La Fundación Iberdrola ha suscrito un acuerdo con el Ayuntamiento de Campo de Criptana para el desarrollo de un proyecto de iluminación de las ruinas de los molinos históricos y la cueva silo de Campo de Criptana en Ciudad Real.
El proyecto constará de la instalación de proyectores para los molinos y la cueva silo del molino Castaño, utilizando un sistema de control remoto sobre Bluetooth Low Energy (BLE), el estándar de comunicación inalámbrica más avanzado, que permitirá aprovechar todo el potencial de la instalación de la iluminación.
El convenio fue suscrito por el alcalde de Campo de Criptana, Santiago Lázaro y por el director de la Fundación Iberdrola España, Ramón Cartesana; en presencia de la Teniente de Alcaldía, Virginia Pintor, el concejal del equipo de Gobierno, Ángel Casarrubios, el presidente de la Fundación Iberdrola, Fernando García y el delegado de la misma en Castilla-La Mancha, Javier Nicolás.
La iniciativa contará con una inversión de 18.587 euros, sumandose a los más de tres millones de euros que desde el año 2011 la Fundación Iberdrola ha invertido en el impulso de iniciativas destinadas al cuidado, mantenimiento y promoción del arte y la cultura.
Los molinos y la cueva silo de Campo de Criptana.
El molino de Campo de Criptana se conoce como molino de torre. El tambor se construye a base de mampostería de piedra, reduciendo su sección en altura con dos niveles. Exteriormente se enfosca con mortero de cal y arena encalándose para protegerlo. La planta circular, con un grueso muro, soporta una cubierta de estructura de madera a veces cubierta de cinc y en los más antiguos de madera, de forma que se pueda orientar al viento.
La cueva-silo sigue las directrices de la construcción del Molino, gruesos muros rectilíneos de mampostería laterales, adosados al terreno circundante y una bóveda de mampostería circular apoyada en los muros laterales. El cerramiento frontal se realiza mediante un muro rectangular de espesor constante donde se ejecuta el hueco de acceso al silo, mediante una puerta de madera de una hoja, suficiente para el acceso para ensilar de manera manual los sacos que contenían el grano a procesar y también permitían el acceso de pequeñas caballerías (mulas o asnos).
El interior estaba enlucido con una gruesa capa de yeso negro, que permitía una vez limpio, el tratamiento con cal viva (encalar) tanto al interior como a la fachada del silo, el interior del Molino y su fachada circular. De todos es conocido que este tratamiento al exterior protegía los muros de las inclemencias meteorológicas (agua, nieve, viento…) y era el método más barato y eficiente para desinfectar. Eliminando sobre todo insectos y sus huevos que pudieran alimentarse del grano una vez ensilado en la campaña siguiente.
Imágenes: Fundación Iberdrola