Los efectos perjudiciales de la exposición a los rayos solares están bien documentados, y el objetivo principal de los protectores solares es proteger la piel contra la peligrosa radiación ultravioleta (UV). Un grupo de científicos de la Universidad de Newcastle ha realizado un estudio para investigar en profundidad los daños que luz visible e infrarroja puede causar en nuestra piel llegando a importantes conclusiones.
Los expertos de Newcastle han demostrado científicamente que los rayos UV no son el único tipo que pueden penetrar de forma profunda en la piel, ya que la luz visible e infrarroja también puede dañar las células de nuestra piel.
El estudio publicado en “The FASEB Journal”, revela que la capa dérmica más profunda de la piel puede verse dañada tanto los rayos UV, como por la luz visible e infrarroja, y determina que sería adecuado protegerse de los tres para evitar el envejecimiento de la piel.
“Nos protegemos de los rayos ultravioleta de la luz solar utilizando filtros solares para prevenir quemaduras, envejecimiento prematuro y un mayor riesgo cáncer de piel. Sin embargo, junto con los rayos UV, la luz solar también contiene luz visible e infrarroja”, explica Mark Birch-Machin, profesor de Dermatología Molecular en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Newcastle, que fue el encargado de dirigir el estudio.
“Es importante considerar que la luz visible e infrarroja también puede estar contribuyendo al daño de nuestra piel a través del sol, y que podría ser beneficioso poder proteger nuestra piel de esta luz cuando los rayos UV están presentes”.
Los investigadores descubrieron que las células de la piel son sensibles no solo a longitudes de onda UV, visible e infrarroja , sino también a su interacción con la luz solar. “Cada una de ellas por separado están bien, pero cuando se combinan el efecto se multiplica. El primer golpe viene de los rayos UV, que son los responsables de causar el mayor daño, para posteriormente con efectos más pequeños, la luz visible e infrarroja actúan para causar daña adicional. La luz visible e infrarroja por sí sola tiene un pequeño efecto sobre el piel, pero su potencia aumenta de forma drástica cuando hay rayos UV”, explica Birch-Machin.
El estudio analizó si la luz UV, visible e infrarroja de una lámpara solar, que imita la luz solar natural, tuvo un efecto sobre los marcadores de daños en las células de la piel de personas adultas.
Se descubrió que las células de la capa superior de la piel (queratinocitos) fueron dañadas por la luz UV, y no recibieron un mayor daño al ser sometidas a la luz solar “completa” que contenia luz ultravioleta, visible e infrarroja.
Sin embargo, las células de la capa dérmica más profunda de la piel (fibroblastos) fueron dañadas por los rayos UV como se esperaba, pero también sufrieron un mayor daño con la luz completa. Estas células resultaron más dañadas al incluir la luz visible e infrarroja, que no afecta a los queratinocitos.
“El estudio proporciona una información clave para ayudar a la industria comercial de protectores solares en su estrategia de protección continua ofrecida por las cremas solares, buscando formas de proteger nuestra piel de la luz solar “completa”. La luz visible e infrarroja no causa quemaduras solares y no se sabe que sean directamente un riesgo de cáncer de piel”, concluye Birch-Machin.