Un nuevo estudio publicado en Diabetologia, la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), muestra como la exposición una luz brillante puede tener una influencia significativa en los niveles de glucosa en sangre tras una comida, la termorregulación y el gasto energético durante el sueño en adultos con sobrepeso y resistentes a la insulina.
El estudio fue realizada los investigadores de la Escuela de Nutrición e Investigación Tranlacional en Metabolismo de la Universidad de Maastricht en los Países Bajos, con el objetivo de determinar si una adecuada iluminación interior capaz de imitar los ciclos naturales de luz y oscuridad podría ayudar a mejorar la salud metabólica.
Los resultados vienen a demostrar que un adecuado entorno de luz artificial en interiores puede modular diferentes parámetros que influyen de forma significativa en una mejor salud metabólica a largo plazo
Salud metabólica e iluminación
Investigaciones anteriores han demostrado como una exposición a niveles altos de luz durante la tarde o noche influyen en el metabolismo de la glucosa y se asocia al sobrepeso o la obesidad, así como un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Optimizar las condiciones de luz interior para imitar más de cerca el ciclo natural de luz/oscuridad probablemente garantiza una regulación adecuada de los ritmos de comportamiento, incluidos los ciclos de sueño/vigilia y alimentación, y ayuda a mantener la salud metabólica.
Sin embargo, en nuestra sociedad moderna, la luz artificial está disponible las 24 horas del día y la mayoría de las personas se exponen a la luz eléctrica y a las pantallas emisoras de la luz durante las horas de oscuridad.
Es por ello que los investigadores se han propuesto explorar en este nuevo estudio la hipótesis de que una combinación de luz brillante durante el día y luz tenue durante la noche provocaría efectos metabólicos favorables en comparación con una combinación de luz tenue durante el día y luz brillante durante la noche.
Diseño del estudio
Para ello, se realizó un ensayo controlado en el que 14 voluntarios con sobrepeso (en el límite entre el sobrepeso y la obesidad) y resistentes a la insulina se expusieron a dos sesiones de laboratorio de 40 horas con diferentes protocolos de iluminación de 24 horas mientras permanecían en una cámara metabólica en condiciones de vida real.
Los voluntarios eran hombres y mujeres de una edad entre 40 y 75 años y que gozaban de buena salud en general. Se excluyó a los participantes si realizaban trabajos por turnos o habían viajado a través de más de una zona horaria en los 3 meses anteriores al estudio.
Como indicamos, los participantes tenían que permanecer en una cámara de respiración durante toda la sesión, que duró 40 horas, desde las 18:00 horas del día 1 hasta las 12:00 horas del día 3, incluyendo dos periodos de sueño nocturno. La cámara permitió medir el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono, lo que permitió calcular el gasto energético total y la tasa metabólica de sueño (SMR)
Se ensayaron dos escenarios de iluminación:
- Condición Dia Brillante-Noche Tenue, los voluntarios estuvieron expuestos a luz eléctrica brillante (~1250 lx) durante el día (08:00-18:00 h) y a la luz tenue (~5 lx) durante la noche (18:00–23:00 h).
- Condición Día Tenue-Noche Brillante, se invierten los escenarios y los voluntarios estuvieron expuestos a poca luz durante el día y luz brillante durante la noche
- En ambas condiciones los participantes permanecieron en la oscuridad durante la noche entre las 23:00 horas y las 07:00 horas, y las comidas se realizaron a las 8:00 h el desayuno; a las 13:00 h el almuerzo; y a las 18:00 h la cena.
Durante ambos protocolos de iluminación, se realizaron calorimetría indirecta las 24 horas y mediciones continuas de la temperatura del cuerpo y la piel, así como la frecuente toma de muestras de sangre.
Resultados obtenidos
El estudio descubrió que pasar el día con luz brillante (de 8:00 a 18:00 horas) conducía a niveles más bajos de glucosa en sangre en el período previo a la cena, en comparación con pasar el día con luz tenue. Esta pauta de iluminación de Dia brillante-Noche Tenue también tuvo un efecto beneficioso sobre el gasto energético, ya que mantuvo un alto SMR y aumento del consumo de energía del cuerpo durante la cena.
En cambio, la exposición a la condición de Día Tenue-Noche Brillante provocó una reducción de la SMR y del gasto energético en el periodo posterior a la cena. Este ciclo de iluminación también suprimió en gran medida la liberación de la hormona melatonina, cuyos niveles deberían aumentar de 2 a 4 horas antes de acostarse en respuesta a la reducción de los niveles de luz natural, y que desempeña un papel importante en la regulación de los ciclos de sueño.
Dado que incluso pequeños cambios en el gasto energético pueden contribuir al desarrollo de la obesidad y las enfermedades metabólicas a largo plazo, los autores señalan que se necesitan más investigaciones longitudinales para estudiar cómo influye la exposición a la luz en la regulación del peso corporal y el metabolismo.
Por sorpresa para los investigadores, los niveles de glucosa postprandiales, es decir, nivel de glucosa en sangre tras la comida, después de la cena se redujeron en la secuencia Día Brillante- Noche Tenue. Esta reducción se produjo a pesar de que los niveles de insulina no cambiaron, y las investigaciones anteriores sobre este tema han demostrado que el cambio en la glucemia podría ser el resultado de una menor actividad intestinal y una menor absorción de carbohidratos.
El equipo sugiere que la combinación de luz brillante durante el día y luz tenue por la noche puede favorecer la digestión de los alimentos y podría ayudar a explicar por qué los individuos expuestos a la luz de esta manera mostraron una mayor glucemia después de la cena que cuando se invirtieron las condiciones.
También se descubrió que la condición Día Brillante-Noche Tenue favorecía una variación más diurna de la temperatura de la piel: con una reducción más pronunciada durante el día, que se sabe que está mediada por la vasoconstricción de los vasos sanguíneos a través del sistema nervioso simpático, y con un aumento transitorio de la temperatura de la piel en cuanto se atenúan las luces a las 18:00 horas, lo que indica una vasodilatación a través de la actividad nerviosa parasimpática. En cambio, la secuencia Día Tenue-Noche Brillante redujo menos la temperatura de la piel durante el día y provocó un nuevo descenso tras el aumento de los niveles de luminosidad a las 18:00h, lo que probablemente retrase el inicio del sueño.
Aunque no se midió directamente en este estudio, la disminución de la temperatura de la piel por vasoconstricción durante el día es indicativa de una mayor presión arterial, mientras que el aumento de la temperatura de la piel por vasodilatación por la noche es indicativo de una menor presión arterial.
Esta fluctuación diurna de la presión arterial es deseable para la salud cardiovascular y el descenso de la presión arterial durante la noche se utiliza incluso como marcador de pronóstico positivo entre los expertos médicos. Es por ello que «La combinación de luz brillante durante el día y luz tenue durante la noche parece prometedora para mejorar la variación de la presión arterial en una población propensa a desarrollar complicaciones cardiovasculares a largo plazo”, señalan los investigadores
Conclusión
En conjunto, estos hallazgos vendrían a sugerir que las condiciones de iluminación interior pueden modular los parámetros metabólicos dependiendo de la hora del día pudiendo influir en la salud metabólica a largo plazo.
“En el futuro, se requiere más investigación para explotar los diferentes regímenes de luz en los edificios de oficinas y en los entornos domésticos en su potencial para prevenir las enfermedades metabólicas”, señalan los autores a modo de conclusión.
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