El proyecto piloto de iluminación del Río Manzanares, que el Ayuntamiento de Madrid presentó la semana pasada, ha suscitado múltiples críticas por sus potenciales impactos medioambientales en un entorno renaturalizado como es Madrid Río.
Diferentes asociaciones ecologistas, e iniciativas ciudadanas han mostrado preocupación ante la puesta en marcha del proyecto y las implicaciones medioambientales que este pueda suponer sobre las especias que han ido repoblando el río Manzanares durante los últimos años.
Una de las voces que ha querido dejar clara su postura es la Asociación Profesional de Diseñadores de Iluminación (APDI) que ha publicado una declaración instando al Ayuntamiento a que reconsidere el proyecto y centre su atención en otras áreas de la ciudad que merecen una mejor iluminación. A continuación, adjuntamos la declaración emitida por la asociación profesional:
“Representamos a un colectivo profesional independiente que ejerce su labor con responsabilidad, muy concienciado con el impacto económico, social y medioambiental que resulta del desarrollo de nuestra actividad, y que pone todo su empeño en diseñar propuestas de iluminación que respeten al máximo el entorno.
Este principio de actuación pasa no solo por emplear las soluciones más eficientes y de menor consumo energético posible, sino sobre todo en poner la luz adecuada solamente allí donde sea necesaria. Una instalación con los equipos de iluminación más eficientes no siempre es la más sostenible, pues especialmente en espacios naturales o entornos en los que se ha hecho un gran esfuerzo de renaturalización como en el caso que nos ocupa, la luz adecuada puede y debe ser en muchos casos la ausencia de luz.
Hay múltiples experiencias y recomendaciones que demuestran cómo la contaminación lumínica no se evita exclusivamente dejando de emitir luz hacia al hemisferio superior y numerosos estudios señalan los peligros de la contaminación lumínica en los ríos causada por la incorrecta iluminación artificial de sus alrededores (puentes, pasarelas y márgenes). En este caso además se pretende proyectar luz directamente sobre el cauce, con el seguro efecto negativo sobre las especies que han ido repoblándolo en los últimos años. La vida natural requiere de los ciclos del día y la noche, de un número de horas de oscuridad durante las cuales algunos animales (y plantas) descansan pero otras especies precisamente desarrollan el grueso de su actividad. Por tanto, no existe ninguna luz, por muy tenue o matizada que sea, que pueda considerarse respetuosa con el entorno natural del río.
Todas estas evidencias científicas están impulsando nuevas recomendaciones, normas y estándares urbanísticos a nivel internacional que recogen limitaciones del uso de la luz artificial en ambientes naturales o renaturalizados. No podemos olvidar el informe y recomendaciones de la ONU recogidas en su documento “Dark and Quiet Skies for Science and Society”, y ya en 2018 el Comité Español de Iluminación publicó un documento redactado por científicos de la Red Española de Estudios sobre la Contaminación Lumínica en el que se insta a la Administración a tomar en consideración los riesgos que supone la luz artificial en zonas pobladas por fauna nocturna y diurna.
También se anuncia la intención de poner en valor el patrimonio monumental de la zona, en concreto de la presa número 6 de estilo herreriano, algo que no podemos valorar por falta de información, pues desconocemos si la iluminación prevista en dicho elemento se ha diseñado minimizando su impacto medioambiental y respondiendo a los estrictos criterios que ya existen a tal efecto.
Tampoco es cierta la relación directa entre una mayor cantidad de luz y una mejor seguridad de la población; es una creencia que va en contra de la evidencia científica. Muy posiblemente una revisión y actualización del magnífico proyecto de iluminación de Madrid-Río (que ya tiene más de 20 años de vida) sería suficiente para subsanar las deficiencias en aquellos lugares que requieran de algún ajuste. Un buen diseño de la iluminación de los márgenes del Manzanares, con sus parques, paseos, jardines y arboledas, ayudaría sin duda a fomentar su disfrute responsable por parte de los ciudadanos sin afectar al cauce natural, que por otro lado se puede observar plenamente a cualquier otra hora del día.
Por último, entendemos que el empleo de sistemas dinámicos de iluminación, muchas veces con escenas de color con fines de comunicación o simplemente lúdicos, es una realidad que puede resultar muy positiva si se desarrolla con sensibilidad y conocimiento, además de resultar muy atractiva para los ciudadanos, pero ya existe en otros puntos de la ciudad y en este caso consideramos que hay otros lugares mucho más adecuados y menos sensibles para comunicar con luz determinadas celebraciones y fechas señaladas.
Como grandes impulsores de una mejor cultura de la luz en este país, aplaudimos y estamos a disposición de empresas e instituciones para desarrollar iniciativas que apuesten por la buena iluminación como herramienta de diseño del paisaje urbano, de comunicación con la ciudadanía, de puesta en valor del patrimonio cultural, de impulso económico y de la identidad del territorio.
Por todo lo expuesto y como ciudadanos que también nos merecemos la noche, instamos al Ayuntamiento de Madrid a reconsiderar esta actuación y volcar su atención en otras áreas de la ciudad que merecen una mejor iluminación”.
Imágenes: Proyecto piloto iluminación tramo del Río Manzanares. Ayuntamiento de Madrid