¿Alguna vez se ha preguntado por qué algunas personas tienen los ojos más claros que otras? Las diferencias en la coloración del iris se han explicado tradicionalmente como resultado de la selección sexual, pero un estudio reciente dirigido por investigadores del Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Singapur (NUS) ha revelado que esto se debe en parte a las diferencias de iluminación en los hábitats de las especies primates.
Por más de 20 años, los estudios centrados en explicar la variación en la coloración ocular de los primates se ha centrado exclusivamente en los ojos como señales visuales para la comunicación inter e intraespecífica. Esta idea, sin embargo, ha recibido poco apoyo de estudios experimentales en especies distintas a la humana. Otras sugerencias, como que los patrones de pigmentación ocular se utilizan para camuflarse contra los depredadores, también han recibido un apoyo limitado.
Aunque los ojos nos ayudan a orientarnos por el mundo gracias a la luz que entra en ese órgano, nunca se consideró seriamente la idea de que la diversidad del color de los ojos pudiera haber evolucionado debido a la presencia de diferentes calidades de luz en distintos hábitats.
Ahora, investigadores de la NUS, junto con colaboradores de la Politécnica de la República, la Universidad de St Andrews y la Universidad de Leiden, han descubierto que la luz ambiental es un factor importante que determina el color de los ojos en todas las especies de primates.
El Dr. Juan O. Perea-García, investigador postdoctoral y antiguo estudiante de doctorado de la profesora Antónia Monteiro, del Departamento de Ciencias Biológicas de la NUS, sugirió que este patrón también podría explicar las diferencias en el color de los ojos en las poblaciones humanas.
Ver los ojos bajo una nueva luz
El equipo de investigación recopiló cientos de fotografías de 77 especies de primates y midió el brillo y el color de distintas partes de sus ojos. Estas fotografías se encontraron en Internet, fueron tomadas por los investigadores o por el fotógrafo de fauna salvaje Mogens Trolle.
Los investigadores descubrieron que las especies que viven más lejos del ecuador tienden a tener la conjuntiva (el tejido que rodea el iris) más clara, algo parecido a la pigmentación de la piel en los humanos. El color del iris también cambiaba para volverse más verde o azul, a medida que las poblaciones se encontraban más alejadas del ecuador, donde los iris tienden a ser más marrones.
“Hace tiempo que sabemos que los humanos son excepcionalmente buenos usando los ojos para comunicarse con los demás, por lo que muchos investigadores habían intentado encontrar estas mismas funciones en los primates. Comprender que, en cambio, la luz ambiental puede influir en el aspecto de los ojos de los primates aporta una nueva perspectiva a este campo”, afirma el Dr. Perea-García.
Los datos obtenidos en la investigación apoyan la hipótesis de que las características de coloración del globo ocular, como la pigmentación conjuntival, están relacionadas con diferencias en la cantidad y la calidad de luz en el entorno del que cada especie es nativa.
La mayoría de los estudios anteriores sobre la diversidad del color del iris en los seres humanos (marrón, azul, verde, etc.) giraban en torno a la idea de que el color se seleccionaba sexualmente. Esta era también la explicación preferida para la diversidad en la pigmentación de la piel, hasta que las pruebas inclinaron la balanza hacia la protección contra los rayos UV.
Ver que las diferencias en el color de los ojos podían explicarse por los cambios de iluminación típicos de las áreas naturales de distribución de las especies de primates sugiere que el color del iris puede haber sido seleccionado por las condiciones ambientales en los humanos, de forma similar a la pigmentación de la piel.
En palabras del profesor Monteiro: “Lo apasionante de esta investigación es que, utilizando el método comparativo de la biología evolutiva, descubrimos que muchas especies de primates evolucionaron independientemente hacia ojos más azules en latitudes más altas, al igual que ocurrió en nuestra propia especie. Esto ayuda a inclinar la balanza hacia una explicación ecológica, y no de selección sexual, de la evolución del color azul de los ojos en los humanos”.
Los resultados del estudio sugieren que las especies con iris más azules viven en entornos con relativamente menos luz azul. La luz azul nos ayuda a afinar nuestro reloj circadiano para ajustar los niveles de energía estimulando receptores especiales en nuestra retina. En regiones geográficas con menos luz, los iris más azules pueden permitir que llegue más luz azul a esos receptores especiales, aumentando así los niveles de energía. Esto ayudaría a explicar por qué los ojos azules evolucionaron y se extendieron sólo lejos del ecuador.
“Aunque este estudio aporta una posible solución al rompecabezas de la variación del color del iris, aún quedan muchos misterios por resolver: por ejemplo, por qué algunas especies que viven en el ecuador tienen a veces unos llamativos ojos azules, como el mono araña pardo (Ateles hybridus), o por qué algunas especies con áreas de distribución similares presentan distintos niveles de pigmentación conjuntival, como el chimpancé y el bonobo”, concluye el Dr. Perea-García.
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