La robótica, la automatización de procesos en la fabricación industrial crea y protege miles de empleos en España, siendo así un instrumento que puede destrozar la vida de un empleado o facilitársela. Lo mismo que han hecho los ordenadores, los teléfonos o internet.
Desde la teoría de que los robots en la industria harán a sus trabajadores prescindibles y engendrarán una sociedad llena de parados, hasta que solo beneficiará a las multinacionales implantadas en nuestro país, a las empresas instaladoras o solamente a profesionales de altísima cualificación, y en todo caso la desigualdad será tal porque provocarán un desplome de las condiciones laborales frente a un autómata que no conoce los festivos, ni la pereza, ni mañanas con tráfico ni “hoy llego tarde porque llevo al niño al médico”.
En los próximos diez años se automatizará una cuarta parte de todas las actividades industriales, incluida la industria de la iluminación, según BOSTON CONSULTING
Si esto se cumple, la situación se traducirá en despidos y en rebaja de los costes laborales españoles. Las cuestiones no son menores en un país como el nuestro que tiene más de un millón de parados de larga duración. El debate público está servido, para encontrar el punto medio a esta revolución tecnológica que suscita preguntas como… ¿Cómo competir con jornadas laborales de robots de 24 horas?
Pero como toda verdad absoluta tiene muchos matices, hay quien defiende que los robots crean miles de empleos que no son de alta cualificación y han permitido que muchas empresas no hayan pegado el cerrojazo en los últimos años y que se hayan animado a traer a sus plantas, por ejemplo, desde China. Sirvan de ejemplo, países como Japón, Corea del Sur o nuestros vecinos europeos, Alemania, Suecia y Bélgica que no han renunciado por ellos a bajos índices de paro, fuertes regulaciones laborales y a igualdades sociales.
Cierto es que muchos operarios han mejorado muy sustancialmente su vida laboral gracias a la robótica, porque el transporte de peso excesivo o estar entre temperaturas extremas ya es cosas de máquinas inteligentes y que ellos mismos controlan.
En España no hay fabricación de los robots industriales de las cuatro empresas más importantes del mundo: Kuka, ABB, Staübli y Fanuc, pero si han creado decenas de puestos de trabajo en departamentos comerciales y servicios de mantenimiento.
La realidad industrial es que más de la mitad de los robots industriales están implantados en el sector del automóvil, siendo la industria de la iluminacion, entre los pocos fabricantes que hay en suelo español, muy pocos empresas las que tienen implementadas líneas de automatización o robótica en su proceso de producción.
Un ejemplo muy cercano en el sector de la iluminación y que smartLIGHTING tuvo la oportunidad de visitar en el mes de septiembre pasado con motivo de su 40 cumpleaños fue la aragonesa ELT que desarrollan en su planta de Zaragoza componentes para la iluminación basados en tecnología magnética y electrónica. Esta empresa familiar y 100% capital español ha invertido en los últimos 5 años más de 7 millones de euros para mejorar su capacidad productiva mediantes la automatización de procesos destinando numerosos esfuerzos al área de I+D+i, consiguiendo incrementar los estándares de calidad de su gama de productos y ha reforzado su plantilla con ingenieros.
En otros campos tecnológicos la incorporación de los autómatas no solo ha permitido salvar miles de puestos de trabajo, sino que también ha creado otros nuevos. Un ejemplo es el del gigante tecnológico BQ que no fabrica únicamente teléfonos móviles sino también “pinchos” de memoria USB, y que gracias a esta automatización de los procesos han conseguido traerse la planta de fabricación de USB desde China a España, produciendo más de 3 millones de piezas.
Esto no significa que no se hayan producido muchísimos despidos, en esta recesión sin parangón donde las empresas buscaban reducir costes a toda velocidad. Los castigados han sido principalmente puestos con ocupaciones rutinarias y en consecuencia susceptibles por de sustitución por mecanización: profesionales difíciles de reciclar por su edad o bien por una cualificación baja que el mercado ha dejado de demandar.
En definitiva, a medio y largo plazo se van creando nuevo nichos de empleo y en consecuencia puede que la creación supere a la destrucción de empleo. Es decir, que con la mecanización se recuperen oportunidades que se vayan generando con la propia incorporación de los autómatas a fábricas y oficinas.
En España hay dos empresas de referencia que se ocupan de integrar los robots en las fábricas. Son la vasca Inser y la catalana Aritex, propiedad de Comsa Emte. Las dos han ampliado su plantilla desde 2008.
A modo de conclusión, lo que es innegable es que a veces son las propias máquinas inteligentes las que supervisan y guían el trabajo de los humanos y que por otro lado del mismo modo que el uso y el abuso de los autómatas depende en parte de la regulación, los economistas también creen que es el Estado, en estrecha colaboración con las empresas, el que debe preparar mejor a la población para que pueda aprovechar todas las ventajas y oportunidades de trabajo que ya han empezado a surgir.
Entonces, resulta vital ofrecer una buena educación tecnológica a los jóvenes y que los que están en edad de trabajar se beneficien de cursos de formación eficaces y de calidad, así como de unas políticas activas de empleo que les permitan reciclarse rápidamente.