El municipio de Castelló d’Empúries, situado en el corazón del Alt Empordà (Girona), es uno de esos enclaves que condensan siglos de historia en cada piedra, arco y plaza. Su casco antiguo, perfectamente conservado, testimonia la importancia que tuvo como capital del antiguo condado de Empúries y conforma un conjunto urbano donde la arquitectura medieval y la vida cotidiana contemporánea conviven de forma singular.
Con el objetivo de poner en valor el patrimonio arquitectónico del municipio, el Ayuntamiento de Castelló d’Empúries acometió recientemente un ambicioso proyecto de renovación integral de su alumbrado. La empresa encargada de la instalación fue Endesa Energía S.A.U., a través del contrato de servicios energéticos incluido en el acuerdo marco de la Associació Catalana de Municipis (ACM).
Para lograr una iluminación eficiente y plenamente integrada en el entorno, se realizó una planificación técnica detallada que contempló tanto la morfología urbana como la función de cada espacio. Se seleccionaron diferentes modelos de luminarias de la firma Carandini, adaptando ópticas, potencias y temperaturas de color a las necesidades específicas de cada área.
En el centro histórico se instalaron las luminarias Clamod y Mikos, seleccionadas por su capacidad para integrarse en entornos patrimoniales y realzar el valor arquitectónico de plazas, calles y edificios emblemáticos de la villa medieval. En los parques y jardines, se optó por el modelo Century, que proporciona una luz suave y homogénea, ideal para zonas de esparcimiento y tránsito peatonal. Finalmente, en calles y avenidas se incorporó la solución Veka, diseñada para ofrecer máxima eficiencia energética y uniformidad lumínica, garantizando una iluminación funcional, segura y adaptada a cada tipo de espacio urbano.
La temperatura de color fue otro de los parámetros clave del proyecto. En el casco antiguo, la luz se configuró a 2700 K, un tono cálido que potencia la sensación de proximidad y refuerza el carácter histórico del conjunto urbano. En las zonas de mayor sensibilidad medioambiental, especialmente en los márgenes del río Muga, se redujo la temperatura hasta 2200 K, limitando la emisión de luz azul y, por tanto, el impacto sobre la fauna nocturna y los ecosistemas ribereños. En las vías principales y ejes de tránsito, se optó por 3000 K, un compromiso entre funcionalidad, confort visual y reproducción cromática.
Este enfoque lumínico graduado, basado en la diversidad de usos y valores del territorio, ha permitido construir una identidad nocturna coherente, donde cada zona dispone de la iluminación que necesita, ni más ni menos. La intervención no solo ha reducido el consumo energético en más de un 60%, sino que también ha mejorado la uniformidad, ha disminuido la contaminación lumínica y ha puesto en valor la riqueza patrimonial y natural del municipio.
Imágenes: Carandini