Trabajando en los arrecifes alrededor de Moorea en la Polinesia Francesa, un equipo internacional de científicos han encontrado que los peces payasos jóvenes que viven cercanos a la costa en anémonas y que están expuestos a la luz artificial en la noche, tienen una mayor mortalidad que los que viven en alta mar.
Además, para aquellos que sobreviven se encontró que crecieron menos, en torno a un 44%, debido a los efectos de la luz artificial en la noche en sus ecosistemas.
Los resultados de la investigación fueron publicados recientemente en la revista científica “Royal Society B» con el título: “Long-term exposure to artificial light at night in the wild decreases survival and growth of a coral reef fish”.
Contaminación lumínica en zonas costeras
La luz artificial por la noche es un contaminante ambiental generalizado a nivel mundial con impactos ecológicos directos en múltiples ecosistemas terrestres y acuáticos. Los niveles de contaminación lumínica están estrechamente asociados con la densidad de población humana y la actividad económica.
Actualmente, aproximadamente una décima parte de la población mundial (600 millones de personas) viven en zonas costeras que están a menos de 10 m del nivel del mar, lo que resulta en una considerable contaminación lumínica antropogénica, que se espera que aumente en paralelo con los aumentos de la población humana mundial a lo largo de la costa.
Múltiples investigaciones han evaluado el potencial y los efectos de la contaminación lumínica en diferentes ecosistemas, sin embargo, rara vez se han evaluado para las especies marinas en la naturaleza. La mayoría de estudios son llevados a cabo condiciones de laboratorio, que no pueden retratar adecuadamente sus efectos en la supervivencia y el crecimiento de las poblaciones naturales donde los animales interactúan con depredadores y presas, y donde la complejidad del hábitat y los comportamientos de afrontamiento pueden obstaculizar el comprender los efectos de la contaminación lumínica.
Para esta investigación, el equipo formado por científicos de Francia, el Reino Unido, Chile y Australia, evaluaron el impacto de la exposición a la luz artificial en la noche a largo plazo en la supervivencia y crecimiento del pez anémona juvenil (Amphiprion chrysopterus), también conocido como Pez Payaso, en la laguna de Moorea en la Polinesia Francesa.
“El pez payaso puede vivir en aguas costeras poco profundas y es altamente sedentario viviendo en anémonas, lo que significa que puede ser fácilmente impactado por la luz nocturna que proviene de farolas, muelles o puertos”, explica el autor principal de la investigación, Jules Schligler, de la École Pratique des Hautes Études PSL Université Paris (EPHE) y el Centro de Investigación Insular y Observatorio Ambiental (CRIOBE),
El equipo estudió a peces payaso en sus anémonas anfitrionas en tres diferentes sitios con contaminación lumínica, y los compararon con un sitio de control cercano, de profundidad y estructura de arrecife comparable, pero sin iluminación artificial y sólo expuestos a la luz de la luna. Los peces fueron monitoreados durante casi dos años, identificados individualmente como sobrevivientes y capturados para medir su crecimiento.
“Los niveles de iluminancia medidos bajo el agua en los tres sitios con contaminación lumínica , 0.9, 2.3 y 8.9 lux, son representativos de la contaminación lumínica a la que están expuestos los arrecifes de bordes poco profundos bajo alumbrado público y luces de hotel, aunque considerablemente más bajos que los producidos por las luces LED utilizados en los puertos. Las intensidades medias de luz en los territorios con contaminación lumínica fueron, en promedio , 143 veces mayores que las intensidades del territorio de control”, señalan los investigadores en el Paper.
Efectos en la probabilidad de supervivencia
Durante el período total de monitorización de 23 meses, la probabilidad de supervivencia de los peces expuestos a la luz artificial en la noche disminuyó un 36% en comparación con el grupo de control. La etapa de vida juvenil del pez anémona fue la más afectada,con alta mortalidad durante el primer mes de exposición.
Estudios anteriores en la naturaleza han demostrado que la abundancia de peces depredadores grandes aumenta cuando se exponen a la contaminación lumínica artificial, al permanecer estos cerca de la luz. Los depredadores piscívoros visuales pueden aumentar su actividad bajo contaminación lumínica y mejorar su capacidad de forrajeo.
Los huéspedes de anémonas marinas proporcionan un refugio natural de la depredación, y pueden haber mitigado parcialmente el impacto del aumento de la depredación y, por lo tanto, la mortalidad. Como tal, la luz artificial en la noche podrían tener mayores impactos en las especies de peces, distintas del pez anémona, que no están asociados con refugios de la depredación.
Efectos en el crecimiento
Contrariamente a las predicciones del equipo, donde se prevía que aumentaría el crecimiento del pez anémona debido al aumento de la disponibilidad de presas planctónicas que se sienten atraídas por la luz, junto con el potencial de forrajeo diario prolongado, los resultados muestran un impacto negativo en las zonas con contaminación lumínica, con crecimientos del 15%, 21% y el 51% menores en términos de altura, longitud y peso.
El crecimiento es un proceso complejo influenciado por muchos factores fisiológicos y ecológicos que interactúan y sus compensaciones y el menor crecimiento observado puede deberse a efectos negativos en la fisiología relacionada con el crecimiento. Uno de esos efectos puede ser el requisito de un período de inactividad para un crecimiento óptimo. El crecimiento del pez anémona canela, Amphiprion melanopus, se ralentizó cuando se expuso a la iluminación continua en acuarios y la falta de oscuridad en nuestro estudio también puede haber comprometido el crecimiento de manera similar.
La falta de sueño también puede resultar en un aumento del metabolismo, con una mayor demanda energética posterior, que a pesar de la mayor disponibilidad de presas planctónicas atraídas por la luz junto con el potencial de forrajeo diario prolongado, podría no realizarse plenamente, especialmente si el pez anémona se escondiera en sus anémonas y realmente se alimentara menos, lo que resulta en menos energía disponible para el crecimiento.
«Esta es la primera vez que se han probado los impactos de luz artificial en la noche en un pez de arrecife de coral en la naturaleza y durante tanto tiempo», dijo Daphne Cortese, ex estudiante de EPHE y CRIOBE, que ahora es becaria postdoctoral en la Universidad de Glasgow. “Como el 12 por ciento de todos los peces de arrecife de coral viven en estrecha asociación con otra especie sedentaria, como un coral o una anémona, la contaminación lumínica ya podría estar teniendo graves impactos negativos en una quinta parte de las poblaciones de peces de arrecife que bordean”.
El equipo internacional espera que la investigación ayude a crear conciencia sobre los impactos de ALAN en los ecosistemas marinos costeros.
“Combinando el creciente número de estudios que muestran los impactos negativos de la luz artificial en la noche en los ecosistemas marinos con las proyecciones de aumentos de la población mundial, especialmente a lo largo de las costas y la estrecha asociación con los niveles de contaminación lumínica y densidad de población, la contaminación lumínica ya es un riesgo para nuestros ecosistemas marinos y solo se exacerbará en el futuro”, concluyen los investigadores en el Paper.
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