La pronunciada desaceleración que ha sufrido el comercio mundial de bienes en esta década, y que se ha profundizado desde fines de 2018, afectará negativamente el desempeño del comercio exterior de América Latina y el Caribe en 2019, según indica la CEPAL en su informe anual Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2019 .
Se proyecta para 2019 una caída del valor de las exportaciones e importaciones regionales de bienes de -2,0% y -3,0%, respectivamente, en medio de un complejo contexto internacional caracterizado por el agravamiento de las tensiones comerciales, una menor demanda mundial, la creciente sustitución de importaciones por producción nacional en algunas economías, la menor proporción de la producción china que se destina a la exportación, el retroceso de las cadenas globales de valor y la irrupción de nuevas tecnologías que causan un impacto en la naturaleza misma del comercio, entre otros factores.
El informe sobre América Latina y el Caribe también analiza la forma en que el comercio internacional puede hacer un mayor aporte a la sostenibilidad ambiental. Los vínculos entre comercio y medioambiente se han hecho más visibles desde los años noventa, como muestra el aumento de las controversias comerciales vinculadas con aspectos ambientales y la creciente incorporación de capítulos ambientales en los acuerdos comerciales.
Por último, se aborda la situación de la infraestructura y la logística, aspectos clave para el comercio internacional y la producción. El informe concluye que para avanzar en el cambio estructural progresivo y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se requiere un abordaje integrado de las políticas de logística y movilidad con otras políticas públicas, como las de desarrollo productivo, financiamiento, desarrollo social e integración territorial y transfronteriza.
En 2019 el desempeño del comercio mundial de bienes sería el peor desde la crisis financiera. En el capítulo I de esta edición de Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe se analiza dicho fenómeno, así como las crecientes tensiones comerciales y las repercusiones en el comercio regional. La fuerte desaceleración del comercio mundial responde tanto a la acumulación de barreras comerciales desde 2018 como a otros factores de más larga data. Entre estos se destacan la menor demanda mundial, la creciente sustitución de importaciones por producción nacional en algunas economías, la menor proporción de la producción china que se destina a la exportación, el retroceso de las cadenas globales de valor y la irrupción de nuevas tecnologías que causan un impacto en la naturaleza misma del comercio.
Por su parte, las tensiones comerciales reflejan la competencia económica y tecnológica entre China y los Estados Unidos, el resquebrajamiento del “consenso proglobalización” de los años noventa y dos mil, y las crecientes críticas al funcionamiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La incertidumbre asociada a las actuales tensiones está repercutiendo negativamente en las economías más vinculadas con las cadenas productivas mundiales, especialmente en Europa y Asia Oriental. En este contexto, el valor de las exportaciones e importaciones regionales de bienes caería en 2019 un 2% y un 3%, respectivamente, aunque con una importante heterogeneidad por subregiones. A su vez, el valor del comercio intrarregional caería un 10%. Con ello se repite el patrón procíclico que se ha visto en años anteriores, al amplificar la caída de las exportaciones totales de la región.
En el capítulo II se analiza la forma en que el comercio internacional puede hacer un mayor aporte a la sostenibilidad ambiental. El comercio tiene impactos tanto positivos como negativos en el medio ambiente, con un resultado neto incierto. Los vínculos entre comercio y medioambiente se han hecho más visibles desde los años noventa, como muestra el aumento de las controversias comerciales vinculadas con aspectos ambientales y la creciente incorporación de capítulos ambientales en los acuerdos comerciales. La huella de carbono de las exportaciones de países de la región intensivos en recursos naturales es similar a la de otros países con un perfil exportador comparable. En cambio, los países de la región cuyas exportaciones se concentran en manufacturas intensivas en tecnología y servicios muestran una menor intensidad de emisiones que aquellos especializados en la exportación de materias primas. Durante la última década, América Latina aumentó su participación en las exportaciones mundiales de productos ambientales. México y Centroamérica concentran tres cuartos de las exportaciones regionales de estos productos y los Estados Unidos son el principal mercado. La incorporación de la sostenibilidad ambiental en la actividad exportadora ha estado motivada por avances normativos, desastres ecológicos y presiones sociales. Los estándares internacionales han servido de base para generar instrumentos locales orientados a la mitigación de impactos ambientales en la región. Hacia el futuro, existe un potencial importante para aumentar la contribución del comercio a las indispensables transformaciones estructurales hacia estilos de producción y consumo con bajas emisiones de carbono. Para ello se requiere una mayor coherencia entre los regímenes internacionales del comercio y del cambio climático.
En el capítulo III se examina la situación de la infraestructura y la logística, aspectos clave para el comercio internacional y la producción. Se parte de la tesis de que mientras los aranceles se han ido reduciendo, la importancia de otras barreras ha ido aumentando, en particular aquellas vinculadas a la logística y la infraestructura. En este contexto, se observan sus restricciones actuales: la escasa infraestructura, el desequilibrio modal, las fallas y dificultades institucionales y regulatorias y, en muchos casos, la marcada dispersión de las acciones y visiones públicas sobre la infraestructura y sus servicios, y la falta de integralidad en el abordaje de las políticas. Para superar estas limitaciones es preciso alcanzar una logística integradora, aplicando el principio de comodalidad, y formando una red amplia de servicios eficientes, resilientes y sostenibles. Se examina la participación de la región en el comercio marítimo mundial de mercaderías, y los tres grandes desafíos en materia de políticas de infraestructura y logística, a saber, el nivel de inversiones, la resiliencia de la infraestructura y los aspectos regulatorios y de competencia de las concesiones de infraestructura. Se analizan las concesiones y se hace un diagnóstico de los principales problemas que se han producido en torno a estas, como la alta tasa de renegociaciones de contratos.
Se concluye destacando la necesidad de reexaminar las políticas públicas en materia de concesiones de infraestructura económica y el rol central de la acción regulatoria del Estado, especialmente en el ámbito de la competencia.
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