Los animales nocturnos pueden usar las estrellas y la vía láctea para orientarse y encontrar su camino durante las horas más oscuras. Investigadores de la universidad de LUND analizan las diferentes estrategias de orientación estelar desarrolladas en el reino animal en un nuevo artículo científico publicado en Proceeding of the Royal Society B.
A lo largo de la historia, las estrellas han proporcionado a los humanos cada vez más información sobre nuestro mundo, lo que nos ha permitido desarrollar sistemas de navegación cada vez más precisos. Sin embargo, el cómo los animales pueden obtener información de los cielos estrellados es un tema de estudio que combina importantes desafíos prácticos y teóricos y que enfrentan tanto a astrónomos como a biólogos de campo. Aunque se ha demostrado que varias especies de animales utilizan las estrellas como fuente de información para orientarse, las estrategias que utilizan para convertir este patrón complejo y variables de puntos de luz en el cielo en una información confiable, han sido más difíciles de determinar.
Hay importantes ventajas en ser un animal nocturno. Menos parásitos y depredadores están activos durantes esas horas, y no hay tanta competencia para conseguir comida. A cambio tienen que tener la capacidad de moverse y vivir en condiciones de alta oscuridad. Las aves migratorias que inician sus vuelos al atardecer disponen de varios mecanismos para su orientación y uno de ellos es que utilizan estrellas individuales para orientarse. Los escarabajos peloteros, en cambio, no usan estrellas individuales. En su lugar, viajan a través de la noche con la ayuda de la Vía Láctea, en su contraste con el cielo oscuro circundante.
Los diferentes estudios demuestran como las focas, polillas y ranas, y otros animales, usan el cielo estrellado para orientarse por la noche.
“Los animales con ojos cámara, el mismo tipo de ojo que tenemos los humanos, pueden discernir entre estrellas individuales. Los insectos, que disponen de ojos compuestos, es muy probable que no puedan, pero creemos que pueden interpretar el cielo estrellado y la Vía Láctea como patrones de luz”, comenta James Foster, Biólogo de la Facultad de Ciencias de la Universidad de LUND, y autor principal del artículo.
“Todavía sabemos muy poco sobre cómo los animales nocturnos experimentan e interpretan el cielo nocturno. Por ejemplo, nadie ha determinado aún cómo las aves migratorias son capaces de cambiar sus puntos de referencia en el cielo nocturno cuando pasan el ecuador”, explica James Foster.
Un desafío importante para desarrollar experimentos de comportamiento al aire libre es la grabación precisa de las condiciones ambientales. Los recientes avances tecnológicos para la visualización y obtención imágenes del cielo son una solución a estos problemas. Si bien las cartas estelares y el GPS pueden proporcionar información sobre qué cuerpos celestes deberían ser visibles en un momento, fecha y ubicación determinada, es más difícil el determinar las condiciones atmosféricas y la contaminación lumínica a simple vista. “Creo que las tecnologías emergentes, como las cámaras altamente sensibles, nos permitirán descubrir muchas más especies que también utilizan el cielo estrellado para guiarlos durante las horas más oscuras de la noche” concluye James Foster.
El IMPACTO DE LA ILUMINACIÓN ARTIFICIAL
El conocer todos estos complejos mecanismos de orientación, utilizados por una gran variedad de especies, nos da idea de las consecuencias e implicaciones que tiene la forma que iluminamos el ambiente nocturno.
Aspectos como la contaminación lumínica producida por las ciudades o el aumento de la iluminación LED, ha sido ampliamente discutido en diferentes investigaciones en su relación con su impacto en animales e insectos.
Así por ejemplo, la investigación realizada la Universidad de Exeter, mostraba el fuerte impacto de la iluminación LED y la enorme atracción que siente los insectos, en este caso arañas depredadoras y los escarabajos, por las praderas iluminadas con luz LED durante la noche. El estudio mostraba cómo el número de especies afectadas se reducía notablemente cuando las luces se atenuaron un 50% y se apagaban entre la medianoche y las cuatro de la madrugada.
El ser más conscientes de estos impactos ambientales es fundamental para el desarrollo de una iluminación pública responsable y de calidad.