Quiero comenzar mi participación en este blog anunciando que el próximo día 5 de octubre se presentará en el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid la Guía para la Iluminación Eficiente de Monumentos que he tenido el placer de redactar junto con mi equipo y que va a publicar la Comunidad de Madrid en el marco de su programa Madrid Ahorra con Energía.
Esta publicación no es una guía en el sentido habitual del término, por dos razones esenciales: la primera porque una guía implica objetividad en el tratamiento de la cuestión sobre la que trate y en la iluminación de monumentos pocas cosas hay que puedan ser consideradas como objetivas. Y la segunda, porque una guía lleva aparejada la voluntad de compendio resumido y por nuestra profesión somos más bien dados al concepto y a la divagación con la que lo adornamos. No obstante, es verdad que también contiene mucha información que podrá ser útil para muchos diseñadores de iluminación, arquitectos o conservadores del Patrimonio en el desempeño de su actividad profesional.
El objetivo esencial de esta guía en lo que tiene que ver con la eficiencia energética es llamar la atención sobre los aspectos que influyen en la mejora de la misma y su influencia relativa en el resultado final. Una manera simplista de tratar la cuestión de la eficiencia consiste en sustituir una bombilla de vapor de sodio de 150W por una placa de LED de 42W, por poner un ejemplo, y propalar a los cuatro vientos que la intervención realizada es el no va más en el ahorro energético y en el cuidado de nuestro desdichado planeta.
Por el contrario, una auténtica política de eficiencia energética debería plantearse, con más motivo ahora que disponemos de una tecnología eficaz, versátil y controlable, si la práctica tradicional de iluminación es la adecuada. En el fondo, el hilo argumental de la guía que vamos a presentar no es otro que afirmar que es posible y necesario romper con las concepciones trasnochadas en la manera de entender la iluminación y que urge acabar con la deplorable falta de lógica y rigor proyectual. Un buen proyecto de iluminación, a mi juicio, es la mejor herramienta para la mejora de la eficiencia energética, más eficaz aún que el propio LED empleado sin criterio. Continuará…