Un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Michigan aporta pruebas de cómo la exposición a la contaminación lumínica altera las dinámicas depredador-presa entre ciervos y pumas a través de la “Región Intermontañosa del Oeste” en EEUU, una zona en rápido crecimiento donde la iluminación artificial en la noche es una creciente perturbación ambiental.
El estudio, publicado recientemente en la revista científica Ecography, es una de los primeros en evaluar los efectos de la contaminación lumínica entre predadores y presas a escala regional. Se combinan estimaciones de la luz artificial nocturna derivadas de satélites con datos de localización por GPS de cientos de ciervos bura, un tipo de venado propio de América del Norte, y pumas con radiocollar a lo largo del Oeste Intermontano de los EE.UU.
Los resultados muestran como los ciervos se sienten atraídos por la iluminación nocturna artificial, que se asocia con la vegetación verde alrededor de las casas y parques. Además, los ciervos que viven en regiones más oscuras son más activos alrededor del amanecer y atardecer que los que viven alrededor de zonas con contaminación lumínica. Estos tienden a forrajear, es decir, a la búsqueda de alimento durante todo el día y son más activos por la noche, especialmente en verano. Por su parte, los pumas, también conocidos como leones de montaña, son capaces de cazar con éxito dentro de las zonas de contaminación lumínica, seleccionando los puntos más oscuros del paisaje para hacer su matanza, a pesar que normalmente evitarían los altos niveles de luz nocturna.
“Nuestros hallazgos iluminan algunas de las formas en que los cambios que se están produciendo en el uso de las tierras está creando un mundo cada vez con más luz por la noche que impacta a la biología y ecología de las especies de mamíferos altamente móviles, incluyendo a los depredadores”, explica el autor principal del estudio Mark Ditmer, anteriormente investigador postdoctoral en la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Michigan, ahora en la Universidad Estatal de Colorado.
Influencia de la contaminación lumínica en el compartamiento de ciervos y pumas
La región intermontañosa del Oeste (“Intermountain West”) abarca casi 400.000 millas cuadradas y es un lugar ideal para evaluar cómo las diferentes exposiciones a la contaminación lumínica influyen en el comportamiento de los ciervos bura y los pumas, así como su dinámica depredador-presa. Ambas especies están ampliamente distribuidas en la región y la esta presenta una amplia gama de condiciones de iluminación nocturna.
Esta zona posee algunos de los cielos nocturnos más oscuros de los Estados Unidos continentales, así como algunas de las áreas metropolitanas de más rápido crecimiento, entre las que se encuentran Las Vegas y Salt Lake City. Entre estas tierras silvestres oscuras y las ciudades intensamente iluminadas se encuentra una zona o interfaz urbana-silvestre que crece rápidamente mediante la construcción de viviendas y estructuras asociadas dentro de los bosques.
Para su estudio, los investigadores obtuvieron estimaciones detalladas de las fuentes de iluminación nocturna del satélite de órbita polar Suomi de la NASA-NOAA. Recogieron datos de localización GPS de 117 pumas y 486 ciervos de cuatro estados: Utah, Arizona, Nevada y California. Además, las agencias de vida silvestre proporcionaron la ubicación de 1.562 lugares donde los pumas mataron con éxito a los ciervos bura.
«Este estudio representa una empresa de gran envergadura, y hasta donde sabemos, este conjunto de datos es el más grande jamás compilado para estas dos especies», dijo el autor principal del estudio Neil Carter, ecologista de conservación de la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la UM.
Los resultados muestran como los ciervos son atraídos por el verdor de los parques y jardines situados en esta interfaz urbano-silvestre. Los depredadores los siguen allí, a pesar del aumento de los niveles de luz nocturna que normalmente evitarían.
Al empezar el estudio, los investigadores barajaban dos hipótesis en relación a cómo afectaría la contaminación lumínica en esta interfaz urbano-silvestre a los pumas y ciervos. Por un lado, esta luz artificial nocturna podría funcionar como un escudo protector que protegiese a los ciervos de los depredadores y les permitiera alimentarse libremente. O por el contrario, los pumas podrían explotar las elevadas densidades de ciervos dentro de esta zona, dándose un festín con presas fáciles dentro de lo que los científicos llaman una trampa ecológica.
Los datos del estudio apoyan ambas hipótesis. En ciertos momentos y lugares dentro de la interfaz urbana-silvestre, simplemente hay demasiada luz artificial y/o actividad humana para los pumas, creando un escudo protector para los ciervos. En este caso particular, los ciervos bura se sienten atraídos por el verdor de la interfaz urbano-vulnerable y pueden percibir erróneamente que el aumento de la iluminación nocturna crea una zona libre de depredadores. Pero los pumas son capaces de cazar con éxito dentro de esta zona, seleccionando cuidadosamente los puntos más oscuros del paisaje para matar. Por el contrario, los pumas que viven en lugares salvajes oscuros cazan en lugares donde los niveles de luz nocturna son ligeramente más altos que los de los alrededores, según los investigadores.
«El Oeste Intermontano es la región de más rápido crecimiento de los Estados Unidos, y anticipamos que los niveles de luz nocturna aumentarán dramáticamente. Estos elevados niveles de luz nocturna probablemente alterarán de forma fundamental los sistemas de importancia ecológica entre depredador-presa. Ambas especies se cazan extensamente en esta región y son económica y culturalmente importantes”, explica Carter.