Científicos del Centro Aeroespacial Alemán – DLR (Deutsches Zentrum für Luft- und Raumfahrt;), han construido el mayor sol artificial del mundo con el objetivo de poder allanar el camino hacia la creación de hidrógeno para usarlo como combustible verde.
El sistema, bautizado como Synlight, ha tardado dos años en terminarse y se ha desarrollado en el Centro Aeroespacial Alemán ubicado en Jülich, cerca de Colonia, y está compuesto por una serie de 149 lámparas de xenón, dispuestas en una superficie de 20cmx20cm, y ha costado 3,5 millones de euros, que han sido financiados a través de los fondos públicos del estado de Renania del Norte y el Ministerio de Energía alemán.
Cuando todas estas lámparas, de 350 kilowatios, se proyectan hacia a un mismo punto, son capaces de generar una temperatura de unos 3.000 grados centígrados, 10.000 veces más potente que la luz solar que llega a nuestro planeta.
En busca de nuevas formas de crear hidrógeno
Con ello, según explicó Bernhard Hoffschmidt, director del instituto de investigación solar, en una entrevista telefónica a la Thomson Reuters Foundation, los científicos tratan de encontrar nuevas formas de crear hidrógeno para alimentar vehículos como automóviles y aviones. “La operación produce vapor de agua que se puede dividir en hidrógeno y oxígeno. El hidrógeno creado puede utilizarse para alimentar aviones y automóviles con combustible libre de dióxido de carbono», ha señalado.
El objetivo del proyecto recae en producir energía solar para los países del norte de Europa, dónde las horas de sol son escasas. Para estos países, que el experimento funcione a largo plazo podría suponer un salto cualitativo en la competencia mundial de la energía renovable y la necesaria -de momento- dependencia de los combustibles fósiles.
Pero el sistema Synlight tiene un inconveniente, y es que consume una gran cantidad de energía. «En cuatro horas el sistema utiliza casi tanta electricidad como un hogar de cuatro personas en un año”, señaló Hoffschmidt, por eso “nuestro objetivo es usar la luz del sol para producir hidrógeno en vez de luz artificial».
También reconoció que todavía hay «un largo camino por recorrer» antes de que el método pudiera ser ampliado para uso comercial, que, según él, requeriría miles de millones de toneladas de hidrógeno. «Creo que el uso comercial sólo será posible cuando las sociedades y los gobiernos se den cuenta de que no podemos quemar más combustibles fósiles», concluyó Hoffschmidt.