beneficia a la salud mental y física. Desafortunadamente, muchas personas que viven en áreas urbanas no realizan suficiente actividad física para cosechar estos beneficios. Los factores que contribuyen a esta falta de actividad física incluyen variables biológicas, familiares, políticas y ambientales construidas
Una reciente investigación liderada por el Profesor Asociado Mohammad Javad Koohsari de la Japan Advanced Institute of Science and Technology (JAIST) y su equipo internacional, aborda una cuestión crucial: ¿cómo el diseño de nuestras ciudades puede fomentar o inhibir el comportamiento peatonal?
Los resultados de la investigación, publicados en el Journal of Urban Health, muestran cómo el entorno construido puede facilitar más la actividad física al proporcionar oportunidades que hacen que caminar sea la opción automática o preferida para los habitantes de la ciudad.
Sintaxis espacial: uniendo espacio y sociedad
Un aspecto clave del proyecto de investigación fue su enfoque basado en el concepto de “sintaxis espacial”, una técnica que vincula el espacio con la sociedad y se utiliza para analizar cómo la disposición de las calles y los destinos disponibles afectan el comportamiento peatonal.
Esta metodología supera las herramientas convencionales al cuantificar la conectividad de las calles, considerando no solo la densidad de intersecciones y el tamaño de las manzanas, sino también la capacidad de las calles para guiar el flujo de tráfico peatonal.
«Sabíamos que el comportamiento de caminar estaba asociado con la conectividad de la calle y tenía como objetivo avanzar en el diseño urbano y la ciencia de la salud probando la hipótesis de que la disponibilidad de destinos influía en el tipo de comportamiento de caminar, el ocio o el transporte, para un diseño de la calle determinado. La sintaxis del espacio es una técnica basada en la ciencia y centrada en las personas que incorpora teorías que unen el espacio y la sociedad. Facilita la prueba objetiva de cómo los destinos en las calles conectadas influyen en el comportamiento de caminar», explica el Dr. Koohsari.
Conectividad y comportamiento peatonal
Utilizando cuestionarios y análisis de datos de una muestra significativa de 12.378 adultos, el equipo de investigación descubrió que la integración de calles – es decir, qué tan bien conectada está una calle con otras en la red urbana – tiene un impacto notable en el uso de las calles para el transporte. Curiosamente, encontraron que la presencia de destinos accesibles y atractivos fortalece esta relación, sugiriendo que no solo es importante cómo están conectadas nuestras calles, sino también lo que estas calles nos ofrecen.
Para el caminar de ocio, sin embargo, los resultados fueron diferentes. No se encontró una relación significativa entre la distancia recorrida para el ocio y el grado de integración de las calles. Esto sugiere que, aunque la conectividad es crucial para el transporte peatonal, otros factores pueden ser más influyentes en el caminar recreativo, como la estética del entorno, la presencia de áreas verdes y la seguridad percibida.
«Nuestros análisis revelaron que la integración de las calles influyó en caminar como medio de transporte. Es importante destacar que fue la disponibilidad de destinos lo que fortaleció esta relación. En lo que respecta a la caminata de ocio, no hubo una relación significativa entre la distancia recorrida y el grado de integración en la calle. Estos hallazgos son interesantes, ya que amplían los conocimientos anteriores sobre la conectividad en la calle y la marcha al confiar en mediciones objetivas de los destinos y los diferentes tipos de comportamiento de caminar”, detalla el Dr. Koohsari.
Implicaciones para el diseño urbano
Los hallazgos de este estudio son particularmente relevantes para urbanistas, diseñadores y responsables políticos. Indican que para fomentar un estilo de vida activo entre los habitantes urbanos, es esencial no solo considerar la conectividad de las calles, sino también la distribución y accesibilidad de destinos clave. Este enfoque puede ayudar a crear entornos urbanos que no solo son funcionales, sino también atractivos y saludables.
Así, la implicación práctica de estos resultados es clara: al planificar nuevas áreas urbanas o al reestructurar las existentes, los planificadores deben considerar cuidadosamente tanto la disposición de las calles como la ubicación de destinos importantes. Esto puede incluir la creación de calles más peatonales, la mejora del acceso a tiendas y servicios, y la incorporación de espacios verdes y áreas recreativas.
El estudio también destaca la importancia de considerar los aspectos cualitativos del diseño urbano. Mientras que la conectividad y la ubicación de los destinos son fundamentales, también lo son la estética, la seguridad y la accesibilidad. Estos factores pueden influir significativamente en la disposición de las personas a caminar, tanto para el transporte como para el ocio.
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