Hoy por hoy son muchas las ciudades que aspiran a convertirse en inteligentes. En noviembre del año pasado, en el marco de la Smart City Expo World Congres de Barcelona, la ciudad de Nueva York recibió el Premio a la Mejor Ciudad Inteligente 2016. Pero… ¿qué requiere ser una ciudad inteligente? ¿Qué debe tener o hacer una ciudad para lograrlo?
El concepto ciudad inteligente, que es la traducción del término en ingles Smart City, es un concepto emergente que se refiere a un tipo de desarrollo urbano basado en la sostenibilidad, capaz de responder adecuadamente a las necesidades básicas de instituciones, empresas, y de los propios habitantes, tanto en el plano económico, como en los aspectos operativos, sociales y ambientales.
El concepto Smart City surge de la evolución de las llamadas Ciudades Digitales, que nacieron en España en el año 2004. Por eso, y dado su origen, las ciudades inteligentes se basan en el uso intenso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para la prestación de servicios públicos de alta calidad y calidez, seguridad, productividad, competitividad, innovación, emprendimiento, participación, formación y capacitación.
Nueva York, mejor ciudad inteligente 2016
Durante el pasado Smart City Expo World Congres celebrado en Barcelona, se premió a Nueva York como la mejor ciudad inteligente 2016 por su iniciativa NYC Strategy for building a Smart + Equitable City, impulsada por el equipo del alcalde De Blasio.
Tal y como señalan desde tuataratech.com, los puntos claves del proyecto Building a Smart + Equitable City son la hiperconectividad generalizada; la promoción de una economía digital urbana; la promoción de alianzas público-privadas y también con centros de investigación internacionales para el intercambio de mejores prácticas; la inversión en soluciones de Internet de las Cosas, orientadas hacia las tecnologías escalables y más baratas con igual eficiencia y la eficacia, y la replicabilidad de las soluciones adoptadas.
El ambicioso plan para convertir a la Gran Manzana en un referente mundial de tecnologías smart se basa en cinco pilares fuertes:
- Infraestructura: edificios inteligentes, iluminación interior inteligente y medidores de agua inalámbricos.
- Movilidad: transporte inteligente, gestión del tráfico responsable y priorización de señales de tráfico.
- Ambiente: energía inteligente, gestión inteligente de residuos y monitorización de la calidad del agua.
- Seguridad: salud pública inteligente, monitoreo de la calidad del aire y detección de disparos en tiempo real.
- Comunidad: gobierno inteligente, seguimiento del quitanieves y solicitudes de servicio 24/7.
Los buenos resultados de los protocolos diseñados por Nueva York han supuesto que hasta 20 ciudades los hayan adoptado ya. Si te interesa conocer más a fondo el proyecto de la ciudad de Nueva York: NYC-Smart-Equitable-City-Final
¿Qué requisitos hay que tener para ser una ciudad inteligente?
Entonces, en base a ello, y tal y como señalan en smartscities.com, la diferencia entre una ciudad inteligente y una ciudad normal radica básicamente en estos aspectos:
- Tener clara la estrategia, el proyecto de ciudad que se quiere para el futuro. Significa tener claro el propósito, la visión y además actualizarla sistemáticamente.
- Construir un modelo de gobernanza para una gestión relacional de la ciudad. Ahora tiende a confundirse con la cooperación público privada (CPP), pero ésta es solo una faceta de este modelo, que pasa por implicar a la sociedad civil, a entidades, empresas y ciudadanos.
- Tener un sistema de gestión eficiente. A veces se le ha llamado sistema gerencial, otras de calidad, y puede adoptar diferentes formulaciones, a condición de medir sus resultados y conseguir estándares de productividad cercanos o mejores a la media de nuestro entorno. En este momento es prioritario reformular estructuras y muchos “procesos de servicio” que han quedado obsoletos en los Ayuntamientos.
- Tener una potente base tecnológica lo más integrada. Muy relacionado con el punto anterior, pues sólo se podrá avanzar en aquellas ciudades que dispongan de sistemas de gestión y bases de datos suficientemente integradas. Esto permitirá además realizar una adecuada gestión del conocimiento y de la colaboración interna y externa, clave para el éxito.
- Tener equipos motivados y directivos profesionales polivalentes, con una alta cualificación y con una alta capacidad técnica.
- Obrar con transparencia, apertura responsable de datos y una auténtica rendición de cuentas on-line. Lo que se conoce como la filosofía “open data”, es decir, de gobierno abierto. Eso es abrir la colaboración y la participación por todos los canales, incluidas las redes sociales. Si se van cumpliendo los requisitos anteriores, y en esa misma progresión, esto será relativamente fácil y sencillo. De lo contrario, señala el portal, será complicado y ortopédico.
- Sostenibilidad del modelo territorial, con servicios urbanos mucho más eficientes. Esto afectará a los ritmos de crecimiento y al consumo de recursos básicos: económicos, sociales y ambientales. Por aquí aparecerán muchos “smart projects”, y oportunidades de colaboración público privado. Para ello se necesita emprendedores y empresas inteligentes y socialmente responsables con las que hacer alianzas estables (más que negocios puntuales).
Y además de ello, para ser una ciudad inteligente hay que contar, tal y como matizan en un artículo de La Vanguardia, con una planificación urbana eficiente; sistemas de automatización y control de edificios; con movilidad urbana eficiente y transporte público; una gestión de residuos sólidos; una preocupación por el entorno social; con tecnologías aplicadas a la salud y a la educación, y con sistemas de comercio electrónico, además de mejorar la sostenibilidad medioambiental.