La luz artificial en la noche puede ser perjudicial para las poblaciones de insectos, y una nueva investigación de la Universidad de Cornell ha demostrado cómo incluso niveles moderados de iluminación pueden afectar a las poblaciones de orugas y sus depredadores.
El estudio, publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, reveló que la iluminación artificial por la noche aumenta la presión de los depredadores en las poblaciones de orugas y reduce la probabilidad de que estas se conviertan en polillas y sirvan como alimento para depredadores mayores.
El equipo de investigación colocó más de 550 réplicas de orugas hechas de arcilla en un bosque para determinar cómo eran atacadas y cazadas por los depredadores en comparación con un grupo de control. Los científicos midieron las tasas de depredación en las orugas y la abundancia de depredadores y parasitoides en las zonas iluminadas y las zonas sin iluminación.
Los resultados mostraron que las tasas de depredación y la abundancia de depredadores fueron significativamente mayores en las zonas con iluminación artificial en comparación con las zonas de control. Este aumento de la presión de los depredadores sobre las orugas puede tener consecuencias en las poblaciones de insectos en los ecosistemas afectados.
Los modelos de orugas están hechos de arcilla extruida verde para imitar el color y el tamaño de las orugas Noctuidae (polillas oruga) y Notodontidae (polillas prominentes). La arcilla suave permite fácilmente formar huellas para que los científicos puedan determinar si los depredadores, como artrópodos, insectos o aves, aterrizaron en el modelo o intentaron morder.
De las 552 orugas de arcilla desplegadas y pegadas a las hojas para parecer auténticas, se recuperaron 521 modelos y 249 (47,8%) mostraron marcas depredadoras de los artrópodos, durante el estudio nocturno de verano.
Además, la investigación encontró que las tasas de depredación de las orugas eran un 27 % más altas en las parcelas experimentales, en comparación con las áreas de control en el mismo bosque, que tenían de 10 a 15 lux de nivel de iluminación.
“Si bien los efectos de la luz artificial por la noche se han estudiado a menudo en insectos adultos como las polillas, las orugas han visto poca investigación. Dada la ubicuidad mundial de la luz artificial por la noche, el aumento de la amenaza para las orugas es otro problema ecológico para los lepidópteros, además de la pérdida de hábitat, los contaminantes agroquímicos, las especies invasoras y el cambio climático”, señalan los investigadores en el estudio.
El estudio fue financiado por varias organizaciones, incluyendo la Academia de Ciencias de Rochester, la Sociedad de Biología Comparativa e Integrativa y la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida de la Universidad de Cornell. Con estos hallazgos, los investigadores esperan aumentar la conciencia sobre los impactos de la iluminación artificial y fomentar la adopción de prácticas que minimicen su impacto negativo en la biodiversidad y los ecosistemas.
“Las orugas son las más vulnerables en esta etapa larvaria. Están comiendo hojas y creciendo para madurar hasta la siguiente etapa. Cuando enciendes una luz del porche, de repente ves un montón de insectos en la puerta. Pero cuando atraes a esos depredadores artrópodos añadiendo luz, entonces estás impactando directamente en el desarrollo de las larvas”, concluye Sara Kaiser, coautora de la investigación,
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