Si ya este verano publicamos una investigación que relacionaba la contaminación lumínica con el aumento de probabilidad de aumento de un brote del Virus del Nilo Occiental, un reciente artículo científico firmado por investigadores del Instituto de Biorecursos y Desarrollo Sostenible (IBSD) en la India, ha evaluado la posible influencia de contaminación lumínica con el surgimiento y difusión de coronavirus humanos. El artículo revisa la relación entre el creciente uso de la luz artificial en la noche y las amenazas vinculadas con los murciélagos, ya que estos son uno de los principales reservorios de coronavirus.
La actual pandemia provocada por el coronavirus, ha hecho que la preocupación por el surgimiento de nuevos virus y enfermedades zoonóticas sea una cuestión central para toda la humanidad. La aparición de nuevas enfermedades infecciosas está aumentando desde el último decenio y ha planteado una importante amenaza para la salud pública en todo el mundo. Aproximadamente entre un 60-80% de estas enfermedades infecciosas emergentes provienen de la fauna silvestre. Los coronavirus (CoV), por ejemplo, se encuentra en una gama variada de especies animales huéspedes, incluidas las aves y los mamíferos. Muchos de estos huéspedes y vectores animales usan las señales de luz para coordinar los ritmos diarios y estacionales, y la interrupción de estos ciclos de exposición a la luz en la noche podría afectar las respuestas inmunes de los mismo, por lo que no es extraño valorar la posibilidad de que la contaminación lumínica pueda afectar a la propagación de enfermedades zoonóticas.
Desde el brote del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) hace 18 años, se ha descubierto un gran número de coronavirus relacionados con el SARS (SARSr-CoV) en uno de su huésped natural, los murciélagos. Recientemente, se han reportado seis nuevos CoV de los murciélagos de Myanmar, que pertenecían a las misma familia, aunque de forma lejana, del SARS-CoV-2. Además, estudios anteriores han demostrado que algunos murciélagos con SARSr-CoV tienen el potencial de infectar a los seres humanos. Por lo que, entender cómo se comportan y que afecta al sistema inmunitario de estos murciélagos es esencial para detectar cualquier nueva zoonosis.
Los impactos de luz artificial en la noche afecta a los animales nocturnos como los murciélagos de múltiples maneras que van desde la restricción de la búsqueda de alimento, la alteración de la reproducción y el deterioro de su comunicación y orientación, hasta un posible cambio total de las interacciones tróficas. Además, la contaminación lumínica nocturna también puede alterar las defensas inmunitarias de los animales, incluidos los humanos, al inhibir la secreción de melatonina, una hormona que puede aumentar la resistencia viral y regular la respuesta inmunitaria. Aunque falta un estudio exhaustivo sobre el ritmo de melatonina estacional o diurno y la exposición a la luz artificial en la noche en los murciélagos, hay varios estudios que demuestran que la concentración de melatonina durante la noche en estos es mayor que en los humanos (entre 60 y 500 pg/ml, mientras que en humanos oscila entre 11 y 83 pg/ml). Este nivel más alto podría tener una contribución extremadamente significativa en el mantenimiento de la fisiología de los murciélagos, y específicamente en sus mecanismos de resistencia antiviral. «Esta luz nocturna podría perturbar la sincronización huésped-virus al ejercer una presión de selección que podría conducir a la mutación del genoma del virus y a una excesiva diseminación del mismo», señalan los investigadores.
En el artículo también se establece una relación entre la aparición de diferentes brotes de coronavirus humanos durante los últimos años, y altos niveles de iluminación artificial en la noche de estas zonas. Sin embargo, es necesario señalar que estos casos la relación es circunstancial y «la mayor parte de las evidencias de impacto de la luz artificial en la noche y la infectividad del virus son correlativas», por lo que se requieren más estudios para confirmar el papel y el potencial de la contaminación lumínica en los brotes de virus de origen zoonótico.
«Dado que los murciélagos son portadores de una variedad de virus con capacidad para infectar al hombre y a otros organismos, es esencial vigilar las especies de animales salvajes para detectar cualquier nueva zoonosis. Se necesita urgentemente una red mundial de vigilancia en la que participen veterinarios y biólogos animales para vigilar, y posiblemente predecir, las posibles fuentes de la aparición de otros coronavirus altamente patógenos», concluyen los investigadores en el artículo.