La economía española volvió a registrar un crecimiento muy notable en 2017, siendo uno de los países de la Eurozona con mayor dinamismo. España cerró el 2017 con un PIB del 3,1%, frente al 2,3% de la eurozona.
Además del crecimiento notable del PIB es de resaltar su equilibrio con respecto a su composición, ya que, a pesar del buen comportamiento de la demanda interna, la contribución exterior se mantuvo positiva, excepto en el cuarto y último trimestre.
Esta evolución ha permitido cierta continuidad en la corrección de los desequilibrios macroeconómicos, como la balanza de pagos que ha terminado el año con el 2,1% del PIB, sumando ya seis años consecutivos de saldo positivo. Se ha hecho de nuevo esfuerzos por reducir el déficit publico que se queda en el -3,1%, más o menos el que marca la UE.
También arroja saldo positivo el mercado laboral, con un crecimiento en el 2017 del 2,6% según la EPA con 483.300 puestos de trabajo nuevos, que deja la tasa de paro en el 16,5%.
¿Cómo hemos comenzado el 2018?
Los analistas que he podido leer, son optimistas en general. La fortaleza del consumo privado sumado a la creación de empleo, de mayor inversión y cierta recuperación de la construcción, se suma al mayor dinamismo de las exportaciones, lo que permite que la economía siga creciendo a un ritmo razonable, con respecto principalmente a de donde venimos.
Hay que tener en cuenta que la política fiscal va a ser expansiva: aumento de transferencias a las CCAA, incremento de las pensiones mínimas (contributivas y viudedad) y el aumento pactado de los salarios son señales del fin de los ajustes de la política presupuestaria. Así el techo de gasto del Estado aumenta en un 1,3%, situándose en los 119.834 millones de euros.
El gobierno estima un crecimiento de la economía española para este año de un 2,7%, lo que supone una desaceleración muy gradual. Aún así seguiremos creciendo más que la media de la UE.
Hay muchas razones para pensar que el empleo seguirá creciendo a un ritmo de un 2,5% en 2018 y de un 2,3% en 2019, lo que supone que, en la suma de estos dos años, habrá 900.000 nuevos ocupados. Se espera que la tasa de paro caiga al 13,1% en 2019.
Bueno, hay razones para ser optimistas si bien todo el mundo coincide que no se puede caer en la complacencia , ya que la economía española tiene grandes desequilibrios pendientes, como los altos niveles de endeudamiento interno y externo, la elevada tasa de desempleo, la brecha de desigualdad social, que en conjunto nos hacen un país todavía vulnerable ante episodios de crisis. Hay que seguir abordando el proceso de reformas estructurales, para hacer una economía potente y eficiente.