Desarrollar un producto sin ningún tipo de límites es mucho más fácil que concebir un producto que cumpla con la forma, función, sostenibilidad, calidad y precio que la gente pueda pagar. Ese es el reto que IKEA ha decidido asumir para cumplir con unos de los principios de la compañía: “el sueño de crear una vida cotidiana más humana, divertida, simple, inteligente y bella para muchas personas” y que ha definido como “las cinco dimensiones del Diseño Democrático».
Así, por ejemplo, la forma tiene que contribuir a hacer de la vida cotidiana un poco más alegre y hermosa. La función tiene que ver con que el productos satisfaga todas las necesidades de esta vida cotidiana. Calidad conlleva que los productos tengan que perdurar en el tiempo. Y el precio asequible hace que el producto sea accesible para muchas personas. Por último la sostenibilidad es mucho más que la elección del material o cómo se fabrica algo. Las compañías debe asumir la responsabilidad a largo plazo, desde cómo obtenemos el material, y las personas que lo producen, hasta cómo llega al cliente y cómo finalmente es gestionado al final de su vida útil.
Tal como señala la compañía sueca, “nuestra idea sobre el diseño democrático está arraigada en una tradición de funcionalismo y humanismo. Y también es un producto de nuestra actitud lúdica hacia los desafíos. Nuestros desarrolladores y diseñadores de productos tienen que encontrar el equilibrio adecuado entre todos estos elementos cuando comienza el proceso de diseño. Es un reto que nos mantiene innovadores. También es un desafío que tenemos que asumir como equipo. Muy pronto en la fase de diseño, nuestros desarrolladores y diseñadores de productos trabajan con un equipo diverso de técnicos, fabricantes y especialistas, a menudo en la fábrica. Esta asociación especial con nuestros proveedores ayuda a mantener nuestros precios bajos y encontrar las últimas técnicas para crear productos a la manera de IKEA”.