La introducción de luz artificial en los entornos naturales ha sido una preocupación creciente en los últimos tiempos, especialmente en lo que respecta a sus efectos en los ecosistemas marinos. Los arrecifes de coral, situados en ubicaciones costeras, aguas poco profundas y transparentes, albergan una amplia variedad de organismos fotosensibles. Esta composición única hace que estos ecosistemas sean excepcionalmente vulnerables a las perturbaciones biológicas inducidas por la contaminación lumínica. A pesar de ello, sigue habiendo todavía una brecha significativa de conocimiento sobre las implicaciones ecológicas de la iluminación artificial en estas comunidades marinas.
Para profundizar en este campo y reducir esta brecha de conocimiento, un estudio reciente, publicado en la revista Global Change Biology y llevado a cabo por un equipo internacional de científicos del Reino Unido, Francia, Polinesia Francesa y Chile, ha arrojado luz sobre cómo la iluminación artificial afecta la vida nocturna de los arrecifes de coral, revelando cambios significativos en las comunidades de peces y las dinámicas predatorias.
Según la Dra. Emma Weschke, autora principal del estudio y parte del equipo de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Bristol, “al caer el sol, los arrecifes de coral experimentan una transformación dramática. Durante el día, los peces vibrantes se ocultan para dormir entre los corales y, al anochecer, especies nocturnas emergen de grutas y grietas en busca de presas”. Sin embargo, esta dinámica se ve alterada bajo la influencia de la luz artificial.
Transformación nocturna de los Arrecifes
La investigación destaca cómo la luz artificial, generada por actividades humanas, elimina el manto de oscuridad que protege a la vida marina de los depredadores nocturnos. “La luz artificial expone a los habitantes del arrecife a peligros inesperados”, comenta el Profesor Andy Radford, coautor del estudio.
Utilizando cámaras subacuáticas de visión nocturna infrarroja diseñadas específicamente para este propósito, los científicos pudieron filmar el arrecife por la noche sin interferir con el comportamiento de los peces, quienes no pueden ver la luz infrarroja.
El estudio reveló que los arrecifes iluminados artificialmente albergaban un mayor número de especies de peces por la noche en comparación con los sitios de control sin luz artificial. Sorprendentemente, muchas de estas especies eran peces depredadores que se alimentaban de zooplancton, peces pequeños e invertebrados.
“Muchas de las especies detectadas en arrecifes iluminados artificialmente no eran peces nocturnos, sino aquellos que generalmente están activos durante el día”, explica la Dra. Weschke. Esto sugiere que la contaminación lumínica puede alterar los patrones de actividad normales de estos peces, posiblemente afectando su necesidad de sueño y, por ende, su capacidad para regenerar energía y mantener la aptitud física.
La presencia incrementada de luz facilita a los depredadores la localización y captura de presas, reduciendo el esfuerzo necesario para alimentarse. Este fenómeno atrae a un mayor número de depredadores a los arrecifes iluminados artificialmente, alterando así las dinámicas naturales del ecosistema. Sin embargo, el estudio también trae buenas noticias: los cambios observados en la vida nocturna del arrecife solo se notaron después de una exposición media de 25 noches consecutivas a la luz artificial. Exposiciones más cortas no fueron suficientes para provocar cambios notables en las comunidades de peces comparadas con los controles.
“Esto es una noticia positiva, ya que sugieren que podría haber soluciones de bajo costo que sean rápidas de implementar. Reducir los impactos de la luz artificial podría ayudar a construir resiliencia en valiosos arrecifes de coral”, sugiere el Profesor Steve Simpson, coautor del estudio.
Este estudio buscaba ofrecer una comprensión inicial sobre cómo la luz artificial nocturna impacta a las comunidades de peces en los arrecifes de coral, utilizados aquí como un sistema modelo. Los hallazgos experimentales demuestran que la introducción de iluminación artificial en los arrecifes altera significativamente la composición de las comunidades de peces nocturnos al atraer y estimular la actividad de depredadores tanto nocturnos como diurnos, que son residentes o transitorios dentro del arrecife. Esta alteración puede tener consecuencias adversas en la fisiología y viabilidad de las especies diurnas, al forzarlas a forrajear más allá de sus periodos de actividad natural, lo que podría desencadenar desequilibrios tróficos, crear nuevas interacciones predatorias y fomentar competencia entre especies por un nicho alterado por la iluminación no natural.
“A diferencia de contaminantes persistentes como los gases de efecto invernadero y los plásticos, la luz artificial puede eliminarse sin dejar residuos al apagarse. Limitar su intensidad y duración, priorizar su uso para necesidades esenciales y minimizar su aplicación estética son pasos cruciales para restaurar las noches oscuras naturales, esenciales para la salud de los ecosistemas marinos”, concluye la Dra. Emma Weschke.
Puede acceder al paper completo de la investigación a través del siguiente enlace:
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/gcb.70002
Fuente de imágenes: Unsplash. Imágenes de banco de imágenes no pertenecientes a la investigación