Un nuevo informe de Juniper Research revela como el mercado de sensores para el sector de automoción crecerá hasta superar los 92.000 millones de dólares en 2026, lo que supone un aumento del 30% con respecto a 2021.
Este crecimiento estará impulsado por los sensores que permiten el desarrollo de vehículos autónomos, así como los ADAS (sistemas avanzados de asistencia al conductor). Por contra, los sensores que controlan diversos parámetros de seguridad de los vehículos en los motores de combustión interna experimentarán un descenso sustancial debido a la mayor electrificación de los vehículos, tras las iniciativas de la conferencia sobre el clima COP26 para que los países pasen a vender el 100% de los vehículos eléctricos en 2030.
El LiDAR acelera su implementación, pero sigue siendo costoso
El nuevo informe, Automotive Sensors Market: Technology Evolution, Trends & Forecasts 2021-2026, prevé que los sensores LiDAR (Light Detection and Ranging) generen unos ingresos de 3.000 millones de dólares en 2026, triplicando su valor a medida que los fabricantes de automóviles comiencen a ampliar el despliegue de esta tecnología en vehículos semi-autónomos y ADAS.
Sin embargo, debido a los elevados costes unitarios, estos despliegues seguirán siendo bajos. La mayor parte de los ingresos de los sensores de automatización de vehículos y ADAS procederá de los sensores de imagen CMOS (cámaras utilizadas para el reconocimiento de imágenes), que seguirán siendo más rentables que el LiDAR en muchas situaciones a corto plazo.
Los vehículos eléctricos pertubaran el mercado de los sensores de control
La investigación encontró que los sensores de seguridad operacional, que constituyen más de la mitad de los sensores enviados entre 2021-2026, verán disminuir los ingresos durante el período de previsión, gracias a la aceleración de la electrificación.
Juniper Research espera que más de un tercio de los vehículos de consumo enviados en 2026 sean eléctricos. Esto significa que se necesitarán sensores diferentes para controlar las condiciones del motor, lo que provocará un descenso de la demanda de los sensores tradicionales de O2 y NOX. Sin embargo, este cambio tardará más en llegar a los vehículos comerciales, donde los motores de combustión interna seguirán siendo la norma durante mucho más tiempo.
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