El Ayuntamiento de Barcelona invertirá unos 22 millones de euros hasta 2028 para renovar y mejorar el alumbrado público de la ciudad. En el marco del Plan de Mantenimiento Integral (PMI), parte del más amplio Plan Arregla, se llevarán a cabo 153 actuaciones estratégicas para no solo mejorar, sino transformar la infraestructura lumínica de la ciudad. Este proyecto global tiene como metas principales implementar un sistema de telegestión completo del alumbrado y aumentar la cuota de tecnología LED del 35% actual al 50%,
Actualmente el alumbrado de Barcelona se compone de 157.000 puntos de luz, de los cuales el 35% son ya de tecnología LED. En total hay una potencia instalada de 16.300 kW y un consumo de 67 GWh/año, que representan el 20 % del total del consumo de energía.
Estos puntos de luz se gobiernan a través de 2.582 cuadros de mando repartidos por la urbe, los cuales, serán uno de los puntos claves del proyecto de modernización que se pretende que todos ellos sean telegestionados para 2028.
50% de alumbrado con tecnología LED
Una de las piedras angulares del PMI es el incremento en la adopción de tecnología LED, con el objetivo de elevar su presencia del 35% actual al 50% al término del proyecto.
Este aumento de los puntos de luz de la ciudad a tecnología LED es un paso clave para la mejora de la eficiencia energética de la ciudad, al reducir de forma considerable la potencia instalada y conseguir importantes ahorros energéticos en 2028. Además, este cambio no solo representa una mejora en términos de eficiencia energética, sino también en la calidad lumínica, proporcionando una luz más uniforme y placentera que mejora la percepción de seguridad y el confort visual en las calles.
De las actuaciones previstas para este 2024, veintitrés ya se han terminado, dos están en ejecución y once empezarán a partir del mes de septiembre. Actualmente está en marcha la actuación de la calle de las Camèlies, donde se hace una renovación integral de las instalaciones: se cambian 52 farolas y 800 metros de cableado. Además, este mes de julio se ha e ha terminado una actuación similar de renovación en el barrio del Fort Pienc, en L’Eixample, en las calles de Nàpols y Sicília, entre la calle de Aragó y la Gran Vía, y en las calles del Consell de Cent y la Diputació, entre las calles de Nàpols y Sicília.
100% en telegestión
Mientras que la transición a tecnología LED constituye uno de los pilares fundamentales del proyecto, la implementación de la telegestión para los 2.582 cuadros de mando se destaca como el objetivo central a alcanzar para 2028.
Este enfoque permitirá a Barcelona contar con un sistema de control centralizado que facilita el monitoreo efectivo y la gestión de las incidencias más significativas, asegurando así la operatividad constante del alumbrado público. Este sistema avanzado no solo detecta averías y permite la reprogramación de horarios de acuerdo a las necesidades específicas de cada zona, sino que también ejerce un control dinámico sobre la luminosidad y simula los consumos energéticos de las instalaciones.
Lograr que este sistema de control centralizado se extienda a todos los centros de mando de la ciudad es crucial para cumplir con tres objetivos que se puesto el consistorio barcelones:
- Cero apagones de calle, el índice de disponibilidad del servicio es del 99,9 %
- Cero defectos eléctricos
- Cero defectos mecánicos
Este proceso integral de renovación y mejora se desarrolla en paralelo a las actividades de mantenimiento correctivo, que incluyen la detección y reparación de averías, así como al mantenimiento preventivo regular, que abarca la limpieza y el cambio programado de lámparas, y al mantenimiento normativo, que asegura la verificación exhaustiva de todas las instalaciones.
Inclusión y seguridad
Todos los proyectos de mejora y renovación se trabajan de manera conjunta con cada distrito para detectar dónde hay que hacer las mejoras. Los proyectos se trabajan con criterios de mejora de la sensación lumínica, que no quiere decir más luz, sino luz mejor repartida y dirigida.
Se reducirá la altura del punto de luz en las aceras (por debajo de los 5 metros) y siempre por debajo de la copa de los árboles, y se implementarán diferentes temperaturas de color en las aceras y en los viales, para aportar calidez a los peatones y diferenciar los espacios para las personas y para los vehículos.
Asimismo, también se incorporarán criterios de seguridad y perspectiva de género para eliminar puntos oscuros y garantizar una iluminación uniforme que no solo disuade actos delictivos sino que también promueve un ambiente urbano más seguro para todos los ciudadanos.
Imágenes: Ayuntamiento de Barcelona