Al reemplazar la tecnología de focos ahorradores en la iluminación de la explanada de Rectoría de la BUAP, en Ciudad Universitaria (CU), por un sistema de LED y fotovoltaica, será posible emitir la misma cantidad de luz con un consumo de energía diez veces menor. Es decir, con sólo 60 watts se producirá la misma cantidad de luz que un reflector común de 600.
Jesús Carrillo López, investigador del Departamento de Semiconductores del Instituto de Ciencias (ICUAP) de la BUAP, diseña y fabrica sus propios sistemas fotovoltaicos y de diodos emisores de luz. En la actualidad el científico desarrolla este proyecto de aplicación científica que además de incorporar tecnología LED integra sistemas fotovoltaicos con los cuales será posible iluminar el centro de CU de forma amigable con el medio ambiente.
Mientras que 5.000 lámparas de vapor de sodio -de 175 watts– producen anualmente 4,4 millones de kg de dióxido de carbono (CO2), el mismo número de lámparas LED, con características lumínicas similares, durante ese periodo sólo producen 1,6 millones de kg. Es decir, reducen al año un total de 2,8 millones de kg del gas carbónico, considerado como principal causante del calentamiento global y los cambios climáticos, informó el doctor en Ciencias por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, al destacar las bondades ecológicas de esta tecnología.
Como parte de su proyecto, el científico se ha encargado del diseño y fabricación de los módulos fotovoltaicos, algo que en México es muy poco frecuente. Además de representar un ahorro económico significativo, el diseño se adapta mejor a las necesidades particulares, que en este caso se satisfacen con 12 módulos trapezoidales, cada uno con una potencia de 70 watts.
“Que podamos diseñar y fabricar nuestros propios sistemas fotovoltaicos nos permite darle la geometría que nos convenga, a diferencia de la mayoría de las instalaciones que vemos y que tienen módulos rectangulares o, en menor frecuencia, cuadrados, que son los que se fabrican comercialmente”, comentó.
Por esa razón, Carrillo López se ha ocupado de buscar los materiales necesarios y, en un ejercicio de innovación, utilizar sus conocimientos para suplir los originales por otros que son más económicos, o más eficientes para las funciones de los módulos fotovoltaicos.
Este proyecto de aplicación científica es un ejemplo de cómo la innovación, producto del constante trabajo de investigación, favorece no sólo a la economía, sino también la sustentabilidad de las tecnologías empleadas por el ser humano.
La disminución de dióxido de carbono gracias al uso de LED se puede dimensionar al suplir 5.000 lámparas de vapor de sodio de 250 watts por lámparas LED equivalentes a 120 watts, pues si se emplean estas últimas durante un año se reducen cerca de 4 millones de kilogramos de dióxido de carbono.
En el proyecto encabezado por Carillo López se utilizarán lámparas LED con las cuales es posible gozar de muchas ventajas, además de las ya mencionadas bondades con el medio ambiente. Los focos incandescentes y los ahorradores tienen un periodo de vida corto -2.000 horas- en comparación con la tecnología LED, cuyos diodos duran aproximadamente 60.000 horas.
Cuando se requiera un remplazo, agregó, en los casos de las torres, por ejemplo, es necesario que toda la estructura sea maniobrada para suplir el foco o los focos inservibles; es decir, implica un trabajo de logística laborioso y complejo. Con este tipo de proyectos de innovación, el investigador busca generar una cultura en la aplicación y uso de energía fotovoltaica en la Institución.
Fuente: Radio de la Universidad BUAP http://radiobuap.com/