El nuevo centro de innovación técnica de Ferrero, una de las mayores compañías de chocolates y confitería del mundo (conocida por sus marcas como Nutella, Kinder y Ferrero Rocher), ya está a pleno rendimiento. Diseñado por Frigerio Design Group, el Centro Técnico de Ferrero representa una nueva frontera para la arquitectura industrial en nombre de la “calidad total”.
Adherido a los estándares de la Industria 4.0, se enfoca en la producción automatizada e interconectada, donde las personas y las máquinas trabajan en armonía, respetando su ecosistema. La tecnología siempre está integrada en una arquitectura reconocible y tranquilizadora, reuniendo la identidad corporativa, la historia y el know-how del grupo.
Tras un concurso por invitación celebrado en 2017, el nuevo centro de innovación técnica surge de la necesidad de combinar las operaciones de ingeniería de la empresa, en particular aquellas dedicadas a diseñar nuevas líneas de producción, con el taller donde se preensamblan y prueban. Un conocimiento invaluable que la compañía quiso mantener en Alba, Italia, una ciudad intrínsecamente ligada a su historia y donde se encuentra su sede central.
Para el diseño del centro, Frigerio Design Group se basó en la Slow Architecture: proyectos desarrollados para garantizar un menor impacto ecológico, que sean duraderos y capaces de aprovechar aprovechan los recursos del contexto local para su definición.
La arquitectura se integra, por tanto, en el entorno circundante y construye vínculos con los elementos más característicos de los paisajes típicos de las Langhe, un área designada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Un estudio profundo del área, además de factores como el apego a su territorio, la naturaleza y los colores, inspiró el proyecto arquitectónico de Frigerio Design Group, que los reinterpreta a través de geometrías abstractas con los tonos cálidos de un paisaje de otoño.
El nuevo centro da apoyo a las funciones de gestión y operativas de Ferrero, contando con un edificio ecológico de 12.700 m2 que es nZEB (edificio de energía casi nula) para acoger a 200 empleados.
El proyecto arquitectónico
El principal objetivo del proyecto del Centro Técnico Ferrero era hacer justicia a funciones diferentes pero estrechamente relacionadas. El taller de construcción de la maquinaria para las plantas de fabricación de Ferrero se sitúa en la planta baja junto con todas las operaciones relacionadas con su diseño, mientras que casi toda la planta superior está dedicada a diversas oficinas, tanto ejecutivas como operativas, además de espacios de trabajo, salas de conferencias y zonas para el personal.
El enorme vestíbulo está totalmente acristalado. Es la zona de recepción y entrada del personal y concentra la percepción de todo el universo Ferrero en un único espacio. En el interior hay una gran escalera metálica de color rojo vibrante que asciende como una «pasarela suspendida» y ofrece una vista inicial sobre algunas de las operaciones del núcleo del edificio. Sobre el vestíbulo se abren los enormes ventanales de las entreplantas, las zonas de experimentación, las salas de conferencias, los despachos para asesores, un salón y los vestuarios para el personal.
Todas las áreas y sistemas técnicos están integrados en las fachadas o escondidos en la entreplanta, conectando sus 3.300 m2 de diseño y producción. La estructura tiene un tejado plano en voladizo con una sombra orientada al sur y un pórtico rompeolas con lamas elípticas.
El taller de 3.500 m2, con una luz libre de 25 m y una longitud de más de 100 m, es donde se ensambla la maquinaria. Su planta es esencial y rectangular, de color blanco, con la carpintería metálica y la planta arquitectónica a la vista. Las aberturas de la fachada captan la luz natural y el aire al tiempo que sombrean la luz directa del sol, reinterpretando así la típica nave industrial, lo que no podía conseguirse aquí debido a la construcción en capas del edificio: El arquitecto Enrico Frigerio las define como «branquias», elementos reales que permiten que el edificio respire. Los paneles de relleno perimetrales alrededor del edificio industrial tienen una superficie microperforada y fonoabsorbente para mejorar la calidad del espacio de trabajo y reducir la contaminación acústica.
Espacio de oficinas
Trabajar cómodamente: estas son las palabras clave utilizadas por el arquitecto para resumir el proyecto de las oficinas, con un espacio emocional, donde los cinco sentidos se estimulan buscando la zona de confort adecuada.
Los materiales y colores reproducen la naturaleza que rodea el edificio, convirtiendo las oficinas en un auténtico «paisaje elevado». Una serie de patios verdes, que el arquitecto denomina «jardines colgantes», se sitúan en el centro del gran espacio abierto para cumplir una función bioclimática, acústica y estética. También mejoran la calidad sensorial y la luz natural, al tiempo que integran momentos de relajación y encuentro para el personal, acercando el espacio interior al exterior, también a través de su enorme apertura hacia el paisaje.
El espacio de oficinas, situado en la última planta, se extiende sobre una superficie diáfana de 4.100 m2. Alberga salas de conferencias, zonas privadas y espacios de descanso que permiten a los trabajadores utilizar puestos ergonómicos con vistas al paisaje. Los espacios se caracterizan por el acristalamiento y las aberturas modulares, continuas y transparentes. Hay pocos elementos fijos y las geometrías están coordinadas para ofrecer la máxima flexibilidad.
El arquitecto, Enrico Frigerio, optó por suprimir las papeleras de los puestos individuales para garantizar un sistema eficaz y centralizado de reciclaje del papel que haga a los empleados proactivos y conscientes de lo fácil que es reciclar.
El diseño interior se desarrolla a partir del color verde como elemento clave, que está presente en tres tonalidades diferentes: en los suelos de linóleo, alternado con madera de bambú, y en la serie de jardines abiertos y colgantes unidos entre sí recordando las materias primas utilizadas por Ferrero.
Los espacios fueron diseñados por Frigerio Design Group para satisfacer las necesidades de las personas y su comodidad. Absorben la luz natural y el aire y se diseñaron teniendo en cuenta los beneficios de la biofilia, utilizando también el verde como sistema para regular el microclima y colocando plantas de café y árboles de avellana y granada.
Sostenibilidad medioambiental
Bioclimático y nZEB (edificio de energía casi nula), el edificio se diseñó para reducir al mínimo las emisiones de dióxido de carbono. El edificio es compacto y en su construcción se utiliza material industrial montado en seco. Maximiza todas las entradas pasivas (luz, aire y luz solar) y reduce al mínimo los recursos necesarios para su funcionamiento y mantenimiento, al tiempo que contribuye a su identidad clara e individual. En el tejado hay instalado un sistema fotovoltaico que genera hasta 300 kW pico.
Una serie de aberturas contrapuestas permite proporcionar ventilación natural en las estaciones centrales. Las oficinas están climatizadas con sistemas radiantes en el techo, que funcionan a 40° en lugar de los 70° habituales. Se utiliza un sistema de absorción acústica para aumentar aún más el confort de los interiores. En las zonas de aparcamiento se utiliza un sistema de iluminación inteligente para reducir la contaminación lumínica. Garantiza que las luces se enciendan sólo en presencia de tráfico.
Fotografías: Positano e G. Cambiaggi | Studio Campo, E. Cano