La calidad del alumbrado público de una ciudad determina en gran medida el desarrollo de la vida en los espacios públicos, y es una parte importante del gasto energético que puede tener una ciudad o un complejo. Tanto es así, que la iluminación urbana supone casi la quinta parte del consumo energético a nivel mundial. Ahorrar de forma sostenible en iluminación, es una de las premisas de las ciudades inteligentes y en general, de cualquier municipalidad que desee destinar esos recursos económicos a otras áreas.
El despilfarro energético por una gestión caducada de los sistemas de encendido del alumbrado urbano no pasa desapercibido. Es necesario apostar por una eficiencia luminosa alta que permita, por un lado, iluminar mejor utilizando menor cantidad de energía y por otro, mejorar la calidad de vida de las personas que habitan las ciudades. De sobra son conocidos los efectos nocivos de la contaminación lumínica y los peligros de las zonas mal iluminadas en los entornos urbanos. Una mejor iluminación implica por tanto, entornos más saludables y seguros, ahorro energético, disminución de las emisiones y menor impacto ambiental.
Tras la revolución que nos ha traido la tecnología LED e IOT, la siguiente apuesta pasa por no tener ningún tipo de consumo energético: la iluminación fotovoltaica.
Este tipo de luminarias combinan varias tecnologías en un solo producto: la energía fotovoltaica, la iluminación LED, y el almacenamiento de energía. En la parte superior de la luminaria se aloja un panel solar que absorve energía solar durante el día. Esta energía se almacena en una batería LiFePO4 que se encuentra en el interior de la luminaira. Finalmente esta energía se usa por la noche a través del encendido del módulo LED. Todos estos elementos se encuentran integrados dentro de una luminaria.
El almacenamiento de la energía es parte imprescidimble del sistema, de lo que depende tanto la vida útil como la autonomía del equipo. Por ello es crucial utilizar las baterías más innovadoras de la industria, el litio ferrofosfato (LiFePO4). Estas baterías tienen una vida útil mayor que litio ión (generalmente mayor a 2.500 ciclos), siendo además menos contaminantes que otras opciones del mercado actual. Estas baterías por su estabilidad química han eliminado el riesgo de explosión y tienen más tolerancia en ambientes con temperaturas tanto altas como bajas o con mucha humedad.
Los materiales exteriores son igualmente importantes. Al fin y al cabo son los que protegen los equipos y de ellos depende en gran parte su vida útil y resistencia. Usar aluminio 100% frente a aleaciones de este metal es una excelente opción teniendo en cuenta que la mayoría de las veces estas lámparas se encuentran en el exterior, y de esta manera se ofrece una gran resistencia frente a la corrosión. Como extras, y no menos importantes, encontramos los sensores, y la opción de la conectividad.
Por último, otro factor a tener en cuenta a la hora de adquirir este tipo de luminarias, son las certificaciones de calidad y la garantía del fabricante. La gama AIO de NextCity Labs está completamente orientada a componentes de la mayor calidad y ofrecen una garantía de 5 años en sus luminarias.
Los beneficios que nos trae esta tecnología no se pueden pasar por alto: ahorro en instalaciones y cableado, coste cero mensual, iluminación frente a desastres naturales o cortes energéticos o la posibilidad de iluminar en lugares aislados fuera de la red eléctrica se encuentran entre sus múltiples ventajas. Por ello los beneficios sociales son incalculables y además los ahorros económicos derivados de la implementación de esta tecnología pueden ser usados por los municipios para otros gastos de tipo social.
Sin embargo, y tratándose de una tecnología relativamente nueva que depende de la energía solar, es fundamental afrontar los retos que nos trae esta innovación. Es por ello que compañías como NextCity Labs participan en el proyecto desde el principio, realizando estudios sobre la radiación del lugar donde serán instaladas, los requerimientos lumínicos y la autonomía de la batería, para garantizar que el proyecto se lleva a cabo con éxito.
El futuro viene de la mano del alumbrado fotovoltaico. Su uso va totalmente en alza y ya empieza a ser común verlas iluminando calles, avenidas, parques, paseos y carreteras gracias a su versatilidad de uso y sus diseños vanguardistas y modernos. El alumbrado público general va camino de convertirse en autónomo, sostenible y más eficiente con este nuevo salto tecnológico en iluminación.
Autora: Miriam Sanz, relaciones corporativas de NextCity Labs